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40º aniversario del Frente Polisario

El corazón español sigue en el Sáhara

Sáhara Occidental

El contencioso saharaui es considerado por muchos como uno de los mayores fracasos en política exterior de la historia reciente de España. Pese a la lejanía con la que la mayoría de la clase política afronta el conflicto, pequeñas organizaciones y asociaciones vecinales repartidas por todo el país han conseguido que su esfuerzo solidario de décadas vea paulatinamente más resultados. Este viernes se cumplen cuarenta años de la fundación del Frente Polisario, el movimiento de liberación nacional, y muchos reclaman por enésima vez la cooperación de España para que el Sáhara Occidental sea al fin un territorio libre. En el tiempo en el que llega una respuesta, las iniciativas solidarias con uno de los pueblos más maltratados de la historia cada vez son más abundantes.

La geografía española está llena de ejemplos de iniciativas ingeniosas que tienen como fin establecer vínculos entre ambos pueblos, ambas culturas. Una de las últimas propuestas surgió en la Universidad de Valencia, que recientemente organizó unos cursos de formación online para las mujeres de los campos de refugiados de la provincia de Tinduf. Javier Boix, uno de los coordinadores del programa, considera que pese a que la mayoría de la población tiene un nivel básico de alfabetización es necesario profundizar en enseñanzas de aspectos sociales que les hagan sentirse parte de algo y que su causa no está olvidada.

“Se construyó un aula equipada con ordenadores y ahora mismo Internet es su acceso más directo con el mundo exterior”, relata el coordinador del programa. A medida que el proyecto avanzaba, varios voluntarios y profesores universitarios dieron un paso adelante para impartir clases a los saharauis sobre primeros auxilios, salud reproductiva o incluso uno dedicado a la recuperación del patrimonio cultural. Uno de los principales propósitos de la institución valenciana era que las mujeres tomasen conciencia de su importancia en la familia y en la sociedad. “Los campamentos fueron creados por las mujeres debido a que sus maridos se encontraban fuera del hogar por la guerra. Ahora el treinta por ciento del Parlamento está formado por mujeres pero hay que seguir ayudándolas para que las cosas vayan a mejor”, indica Boix.

Andalucía es otra de las regiones que más incentiva la interacción entre los dos pueblos. En la pequeña localidad jienense de Linares han querido poner el acento sobre uno de los colectivos más vulnerables del conflicto: las personas con discapacidad. Desde la ONG Asociación de Amigos del Sahara libre de la Provincia de Jaén se pusieron en marcha cuando detectaron que un gran porcentaje de los partos tenía malformaciones físicas. Tras comprobar en varias expediciones a los campamentos esta tendencia, “ahora las embarazadas pueden acudir a un fisioterapeuta y a una comadrona para paliar los problemas de las semanas previas al nacimiento”, asegura Francisco Gutiérrez, el presidente de la organización.

La fundación 'Ojos del mundo' ayuda a las personas con deficiencias visuales en lugares como el Sáhara Occidental. 

También existen acciones mucho más prolongadas en el tiempo y que son conocidas por gran parte de la ciudadanía. El proyecto Vacaciones en paz nació hace 33 años con el objetivo de posibilitar a los niños de los campamentos de refugiados escapar de la difícil realidad del desierto durante los meses de verano, siendo acogidos por familias españolas. José Taboada, presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara y uno de los mayores impulsores de este programa solidario, opina que “es un orgullo que cada verano se vean en las playas y piscinas de muchos puntos de España a jóvenes con gafas y con la piel un poco más oscura”. Las familias españolas viajan también al Sahara para conocer a las familias de los pequeños que han alojado en los veranos en su casas.

En años anteriores hubo ocasiones en las que cerca de 10.000 pequeños saharauis de entre 8 y 12 años pudieron venir en julio y agosto a la Península, pero la crisis económica ha hecho que el número se haya reducido a unos 6.000. “Los Ayuntamientos han reducido las subvenciones [cada vuelo tiene un coste de 600 euros] y tenemos que recurrir a la venta de boletos de lotería y cenas solidarias para recaudar más dinero”, aclara Taboada, quién también afirma que, no obstante, “los lazos de solidaridad y simpatía no se podrán borrar jamás”.

También ha sido un éxito la campaña Bolígrafo Solidario impulsada por la Fundación Crecer Jugando y que forma parte del archiconocido proyecto de cooperación “Un Juguete, Una Ilusión”. Con cada bolígrafo vendido en territorio español, un pequeño norafricano recibe un juguete con el que poder ser libre por un momento. Así resumen los organizadores esta interesante propuesta, que ayuda a su vez a acercar el problema saharaui a los más jóvenes de nuestro país para que tengan la suficiente sensibilidad y cosciencia sobre el asunto.

Pero el deseo de ayudar no conoce límites y la imaginación solidaria tampoco. Pese a que el día a día en el desierto del norte de África es cuanto menos pesimista, aún lo es más cuando no se puede ni tan siquiera palpar. Por ello, la fundación catalana Ojos del mundo enseña la realidad más dura desde hace más de una década a las personas con deficiencias visuales. Los más de 700 voluntarios (entre oftalmólogos, instrumentistas, optometristas, técnicos de equipos y demás profesionales) de esta entidad sin ánimo de lucro contribuyen a que personas sin recursos económicos de los países más pobres del planeta puedan recibir atención oftalmológica de calidad. Ojos del Mundo actualmente aporta luz en Mozambique, Bolivia, Palestina, Mali, y por supuesto, en los campamentos saharauis, lugar en donde iniciaron su andadura en 2001.

El documental 'Hijos de las nubes' examina la agitación política actual del norte de África y la responsabilidad de las potencias occidentales;

“En el Sáhara Occidental hay más democracia que en Europa o Estados Unidos”

“En el Sáhara Occidental hay más democracia que en Europa o Estados Unidos”

La cultura es otro de los campos que más fuerza hace desde dentro para apoyar la liberación del pueblo saharui. Especialmente relevante es el festival anual de cine FiSahara, que a través del séptimo arte retrata la situación de los refugiados cercanos a Tinduf. El certamen ha salido a relucir gracias al largomentrahe ganador de los Goya 2013 en la categoría de mejor documental, Hijos de las nubes, dirigido por Álvaro Longoria y producido por Javier Bardem. Este relato examina la agitación política actual del norte de África y la responsabilidad de las potencias occidentales por medio del ejercicio de la Realpolitik (política exterior basada en intereses prácticos y económicos en lugar de en principios éticos o teóricos).

Iniciativas, todas ellas, que muestran la cantidad de ciudadanos que están dispuestos a luchar para que el conflicto no caiga en el olvido definitivamente. “Evidentemente, la causa fundamental que explica la simpatía con el Sáhara Occidental es la historia. España sigue siendo la responsable del territorio desde el punto de vista jurídico". Son declaraciones de Tomás Bárbulo, periodista y escritor especializado en la temática del Magreb. A su juicio, el interés que tiene la población en el conflicto se puede reflejar en las ventas de su libro La historia prohibida del Sáhara español, que ya va por la séptima edición.

Bárbulo ve lejos, sin embargo, la solución al contenciosoo, ya que considera que es improbable que se tenga en cuenta la opinión de los gobiernos españoles debido a los intereses que tienen en Marruecos grandes potencias económicas como Estados Unidos, Francia o Rusia. "Todo se basa en la geopolítica. A no ser que haya un cambio muy importante en el trascurso de los acontecimientos en el norte de África, todo seguirá igual".

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