El estado de Arizona, en Estados Unidos, ha paralizado las ejecuciones a la espera de una
"revisión completa" de su procedimiento de pena de muerte, ordenado por la gobernadora del estado, Jan Brewer, después de que el preso
Joseph Wood –ejecutado el pasado miércoles– agonizase durante cerca de dos horas tras suministrarle la inyección letal, según informa Europa Press.
Así lo ha confirmado el director del Departamento de Correccionales de Arizona, Charles Ryan, que explica que el fiscal general del Estado
no aprobará ninguna orden de ejecución mientras que la revisión esté en marcha, de acuerdo con la información del diario estadounidense
The Washington Post.
En cualquier caso, las autoridades locales insisten en que la evidencia médica inicial muestra que la ejecución se llevó a cabo correctamente, pese a que los abogados del preso llegasen a presentar una recurso de apelación de emergencia después de que Wood estuviera
"jadeando y resoplando durante más de una hora" en la cámara de ejecución.
La propia gobernadora de Arizona insistió en que el recluso falleció de una manera legal y "con
testigos presenciales e informes médicos que acreditan que no sufrió". "No tiene comparación con el sufrimiento horrible, cruel que infligió a sus dos víctimas, y la vida de sufrimiento que ha causado a su familia", sentenció.
Lo que habrán disfrutado los sádicos cristianos que están a favor de la pena capital, con la agonía de este reo condenado a muerte por creyentes en el Nuevo Testamento.
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