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Televisión pública

Los periodistas, "hartos de la provisionalidad" en la dirección de RTVE

La periodista Rosa María Mateo, presidenta de RTVE.

Se ha cumplido ya un año desde la toma de posesión de Rosa María Mateo como administradora provisional única de RTVE. Y casi dos desde la aprobación de la ley que obliga a la elección de la dirección por concurso público. Atrás, muy atrás, quedan las movilizaciones que urgían la independencia profesional en los informativos y la resolución del concurso que otorgara a la radio y televisión pública una dirección estable y consensuada para afrontar el futuro. Lo primero, con el nombramiento de Begoña Alegría al frente de los informativos de TVE, se ha traducido en el final de la censura y manipulación que dominó durante los siete años de gobierno del PP. Lo segundo es que todo está marcado por ese carácter de "provisional" que adjetivaba el nombramiento de Mateo. Resultado: todo en RTVE está estancado.

El pasado junio, TVE 1, canal insignia de la Corporación, marcaba con un 8,7 de audiencia el punto más bajo de su historia. En paralelo el medidor de oyentes de radio registraba una nueva pérdida de seguidores de RNE. Curiosamente uno y otro dato no han tenido mayor repercusión; dentro y fuera de la empresa se da por entendido que no son sino una consecuencia lógica de esa provisionalidad en que se mueve el conjunto de la empresa.

En estos momentos, la negociaciones para un nuevo convenio colectivo no existen como tales. Los principales sindicatos muestran posturas muy encontradas, pero, y esto es lo más importante, la dirección no se atreve a ofrecer una propuesta concreta, consciente de que vive en un compás de espera cuya resolución está muy por encima de sus atribuciones. No existe un contrato marco con la Administración que marque líneas de actuación, y nadie en la dirección se atreve a tomar otras decisiones que las del día a día. Un funcionamiento meramente vegetativo, impensable en un medio de comunicación que no puede competir con un panorama general, en el que el resto de medios dinamizan cada día para obtener espectadores y oyentes, cambian horarios y días de emisión de sus productos, retiran los que no logran objetivos y, sobre todo, tienen cerradas sus programaciones para la nueva temporada.

Mientras, en RTVE nada se mueve. Con un presupuesto inamovible, la corporación tiene una plantilla cercana a los 6.400 empleados, que está congelada desde 2007. No llega a la docena el número de trabajadores menores de 30 años. En 2022, siete de cada diez tendrán más de cincuenta años, y este retrato convive con una década de cambios tecnológicos que revolucionan contenidos, métodos de trabajo, adaptación a los nuevos soportes de emisión y recepción... "El que no innova hoy no podrá competir mañana", afirma un antiguo directivo.

Para la plataforma RTVESinPersonal, que se manifiesta y visualiza con el color naranja todos los miércoles desde la víspera de las elecciones generales, la innovación es una quimera, cuando a día de hoy denuncian la progresiva externalización y el descenso de la producción propia, que achacan a la falta de personal en las áreas técnicas de producción de programas. Pero el desánimo interno no afecta solo a las áreas técnicas. Se trata de una sensación extendida, que los propios trabajadores resumen con la palabra hartazgo. "Hartazgo con la provisionalidad –afirma un periodista muy significado en la lucha para lograr una dirección estable–; a esta sensación se suma una gran inquietud por el futuro de la radio y televisión públicas. Tenemos la triste certeza de que nuestras iniciativas y movilizaciones se ven frenadas por los intereses parciales de los grupos políticos; votaron por unanimidad la nueva ley, pero nada han hecho por completar el proceso, y menos en la actual situación de inestabilidad. No se ven salidas".

Un futuro preocupante

No se trata de una opinión particular, ni siquiera de un certeza compartida por la mayoría. Es una realidad incontestable para el futuro más inmediato. El concurso público está paralizado. Aunque la investidura de Pedro Sánchez saliera adelante a finales de julio, la formación de Gobierno se produciría en plenas vacaciones parlamentarias de agosto, por lo que hasta septiembre no se podrían constituir las comisiones de nombramientos y de control parlamentario de RTVE. Ellas serán las que tendrán que elegir diez entre los veinte nombres de candidatos al Consejo de Administración de RTVE y su presidente.

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Pero antes, habrán de examinar, con la ayuda de los letrados de las Cortes, la treintena de reclamaciones formuladas por distintos aspirantes –algunos de los cuales han afirmado su voluntad de elevarlas a la justicia ordinaria si no son atendidas–, por lo que el proceso se dilatará varios meses.

Entre tanto, seguiría al frente de RTVE Rosa María Mateo. Pero su provisionalidad podría llegar a su fin antes, mucho antes: la máxima autoridad en la Corporación anunció de manera solemne, y en sede parlamentaria: "El día después de que haya nuevo Gobierno dimitiré y me iré a mi casa". Una promesa que se producía antes de que se disolvieran las Cortes, y antes de que la fecha del debate electoral en TVE dejara a las claras el enfrentamiento entre Mateo y la dirección de informativos, que ha tenido continuidad con otros episodios que no han transcendido a la opinión pública, pero de los que infoLibre ha tenido constancia, y que se han extendido incluso dentro del núcleo directivo. Así las cosas, el nuevo Gobierno tendrá que optar por dar continuidad a una contestada Rosa María Mateo, o por aceptar la dimisión y nombrar a otra persona para que comande RTVE, también con carácter provisional hasta la designación parlamentaria de una dirección estable.  

Como puede verse, cualquier salida sería también provisional, por lo que difícilmente podría tomar decisiones que rompieran el actual impás y enfrentaran un futuro cada día más comprometido para la radio y televisión públicas. En palabras de un miembro de la dirección actual, "sería imprescindible una mayoría parlamentaria fuerte que otorgara poderes a la dirección, cualquier dirección, de RTVE para romper con los actuales corsés normativos. Así se hizo durante la presidencia de Luis Fernández, cuando se dio el visto bueno a la contratación externa de un centenar de personas, que dieron impulso e ideas nuevas a distintos departamentos de la empresa. O se dotan instrumentos para competir con los medios privados, o condenamos a RTVE a la irrelevancia".

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