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Telemadrid, una televisión que ya sintoniza con los madrileños pero que su presidenta ningunea

Isabel Díaz Ayuso exhibe un teléfono móvil en el debate electoral de Telemadrid de las últimas elecciones autonómicas.

Disgusto generalizado entre los trabajadores de Telemadrid por la negativa de Isabel Díaz Ayuso a realizar el debate electoral en ese medio público que, además, depende directamente del Gobierno regional. Las quejas de la dirección y el consejo de administración se han trasladado al conjunto de la plantilla, tal y como ha manifestado por medio de un comunicado del comité de empresa, con la firma unánime de los representantes de CCOO, UGT y CGT, y el apoyo de colectivos como Salvemos Telemadrid. Dentro de la plantilla se destaca cómo la actual presidenta regional no ha parado de criticar a la empresa desde el principio de su mandato, hasta completar un acoso, según sus palabras, primero en sus declaraciones y después intentando ahogar financieramente a la radio y televisión pública.

En el texto se afirma que "las fuerzas políticas de la Comunidad de Madrid deben facilitar este tipo de actos de vital importancia democrática”. Además, deben promover que tengan lugar en la "casa" de todas las madrileñas y madrileños, para ofrecerles las propuestas de las diferentes candidaturas políticas que se presentan a las elecciones. Tras agradecer "el compromiso con la radiotelevisión pública madrileña de los partidos políticos que ya han anunciado públicamente su presencia en el debate", se muestran confiados en poder contar también con la presencia de la candidata del PP. "La celebración del debate en RTVM es un acto de responsabilidad y apoyo imprescindible por parte de las fuerzas políticas madrileñas en un momento en el que se vuelve a cuestionar el carácter esencial del Servicio Público que la radiotelevisión pública de Madrid presta a la ciudadanía", señalan.

Por su parte, el presidente de este órgano de representación, Luis Miguel Lombardo, declaró a infoLibre que "Telemadrid cuenta con los medios técnicos y humanos necesarios para realizar el debate y distribuir su señal a los medios que lo soliciten sin costes adicionales. Parece un despropósito, cuanto menos, incurrir en más gastos innecesarios trasladando el debate a la Academia de TV. Los trabajadores nos sentimos realmente molestos con una actitud que no entendemos. Estamos trabajando con gran responsabilidad para hacer crecer cada vez más nuestra empresa, hacerla mejor, más plural para que los ciudadanos se sientan orgullosos de ella. Así se ha puesto de manifiesto en circunstancias de tremenda dificultad cómo la crisis sanitaria, el temporal Filomena, etcétera. Nos gustaría que de una vez por todas se nos saque del foco mediático y nos dejen trabajar con libertad e independencia".

Al por qué se niega Ayuso a debatir responde Mae Lozano, miembro del Consejo de Administración que, a título personal, afirma que "el maltrato, la asfixia económica y los intentos de manipular la actual Telemadrid por parte de la presidenta Díaz Ayuso están contrastados desde que gobierna la Comunidad, por eso no es de extrañar su negativa a debatir en la televisión pública en favor de un acuerdo previamente cerrado con la Academia de Televisión en un entorno más 'amable' hacia ella". También recuerda el mensaje escrito en Twitter en el que contestaba al jefe de campaña de la candidatura del PP: "Al Señor Serrano se le olvida que son las televisiones las que sustentan económicamente y con medios materiales a ese lobby llamado @academia_tv. Desde luego, como consejera, no voy a votar a favor de que Telemadrid autorice ni un euro a tal efecto".

Aparte del malestar entre los trabajadores que denuncia Lombardo, otros miembros del colectivo significaban a infoLibre su disgusto por la actitud de Díaz Ayuso, que rompe con una tradición ininterrumpida: "Desde que existe Telemadrid en todas las convocatoria electorales a la presidencia de la Comunidad han tenido lugar debates entre los distintos candidatos; así ha sido ininterrumpidamente desde 1991 hasta ahora".

Un largo historial contra Telemadrid

Cuando llegó la actual dirección a Telemadrid, José Pablo López Sánchez confesaba a infoLibre que "casi la mitad de los mandos a distancia de la Comunidad no tenían siquiera sintonizada la cadena" y que iban a intentar remontar esa situación "con pluralismo político y mucha presencia en la calle". En aquellos momentos la audiencia se situaba en el entorno del 4% y su credibilidad era nula después de una década presidida por el derroche económico y la manipulación informativa al servicio de Aguirre y González.

Con la caída de Cristina Cifuentes, Telemadrid hizo un claro ejercicio de objetividad contando los hechos y ofreciendo todas las opiniones de los distintos campos políticos, y así continuó durante la breve presidencia de Ángel Garrido. Pero todo cambia con el acceso al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.

Primero rompe el fuego el entonces asesor externo Miguel Ángel Rodríguez con una serie de mensajes en redes sociales, despectivos cuando no insultantes, contra la dirección de Telemadrid y sus informativos. Posteriormente, y ya en la sede del Parlamento regional, la diputada del PP Almudena Negro acusó al director general, José Pablo López, de "no servir al gobierno", a lo que el rector de Telemadrid respondió que "estamos al servicio de la ciudadanía, no del gobierno".

Ya en plena pandemia, Ayuso responde desairada en una conexión externa con la presentadora de los informativos de fin de semana, Silvia Intxaurrondo. Esta le pregunta por cómo se va a dotar de personal al polémico hospital Isabel Zendal y Ayuso responde visiblemente molesta con evasivas y balbuceos que culminan con una queja: "Son preguntas que no se hacen a una presidenta".

A partir de ahí, todo son desplantes y crítica de una presidenta que llega a afirmar que "Telemadrid ya no es un servicio público esencial", Telemadrid ya no es un servicio público esencialmientras sus informativos se vuelcan con todo lo que supone la pandemia y ven aumentar sus audiencias paso a paso, ya que son lo más visto de la cadena con gran diferencia y van ensanchando su duración y presencia en la programación.

En noviembre del 2020, desde la Consejería de Hacienda se hace llegar a la dirección de la radio y televisión pública una rebaja de casi diez millones en el próximo presupuesto, ya de por si exiguo de 77 millones, lo que supone menos de un euro al mes por habitante. Culmina el año y, al no existir prórroga del contrato programa, la empresa no recibe nada de aportación durante enero y febrero; se paga con reservas de ahorro a la plantilla, pero se queda en descubierto ante proveedores y productoras externas.

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Telemadrid está ya al borde del colapso financiero, salvado in extremis por cinco millones a cuenta que otorga a regañadientes el gobierno regional, con las críticas de toda la oposición y la propuesta de su propio socio, Ciudadanos, para que las prórrogas de suministro de recursos sean automáticas. En clara paradoja, llega la tormenta Filomena, cuyos efectos se prolongan más de dos semanas y colapsan la vida y el movimiento en buena parte de la Comunidad, y Telemadrid ofrece noticiarios y programas especiales que se prolongan durante casi toda la emisión.

Hay jornadas en que la autonómica llega a ser líder frente a las grandes cadenas nacionales; otro tanto –aunque con menor extensión en el tiempo– ocurre con la explosión en la madrileña calle de Toledo. Los madrileños siguen durante horas y días su cadena autonómica, saben que si algo está pasando, Telemadrid lo está ofreciendo en directo; salta hasta la anécdota –menor, pero significativa– de que la antigua diputada del PP, Celia Villalobos, diga, en una de las tertulias de La Hora de La 1, "Yo me ha pasado todo el fin de semana viendo, como es lógico, Telemadrid; yo estaba en Madrid y ahí es donde venían las cosas de Madrid", a lo que la presentadora oponía "no te voy a reñir, Celia, porque también es una televisión pública...".

Con estos antecedentes, parece claro que, a día de hoy, Telemadrid se ha convertido en una empresa por la que luchan sus trabajadores, en la que vuelven a confiar los madrileños... menos una, Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de un Gobierno del que depende la radio y televisión pública.

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