Cuando el periodismo asesinado no es portada

El domingo 28 de abril, se cumplía un año del asesinato de la reportera mexicana Regina Martínez un año del asesinato de la reportera mexicana Regina Martínez, corresponsal del diario Proceso en el estado de Veracruz: una de las zonas más peligrosas para ejercer el periodismo en el mundo. Su cuerpo, golpeado y estrangulado, fue hallado en el baño de su casa. Con 30 años de experiencia, la periodista, que investigaba y no callaba, solía alzar la voz por los numerosos asesinatos de compañeros de profesión en el país centroamericano. Ese día, por desgracia, le tocó a ella.

Las autoridades estatales vincularon los hechos con delincuencia común y asuntos de índole personal. Sus compañeros, por el contrario, no lo creyeron así. Unas 250 personas (periodistas en su mayoría), convocadas por organizaciones defensoras de la libertad de prensa como Reporteros Sin Fronteras, Freedom House (Estados Unidos) y diversas organizaciones mexicanas de periodistas, marcharon, un año después, por las calles del propio estado de Veracruz para exigir seguridad en todo el país en defensa de la libertad de expresión y contra la impunidad en los crímenes que afectan a reporteros. Regina era el símbolo de esta lucha; vergüenza para muchos.

“90 periodistas asesinados, 18 desaparecidos y 40 ataques a instalaciones de medios de comunicación”, según Balbina Flores (representante en México de Reporteros Sin Fronteras), son las cifras que se contabilizan desde el año 2000 en el país. “Quienes escribimos no podemos ser rehenes de nuestro miedo”, fue el llamamiento del escritor y periodista Juan Villoro durante la manifestación. A la iniciativa se sumaron periodistas de otros estados como Chihuahua, Jalisco, Morelos, Oaxaca, Chiapas o México DF. Una de las acciones más emotivas fue la lectura, en voz alta, de la lista completa de periodistas muertos. Ponían nombre y apellidos a aquellas personas convertidas en un simple número a contabilizar.

Para mostrar apoyo desde el extranjero, los organizadores pidieron a quienes se sumaran a la reivindicación gestos simbólicos, nimios pero de gran valor: colocar moños negros en las redacciones, pasar lista por los compañeros y compañeras que ya no están o apagar cámaras y teclados. De este modo, la pintura roja que los activistas lanzaron sobre sus pancartas no sería la única muestra de luto por el oficio.

Sin embargo, algunos del gremio no debieron considerar la marcha como noticia de relevancia e interés general cuando, al despertar hoy los diarios matutinos de referencia en México, ninguno recogía la protesta de autodefensa en portada. Ni El Universal, ni La Jornada, ni La Prensa, ni El Informador, ni Milenio, ni Excelsior, ni Diario de Xalapa. Ninguno. #Jornadaperiodistamx – como se registró la convocatoria en Twitter – fue convocada por los propios periodistas que escriben en esos medios, entre otros. Pero ellos no deciden las portadas, y se les relegó a las páginas interiores.

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Los directivos que lideran los diarios y marcan el Libro de Estilo de las cabeceras, en palabras de Marcela Turati (periodista de Proceso y de la organización Periodistas de a pie) a Clases de Periodismo, “(con escasísimas excepciones) han jugado un papel lamentable durante la emergencia que los periodistas vivimos en México. No nos sorprende. La jornada es muy importante porque nos ayudó a tomar conciencia de que los reporteros de calle somos sujetos políticos, tenemos voz, somos muchos y podemos lograr cosas.”

Mientras algunos medios como los periódicos Zócalo se aplicaban la autocensura y decidían, en su día, “abstenerse de publicar toda información relacionada con el crimen organizado” para “velar por la integridad y seguridad de más de mil trabajadores, sus familias y la nuestra”, hay quienes “con el debido respeto, nos permitimos recordarle que el estado mexicano está obligado por el derecho internacional a proteger a los periodistas que llevan a cabo su función de informar al público” (Carta abierta del Instituto Internacional de la Prensa (IPI) y la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (WAN-IFRA) dirigida a Enrique Peña Nieto, presidente de México).

Hasta entonces, las víctimas seguirán contando.