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El 'Merlosgate' convulsionó la batalla de los telediarios en televisión

Fotograma del momento del incidente protagonizado por el tertuliano Alfonso Merlos en el programa de YouTube de Javier Negre.

La televisión genera topo tipo de fenómenos dignos de análisis. Por mucho que ya hayamos visto situaciones difíciles de explicar, nunca deja de sorprendernos. El último de ellos, se extrae al analizar la batalla periodística entre las diferentes cadenas en su cobertura de todo lo relacionado con el impacto del covid-19 en nuestra sociedad. Curiosamente, analizando los datos con detalle, se descubre que la clave de esa pugna profesional se decidió en las últimas semanas por un fenómeno colateral que, a priori, poco tenía que ver con lo que aparecía en los telediarios en abierta competencia: el llamado Merlosgate.

Tal y como se desprende de un informe de GECA a partir de datos de Kantar elaborado para infoLibre, desde la entrada en vigor del estado de alarma el consumo televisivo ha crecido un 32,7% con respecto a los meses previos de este 2020, alcanzando sucesivos récords históricos en marzo y en abril. Si en marzo se sumaban los 284 minutos por persona y día frente al televisor, al mes siguiente, con pleno confinamiento, se alcanzaban los 302 minutos. Es decir, abril se convertía en el periodo en el que los españoles más se han expuesto a la televisión en toda la historia, desde que se realizan registros a partir 1992. Pero ¿qué tipo de productos han sintonizado los españoles? ¿Cuáles han sido los más beneficiados por el confinamiento de la población? La respuesta a estas preguntas se esconde en las entrañas de Mediaset y en un escándalo público que, a la vista de los datos, se convirtió durante unos días en una especie de alivio generalizado contra la angustia provocada por el coronavirus.

Hablamos del Merlosgate, en incidente político-mediático-sentimental que protagonizó el tertuliano Alfonso Merlos que combinó drama, ideología e infidelidad, el cual sirvió a Mediaset para multiplicar los contenidos en directo de sus parrillas de Telecinco y Cuatro y convertir con habilidad estratégica el último fin de semana de abril en todo un acontecimiento de televisión en vivo. Como se recordará, todo arrancó cuando una chica en ropa interior, en principio desconocida, apareció subrepticiamente por detrás del periodista mientras realizaba una conexión desde su casa para un programa dirigido a una audiencia ultraconservadora emitido en Youtube y presentado por Javier Negre. Luego se supo que la mujer no era la novia del tertuliano, lo que destapó una historia de infidelidades con giros de guion imprevisibles y un ritmo tan vertiginoso que al breve parpadeo ya te habías desorientado. Si entrabas como espectador en el juego que te proponían era muy difícil salir. Así lo han demostrado los estudios de audiencia.

El fin de semana del 25 y 26 de abril los programas de cotilleo y entretenimiento de Mediaset incrementaron significativamente el número de televidentes: ese sábado tanto Viva la vida (2.610.000) como Sábado Deluxe (3.018.000) lograron su mayor cifra de espectadores de la temporada. Unos datos que se trasladaron también al lunes, cuando Alfonso Merlos acudió a Mediaset. De hecho, su paso por El programa de Ana Rosa hizo de aquella mañana la de mejor rendimiento para el espacio que presenta Ana Rosa Quintana de todo abril. Sumó un 20.4% de share y 1.157.000 espectadores. De aquí saltó a Ya es mediodía y a Cuatro al día, el programa de actualidad en las tardes de la segunda cadena de Mediaset. Y en todos se habló del Merlosgate. Con este interés y con el protagonismo de la peculiar telenovela, Sálvame Tomate marcó su récord histórico al tener frente a la pantalla a 3.139.000 espectadores.

Hasta aquí, nada que nos pueda sorprender más de la cuenta. Puro estilo Mediaset. Lo trascendente y digno de reflexión fue el impacto en cascada que el fenómeno tuvo en el consumo de informativos que, casi en su totalidad, se centraban en otro asunto, en el seguimiento de toda la actualidad relacionada con el coronavirus. Durante el fin de semana de explosión del Merlosgate, los informativos estelares de la noche de Telecinco alcanzaron cuotas máximas inusuales e incluso sobrepasaron ampliamente a sus competidores. Unos datos que también se trasladaron a ese lunes, cuando el telediario vespertino que presenta Pedro Piqueras logró ser líder indiscutible con más de tres millones de espectadores.

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De hecho, según el informe de GECA para infoLibre, es el canal cuyos informativos de prime time entre semana más han crecido en número de espectadores y de cuota de pantalla durante este abril con respecto al año pasado con una diferencia del 55,1%. En concreto, si el cuarto mes de 2019 sumaba un 13.6% de share y una media de 1.669.000 personas en su edición de sobremesa, este mes pasado alcanzaba el 15,6% de cuota y 2.589.000 espectadores. Tras Telecinco, Antena 3 ha mejorado sus datos de espectadores en un 32,9%, TVE en un 26% y laSexta en un 14,8%.

Cuando termine esta peculiar etapa que nos ha tocado vivir, será el momento de analizar el fenómeno en su conjunto. El investigador de medios Eduardo Madinaveitia destaca el enfoque del monográfico informativo de los españoles desde hace casi dos meses: "El coronavirus ha pasado a ser la única noticia que rellena todos los contenidos y parece que no ocurre nada más en el mundo, pero se pueden ver algunas diferencias sobre el tratamiento más o menos en profundidad" de cada cadena.

Ahí, en el enfoque, está la clave. Madinaveitia respalda la uniformidad de "la televisión en general por dar noticias desagradables de la manera menos desagradable posible". La razón es que la audiencia suele recurrir a cadenas con tintes más informativos, como LaSexta o TVE, para hechos noticiosos de gran importancia, pero si ese evento se alarga en el tiempo el interés parece caer. En palabras de la profesora de Comunicación Audiovisual de la Universidad Carlos III Concepción Cascajosa: "El carro que tiraba de ese consumo, que eran los informativos, no lo harán tanto porque hay menos necesidad de conocer la última información y hay un agotamiento". En este punto, Madinaveitia lo explica así "cuando vuelva la normalidad, los consumos de televisión se parecerán mucho más a lo que había antes del confinamiento". No obstante, para Cascajosa, el futuro en general de la pequeña pantalla es incierto: "Habrá un proceso de reconversión del tipo de contenidos televisivos que va a perjudicar a la ficción en la televisión generalista pero que va a ser el impulso definitivo para el vídeo bajo demanda y para los contenidos que se puedan producir hacia este tipo de plataformas".

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