Los libros

Rafael Chirbes al desnudo

'Diarios. A ratos perdidos 1 y 2' de Rafael Chirbes.

Diarios. A ratos perdidos 1 y 2Rafael ChirbesAnagramaDiarios. A ratos perdidos 1 y 2

Barcelona

2021

La editorial Anagrama, en coordinación con la Fundación Rafael Chirbes, dirigida por sus dos sobrinos y algunos de sus amigos más íntimos, acaba de publicar el primer tomo de los Diarios de Rafael Chirbes, lo último y único que quedaba por publicar de este escritor, fallecido en agosto del 2015. Con dos prólogos, uno de Marta Sanz y otro de Fernando Valls, en un intento de aunar una visión literaria y otra más académica, este libro es la impresión de los pensamientos, sentimientos, opiniones, lecturas, amores y desencuentros que Chirbes escribió durante muchos años, a mano, con estilográfica, en un periodo que abarca desde 1984 hasta el año 2005. Quedan por publicar los Cuadernos que siguió escribiendo hasta el año 2015, en que falleció.

El libro está dividido en dos partes, A ratos perdidos I, que contiene: Restos del cuaderno grande (abril 1984-marzo de 1985), El cuaderno negro con lacerías (marzo de 1985- abril de 1986) y El cuaderno burdeos (abril de 1986-agosto de 1992). Aquí aparece un Chirbes más íntimo, en su faceta más hedonista, por decirlo así, pero también más inseguro. Un Chirbes que quiere ser escritor y no se atreve, lleno de dudas, que cubre con sus lecturas, inmensas, prolíficas, la frustración de no ser capaz. Ya han pasado sus dos años en Marruecos y, mientras trabaja en la revista Sobremesa para comer, da vueltas y vueltas a la historia que quiere escribir, que empieza y lo deja, borra, reduce, vuelve a empezar, atormentado porque a lo mejor no sirve para esto, hasta que encuentra una voz narrativa que le seduce y, como él mismo dice, termina escribiendo una nouvelle cuando pensaba en una gran novela. Asistimos, pues, a sus inicios como escritor. Pero también nos deja ver su homosexualidad, sus amoríos, descensos a los infiernos, coqueteo con las drogas y la mala vida, así como la amargura de una transición con la que no está de acuerdo, en la que se banaliza el presente y se olvida el pasado.

La segunda parte, A ratos perdidos II, va de agosto de 1995 a marzo de 2005. Hay un cambio de tono en ellos, como si fueran menos diario de cuestiones personales y más apuntes para sus novelas. Yo a esta parte la llamaría más bien los Cuadernos de Chirbes. Ya es un escritor, aunque no tenga el reconocimiento que merece, salvo para una minoría de lectores. Sus dudas, su cuestionamiento constante, persisten. Aquí encontramos esbozos de personajes para novelas y una descripción en mayor profundidad de lo que lee, de las conclusiones que saca de estas lecturas, de un estudio en profundidad de ellas.

"…En general los cuadernos me sirven, sobre todo, para anotar citas que extraigo de los libros que leo. El pudor, y sobre todo las prisas con las que me acerco a ellos, han dejado poco espacio para la expresión de sentimientos, para la narración de experiencias personales. En cualquier caso, siempre me produce un placer casi infantil ir llenando con mi letra hojas de cuaderno, aunque sea con palabras robadas a otros". (Pág. 339)

Esta segunda parte contiene textos escritos entre 1995 y el año 2000. Después aparece El cuaderno negro con anillas (noviembre de 2000 - agosto del 2003); El tomo gris, (septiembre 2003-julio 2004), El cuaderno de hojas azules (julio 2004-octubre 2004) y Agenda Max Aub (octubre 2004-marzo 2005). Hay una intersección dentro del Cuaderno de hojas azules, que es el Cuaderno Rivadavia, comprado en Argentina y utilizado para tomar notas durante un viaje a Alemania en el año 2004. Hay también un salto existencial. En la primera parte dejamos a Chirbes viviendo aún en Madrid en la calle Calatrava. Hay una elipsis de su vida en Extremadura. En esta segunda parte Chirbes ha decidido retirarse a Beniarbeig, cerca de su pueblo natal, en una casa en la que vive solo y que en la actualidad es la sede de la Fundación. Es un Chirbes más asentado, no tan tormentoso en su vida personal como en la primera parte, pareciendo que ha encontrado un lugar en el mundo que le permite vivir con lo mínimo. Es como si el Epulón de la primera parte se convirtiera en asceta al ir abandonando un trabajo que le induce a beber, comer, viajar, follar, para ser Diógenes, con una lamparita iluminadora. Aunque, como él mismo dice, "el ascetismo no te prepara más que para desembarcar suavemente en la desolada playa". Es un Chirbes más distante de sí mismo, en el que a veces ya no se presenta como personaje o como protagonista, sino como voz, voz narrativa, dicotomizada:

"Un novelista que termina su última novela, en la que ha puesto todo lo que sabe. Se ha quedado vacío. Pasa un año sin escribir, pero necesita volver a hacerlo. Lo necesita con urgencia. Necesita seguir escribiendo" (Pág. 269)"¡Que comparezca el narrador!, ordena el juez Chirbes tocado con un bonete cuya borla se mueve a cada movimiento de cabeza. Levante ante su rostro el índice de la mano derecha que agita repetidas veces de arriba abajo en un gesto admonitorio" (Pág. 275)

En este libro hay mucho. Mucha literatura, mucha lectura, mucha crítica literaria, ácida, mordaz, de mala leche, pero con fundamento. Hay recuerdos, personajes, vida, tormento. Subyacen varias líneas que he vislumbrado en la primera lectura de estos Diarios, a sabiendas de que en sucesivas vueltas puedo encontrar más:

1. Sus afinidades literarias, sus gustos y lecturas, inmensas, apabullantes, como para ir apuntando en un cuaderno propio e ir leyendo los libros que comenta, que le han gustado. También sus críticas, lo que no le gusta, demoledor en algunos casos. Era un grandísimo lector, y puede ser una buena guía para los seguidores chirbescos. Predilectos: Broch, Musil y Balzac, si nos atenemos a la cantidad de veces que cita. De autores españoles, Galdós, Max Aub y Marsé. Habla de otros también, pero de estos habla a menudo:

"En la novela contemporánea, Marsé, en Si te dicen que caí, o en el personaje del Pijoaparte de Últimas tardes con Teresa, permite muy bien una lectura desde el punto de vista de Bajtín. El Pijoaparte es potente, está armado sexualmente, frente a los jóvenes burgueses desarmados, impotentes. Como apunta Bajtín: lo nuevo tiene cuerpo, aperturas, entra y sale, excreta. También la Fortunata de Galdós puede colocarse en ese campo semántico".

2. Su evolución como persona, personaje y escritor. Desde sus inicios como periodista, su vida desbocada, con pasajes vivos y crudos de sus amores y ligues, con frases brillantes como por qué se habla de follar con el mismo sexo cuando no hay un sexo igual a otro, o descripciones crudas de relaciones sado masoquistas con las que tiene que romper para no descender más a los infiernos. Sus depresiones e inseguridades. Sus enfermedades e hipocondrias. Es la parte más íntima, que más nos acerca a Chirbes persona.

"Cansancio y vértigos. Cuando me pongo bajo la ducha, tengo que tener cuidado al mover la cabeza porque me da la impresión de que voy a caerme. Todo inseguro, todo frágil. La vida, el trabajo. De uvas a peras, me siento ante un papel en blanco, y busco dentro de la cabeza, pero ahí dentro no hay nada, camino por el interior de la cabeza y oigo ese eco que producen los pasos en las habitaciones grandes y vacías"

3. Sus apuntes para novelas, personajes para historias que esboza en los cuadernos, descripciones que le sirven para entroncar a los personajes; temas sobre los que escribir, las "voces" que oye y que le hacen superar el pánico que le aborda cuando finaliza una novela y piensa que no va a ser capaz de volver a otra. Son una fuente riquísima para escritores, de la que se aprende mucho.

"Busco mi propia novela en los cuadernos en los que guardo las citas que tomo de los libros que voy leyendo. Pienso que, en la manera sesgada de elegir las citas, si uno las analiza con atención, está el núcleo de las preocupaciones que le mueven, el nife de la novela que debería escribir" (Pág. 263)"La profesión de escritor nos convierte en paquetes de la juguetería espiritual del lector. En eso se funda también la desconfianza, la inconsciente antipatía (disfrazada de admiración) que provoca el escritor, al que se honra como se honra a los muertos, por precaución…" (Pág 321)

4. Sus maravillosos recuerdos de infancia, así como las descripciones de los paisajes de su niñez, de un lirismo evocador. Todo ello lo combina con sentimientos descriptivos de paisajes, en los que se recrea y que me evocan a ciertas descripciones en sus novela; otras son como su antesala, esa descripción previa necesaria para luego continuar con algo parecido, lo que dejó en sus escritos oficiales.

"Recuerdo la luz miserable, la madera de la mesita ente la que estaba sentado frente a un plato de arroz caldoso, que es lo que yo mismo comía casi todas las noches, para acompañar a mi padre que, como trabajaba todo el día fuera de casa, encontraba en el arroz caldoso de la cena el plato caliente de la jornada… la cocina iluminada por una bombilla amarillenta, la mesa baja que me había hecho él con una tabla de caja de embalaje de frutas y cuatro patas, para que comiese yo, el recién llegado, recuerdo el humeante plato de arroz caldoso y la noche que envolvía la casa cuyas traseras daban al campo. A esas horas, se oía a veces el ladrido de los perros a lo lejos. Por detrás de la puerta trasera, el campo, la oscuridad que tanto miedo me daba". (Págs. 245-246)

5. Su pensamiento político, su frustración y hartazgo de una transición mal avenida, de un consiguiente pelotazo donde el dinero pasó de unas manos a otras alegremente, antesala de la corrupción posterior que nos invadió. Todo eso está en sus novelas, la crítica a la transición, y los resultados del pelotazo y la corrupción hasta estallar en la crisis que nos apabulló a todos, cuando la realidad se acercó de manera alarmante a lo que Chirbes venía escribiendo desde hacía años. Pero también están otros pensamientos políticos, como en las págs. 341-342, con el que empieza el Cuaderno de hojas azules:

"Cautivo y desarmado el Ejército Rojo, el capitalismo se proclama vencedor indiscutible. Nada puede nacer ni crecer al margen suyo. Aceptado. Lo que soporto peor es el paso a esta nueva y odiosa fase de la victoria en la que se siembran los campos con sal para evitar que vuelva a crecer la hierba en los próximos mil años… De lo que mi generación vivió en su etapa formativa casi no quedan ni huellas, ha sido todo enterrado en una biempensante beatería que se reclama la izquierda … Los exsesentayochistas lagrimean de emoción escuchando esos cuentos que los embellecen. ¿Dónde han escondido las piedras, los cócteles molotov con que amenazaban al sistema?, ¿en qué rincón del desván los han guardado? Los veo, están ahí, vestidos de severo azul marino, abriéndose paso a codazos para salir en las fotos de familia de los capitostes de la OTAN, levantando la mano sentados en alguno de los escaños del Parlamento europeo para dar su aprobación a alguna ley siniestra, ocupando una silla en el consejo de administración de un gran banco".

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En este libro nos encontramos con un Chirbes en estado puro, poliédrico, íntimo, inseguro, cabreado, lector, escritor. He disfrutado mucho con este libro, he aprendido, me ha hecho reflexionar, he reído, me he emocionado y se me han saltado las lágrimas, sobre todo ante su defensa del pueblo llano, de los oprimidos, de los perdedores, de lo que él llama su código genético, ese Chirbes que aparece tal cual era y al que muchos añoramos. He encontrado entre sus páginas mucha literatura. Sí, porque estos diarios contienen más literatura que muchas de las novelas publicadas en la actualidad. Es un manual de buen gusto literario, de sinceridad personal y profunda como pocas veces he encontrado, ya que los diarios tienen siempre algo de impostado. Estos también, en algunas ocasiones, pero sobre todo irradian honradez personal. Ha sido un placer leerlos. Volveré a ellos de nuevo porque tienen mucho jugo y espero con ansia que salga la segunda parte, que, al parecer, abarca desde el año 2005 hasta su muerte en el año 2015. Lástima que no pueda seguir contándonos a través de sus historias lo que le pasa a este país, tan necesitado de su voz.

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Carmen Peire es escritora. Su último libro es Cuestión de tiempo (Menoscuarto, 2017).

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