Presión para que haya Gobierno

Debe dejarse gobernar a quien ha recibido el encargo del rey, especialmente si no hay alternativa. Además, si la propuesta de gobierno cuenta con un respaldo claro en votos y diputados sobre la no propuesta del resto de la Cámara, la presión debe ser clara para que un partido que ha gobernado en el pasado y no se atreve a tomar la iniciativa ahora, no vete la propuesta.

El párrafo anterior describe tanto la situación de esta legislatura como de la pasada. Sin embargo, en la pasada, el partido que vetó la posibilidad de gobierno, el PP, no recibió ni de lejos la presión que hay ahora sobre el PSOE para que permita al PP gobernar. La gran victoria de los defensores del statu quo ha sido hacer creer a mucha gente que vivimos en una especie de sistema presidencialista con una sola vuelta, en el que debe gobernar quien saca más votos, en vez de que aquel que tenga cintura para llegar a acuerdos parlamentarios. Les recomiendo que vean la serie danesa Borgen, para que entiendan qué es un sistema parlamentario. O la historia de Coalición Canaria, partido que sistemáticamente pierde elecciones, pero que siempre preside Canarias. En varias ocasiones con el apoyo del PP. ¿Por qué lo que al PP le ha parecido bien en Canarias, apoyar al perdedor, no le parece bien en España? ¿Somos los canarios ciudadanos de segunda clase para el PP?

Es difícil encontrar motivos democráticos para entender por qué si no hubo presión sobre el PP en la anterior legislatura la tiene que haber ahora sobre el PSOE. Es más, en la presente legislatura, la presión sobre el PP para que gobierne tendría que ser mucho mayor que sobre el PSOE o cualquier otro partido. Si 7,9 millones de españoles quieren que gobierne Rajoy, 16,2 millones no. Hay que convencer a esos 16,2 millones de españoles de que un partido con todos sus tesoreros imputados, con un líder bajo la sospecha de corrupción (sospecha que cuesta probar porque a unos pocos metros de su despacho hubo un ingeniero lijando discos duros), con dos ministros que han empleado las instituciones para perseguir a sus adversarios políticos o que emplea al Senado para proteger a una sospechosa de ser delincuente. O con un Ministro de Hacienda que baja los impuestos antes de las elecciones para subirlos después, porque ya sabemos que el PP y el populismo se llevan mal.

Se nos quiere vender la posibilidad de que en España haya una gran coalición, como en Alemania, pero el PP no es la CDU. No solo por ser el partido en el gobierno más corrupto de nuestro entorno. También por antipatriota. En terrorismo, independentismo y crisis, los tres grandes problemas de España en la última década, el PP no se ha comportado con sentido de Estado, sino como bombero pirómano. Zapatero acabó con los asesinatos de ETA, no solo sin el apoyo del PP, sino teniendo que oír en sede parlamentaria cómo Rajoy le acusó de “ofender a las víctimas”, o incluso parlamentarios populares le llegaron a acusar de estar tras el 11-M. Cuando España estuvo a punto de ser intervenida en 2010, Montoro fijó la línea de actuación: “Dejaremos que España caiga, que ya la levantaremos nosotros”. Y cuando llegaron al gobierno, en vez de reconocer el deterioro económico de nuestro país, que había agrandado el déficit público, mintieron al acusar al gobierno socialista de falsear las cuentas nacionales, agravando la crisis de confianza que había sobre nuestra economía.

En el caso del independentismo, con mucha dificultad, se había logrado un Estatut que podría haber calmado la cuestión catalana durante una o dos generaciones (no más, es un problema que se gestiona, no que se soluciona). Pero acabar con la posibilidad de reconocer simbólicamente el sentir popular de los catalanes como una realidad nacional diferenciada les daba muchos votos en el resto de España.

Quienes quieren que gobierne el PP se equivocan sobre quien ejercer la presión. Deben hacerlo sobre el PP, no sobre el PSOE. Si el PP no les apoyó en la legislatura pasada, ¿por qué les tiene que apoyar ahora?, ¿solo por el miedo de que el PP suba en las próximas? Esa es la gran baza del PP. Hace unos días Metroscopia realizó una encuesta en la que no preguntó por algo tan sencillo como “¿quién quiere Vd. que sea Presidente?”. Pero sí preguntó si Rajoy debería renunciar para facilitar la formación de gobierno: un 70% dijo que sí.

Por un mínimo de decencia y calidad democrática, quienes apoyan un gobierno del PP deben ser conscientes que con tal historial de corrupción y falta de sentido de Estado, sólo pueden gobernar si jubilan a los responsables de dañar las instituciones de semejante manera. O si no, una alternativa de gobierno, que pase por algún acuerdo a tres bandas entre PSOE, Ciudadanos y Podemos.

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José Saturnino Martínez es profesor de Equidad y Educación en la Universidad de La Laguna y autor de 'Estructura social y desigualdad en España' (La Catarata). Entre 2007 y 2011 fue vocal asesor en el Gabinete del presidente Rodríguez Zapatero.

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