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Egipto

Un cómico, enemigo público número uno de los islamistas

El cómico de televisión más popular de Oriente Medio está en apuros. La libertad de expresión también. Bassem Youssef, que es conocido como el Jon Stewart de Egipto, acudió este domingo a los juzgados después de que el Fiscal General emitiese una orden de arresto contra él por burlarse del presidente Mohamed Mursi y del islam en su show de televisión semanal en la cadena CBC. Después de ser interrogado durante algo más de tres horas fue puesto en libertad bajo fianza de 15.000 libras (unos 1.700 euros).

Durante su programa, que se transmite tres veces por semana en un canal independiente de Egipto, suele hacer imitaciones de las apariciones públicas de Mursi, emulando sus discursos y gestos, y se burla de la práctica totalidad de los líderes políticos y religiosos del país. Su apodo de el Jon Stewart de Egipto hace referencia al también cómico y actor estadounidense que dirige el programa The Daily Show emitido por Comedy Central. En una de sus últimas apariciones, Youssef se refirió al actual presidente como "Super Mursi" por concentrar los poderes legislativo y ejecutivo.

Youssef saltó a la fama durante la revolución egipcia de 2011 –que precipitó la caída de Hosni Mubarak– tras publicar varios vídeos en la red mofándose de distintas figuras públicas. Su programa es seguido actualmente por más de 30 millones de espectadores en todo Oriente Medio y ya ha sido denunciado en otras ocasiones.

El cómico reconoció en una entrevista con The Guardian a principios de este mes que era inevitable que haya ciudadanos que estén dispuestos a demandar al programa, pero, a su juicio, se produciría un “punto de inflexión si estas demandas son impulsadas por el Fiscal General”. Este fin de semana ese momento ha llegado. Y desde casi todos los sectores de la sociedad egipcia –a excepción de los apoyos del régimen y los clérigos fundamentalistas– han mostrado su apoyo a Youssef.

"Los esfuerzos para reprimir las ideas discordantes con el régimen son patéticos. Intimidar a los medios de comunicación es un signo de un régimen tambaleante y con mentalidad de búnker", ha indicado Mohamed El Baradei, el líder de la coalición que une a la oposición del país.

A su llegada al Tribunal Supremo el pasado domingo, el humorista, arropado por decenas de simpatizantes, se presentó con un enorme gorro como el que utiliza para ridiculizar a Mursi en su programa de televisión. Este gorro es parecido al que se puso Mursi el pasado 18 de marzo para recibir el título de doctor 'Honoris Causa' en Filosofía de la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología de Islamabad (Pakistán). Minutos después del comienzo, Youssef hizo una broma en su cuenta de Twitter –que tiene más de 1,2 millones de seguidores– diciendo que los agentes y abogados querían tomarse fotos con él y dijo que esta podría ser la razón por la cual fue llamado ante la Fiscalía.

“Nosotros no somos quiénes insultamos la religión. Lo único que hacemos es exponer los canales que han utilizado la religión, dañándola más que nadie. Si hay alguien que ha insultado la religión es quien usa el islam con objetivos políticos”, dijo Youssef en una entrevista, unas horas antes de llegar a los juzgados. El presentador afirmó que su programa, El Barnameg, se seguirá emitiendo con normalidad a pesar del procedimiento abierto por el fiscal.

El mes de enero, la fiscalía ya abrió una causa contra el presentador por idénticos motivos pero esta fue archivada por falta de pruebas. Sin embargo, esta es la primera vez que desde un alto cargo público –el fiscal general, Talaat Abdallah– se inicia un procedimiento legal de este tipo. Para algunos sectores de la oposición este gesto puede ser un indicativo de que el régimen liderado por Morsi está dispuesto a adoptar una postura más autoritaria contra sus críticos. De hecho, en los últimos días se han sucedido una serie de detenciones en Alejandría a activistas, abogados y políticos ligados a la oposición. Incluso, gran parte de la opinión pública, considera que el nombramiento del fiscal Abdallah está totalmente politizado y que debería dimitir.

La portavoz del Departamento de Estado norteamericana, Victoria Nuland, ha acusado este martes a las autoridades de Egipto de atacar la libertad de expresión. Nuland ha asegurado que el caso del cómico, "unido a los arrestos a otros activistas políticos, son la prueba de las crecientes restricciones a la libertad de expresión".

En paralelo a este caso, los guiñoles también han adquirido una gran popularidad en otros países como Marruecos y Túnez con el fin de parodiar tan compleja coyuntura. En el reino alauí se bromea con todas las figuras públicas a excepción del rey. Allí está prohibida la caricatura y la mofa del monarca y de cualquier miembro de la familia real. Las autoridades marroquíes cerraron el periódico Akhbar al Youm durante unos días por publicar una viñeta de uno de los primos del monarca. Además, la Justicia del país condenó a cuatro años de prisión –que finalmente no tuvieron que cumplir– al director del diario y al dibujante de la tira cómica. Pese a intentar poner puertas a un mar de risas, los cómicos encuentran paulatinamente camino en una zona sumida en el desencanto tras la ilusión de las revoluciones árabes.

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