Concha, no te vamos a olvidar

Concha García Campoy.

Concha era muy joven cuando llegó a Madrid. Terminaba 1984 y fue llamada al Pirulí por Enrique Vázquez, que dirigía los Informativos de TVE, para realizar unas pruebas de cámara; tras ellas, fue Manuel Campo quién hizo de guía en un primer recorrido por la redacción y los controles; un recorrido y un guía que ella siempre recordaba con cariño, sobre todo porque, modesta –una de los rasgos de su carácter–, pensaba que no lo había hecho del todo bien.

Se equivocaba

: en enero de 1985 debutaba, precisamente junto a Manuel Campo, en el telediario de las tres de la tarde. Y ya se quedó con nosotros. Televisión, radio, de nuevo televisión. Sí, se podría decir que triunfaba en el periodismo, pero no lo parecía; tras más de veinticinco años dirigiendo y presentando programas de éxito, seguía teniendo esa mirada de la chica que llegó de Baleares a trabajar en Madrid, esa misma sonrisa que daba confianza en cuanto la conocías, ese trato cordial con el director o con el becario.

Concha ha sido –¡cuánto cuesta usar el pasado para hablar de ella– una gran periodista, una gran mujer, y una gran persona. Nadie merece la mala suerte que ella ha tenido con la enfermedad fatal, nadie; pero mucho menos ella. Ahora, cuando tantos compañeros y amigos glosarán su trayectoria profesional y humana, quiero recordar que, en este oficio en que envidias y celos son tan constantes como las críticas a quien triunfa, no he oido nunca a nadie decir una mala palabra de Concha. A ella la admirábamos, pero sobre todo la queríamos.

Concha, no te vamos a olvidar.

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