El Gobierno turco ha confirmado la muerte de
al menos 95 personas en un doble atentado suicida perpetrado este sábado contra una manifestación pacifista en Ankara, el peor atentado terrorista de la historia del país. Además, hay
246 personas en tratamiento por las heridas, 48 de ellas en cuidados intensivos, informó el centro de gestión de crisis de la oficina del primer ministro, Ahmet Davutoglu, según informa el diario turco
Hurriyet.
Davutoglu compareció en directo en la televisión y declaró además
tres días de luto nacional por este atentado, que denunció como un intento de quebrar la unidad, democracia y estabilidad del país.
Varios de los fallecidos serían
simpatizantes del partido pro-kurdo Partido Democrático del Pueblo (HDP), ya que, según los medios locales, las explosiones se han producido junto al lugar en el que se habían dado cita para
participar en una marcha a favor de la paz en la cercana plaza Sihhiye. El HDP, en un comunicado, recordó que el atentado ha sido perpetrado contra
una manifestación pacifista convocada por una ONG y "apoyada por el HDP". "Se sobreentiende que el principal objetivo de este atentado era el HDP", aseguró.
El copresidente del Partido Democrático del Pueblo (HDP) Selahattin Demirtas responsabilizó al Estado turco, al que calificó de "mafioso y asesino en serie", en declaraciones recogidas por la agencia kurda Firat desde Estambul. Demirtas destacó que este atentado se ha producido precisamente cuando se estaba debatiendo la posibilidad de un alto el fuego por parte del grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Acusó también al Estado de no hacer todo lo posible por socorrer tras el atentado: "Es evidente que había una intención de que aumentara el número de muertos".
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, condenó el atentado y denunció que el objetivo ha sido "la paz de nuestro país". En su primera reacción, llamó a la "solidaridad y la determinación en respuesta al terrorismo" y aseguró que los que están detrás lo que buscan es sembrar la división en la sociedad turca.
Turquía ha experimentado
una ola de violencia después de que el pasado mes de julio quedara rota la tregua entre el Gobierno y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Desde entonces,
decenas de miembros de las fuerzas de seguridad y algunos civiles han muerto en ataques de los milicianos kurdos, que también han sufrido cientos de bajas en la ofensiva del Gobierno en su contra tanto en el sureste de Turquía como en el norte de Irak.
Según mi análisis, todos los datos apuntan a un atentado realizado por los servicios de seguridad del gobierno turco. El paso corto del tiempo lo aclarará, porque todo acaba sabiéndose gracias a los buenos periodistas.
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