Entrevista a Emiliano Fittipaldi

“Nadie quiere meterse con el Vaticano y este papa porque se corre el riesgo de perder votos”

“Nadie quiere meterse con el Vaticano y con este papa porque se corre el riesgo de perder muchísimos votos”

Belén Alarcón

El papa Francisco emprendió la semana pasada su primer viaje a África. En Kenia, ante millones de jóvenes, denunciaba que “la corrupción es algo que se nos mete adentro, es como el azúcar, es dulce, nos gusta” y reconocía que “incluso en el Vaticano hay casos de corrupción”. En la misma semana, empezaba en el Tribunal del Vaticano el juicio por divulgación ilícita de noticias y documentos reservados sobre la malversación de fondos y el despilfarro en la Santa Sede, el caso conocido popularmente como Vatileaks 2.

El pasado martes 23 tuvo lugar la primera audiencia del proceso a la que acudieron los cinco imputados: el sacerdote español Ángel Vallejo Balda, secretario de la ya inexistente Comisión investigadora de los organismos económicos y administrativos de la Santa Sede (COSEA); su colaborador, Nicola Maio, la relaciones públicas italiana Francesa Chaouqui, miembro también de la COSEA, y los periodistas Emiliano Fittipaldi y Gianluigi Nuzzi, autores de los libros Via Crucis y Avaricia. Dos investigaciones periodísticas realizadas a través de documentos confidenciales que evidencian la corrupción, los escándalos financieros en la Santa Sede y la difícil lucha de Bergoglio para cambiar la Iglesia.

Estos dos periodistas podrían ser condenados a una pena de entre cuatro y ocho años de cárcel por haber “adquirido ilegalmente y posteriormente relevado información y documentación relativa a los intereses fundamentales de la Santa Sede y el Estado Vaticano”, según un comunicado del Vaticano, que sostiene además que ambos “ejercían presiones, especialmente sobre Vallejo Balda, para obtener documentos y noticias reservadas que después han sido utilizadas para la redacción de dos libros publicados en Italia en noviembre de 2015”.

El Vaticano no protege la libertad de prensa, aunque en Italia, país de ambos escritores y territorio donde se han producido los presuntos delitos, el artículo 21 de la Constitución sí la contempla. Este lunes 30 empiezan los primeros interrogatorios del proceso.

PREGUNTA: ¿De qué le acusan exactamente?

RESPUESTA: Me acusan de haber divulgado documentos reservados y secretos que afectan a la seguridad del Vaticano.

P.: ¿Qué le podría pasar?

R.: Según las leyes del Vaticano me podrían condenar a entre cuatro y ocho años de cárcel por haber divulgado noticias verdaderas, que no han sido ni siquiera desmentidas. Obviamente después hay que ver qué sucede. Como ciudadano italiano pedirán la extradición a Italia, pero dudo que Italia pueda dar una extradición a un ciudadano italiano por un delito que en Italia no existe.

P.: En el peor de los casos, ¿qué sucederá si le condenan?

R.: Lo primero será presentar el recurso de apelación. Si después la condena fuera confirmada también en apelación, querrá decir que no me puedo acercar a la plaza San Pedro y al Vaticano en toda mi vida.

P.: Su país, Italia, ¿qué rol está jugando en todo esto?

R.: Ninguno, de mero espectador. Hasta ahora ninguna institución italiana, ningún ministro, Parlamento, Gobierno, ni el primer ministro, han hecho ningún tipo de presión o polémica. Están todos callados. Se trata del Vaticano. El Vaticano tienen un poder enorme en Italia, también en España, imagino. Nadie quiere meterse con el Vaticano y con este papa en concreto, porque entonces se corre el riesgo de perder muchísimos votos.

P.: El Vaticano no le ha permitido elegir un abogado de confianza y no pudo leer el expediente judicial donde se detallan las acusaciones hasta poco antes del juicio. ¿Cómo dificulta todo esto su defensa?

R.: Se trata de una defensa muy complicada. Las acusaciones las pude leer a las dos de la madrugada y la audiencia era a las 10 de la mañana. Además, no las he podido tener todavía en mis manos, ya que han hecho firmar un compromiso a los abogados rotales mediante el que no nos pueden dar los expedientes judiciales y por ello no he podido estudiarlos todavía bien. Por otra parte, nos han asignado un abogado rotal, que es una persona competente, obviamente, pero hay que tener en cuenta que los abogados rotales se ocupan a menudo matrimonios o pequeños robos en los supermercados del Vaticano, no de cosas de esta importancia. El caso es que no dejan entrar a los letrados que no estén inscritos en el registro de abogados rotales.

P.: El Vaticano no protege la libertad de prensa, pero usted y Gianluigi Nuzzi son ciudadanos de un Estado donde su Constitución sí la reconoce. ¿Cómo se articula todo esto?

R.: El Vaticano cuenta con una ley que prevé que puedan ser procesados también los ciudadanos extranjeros, incluso cuando los delitos han tenido lugar fuera del Vaticano, como seria mi caso y el de Nuzzi.

P.: Según el artículo 116 bis del Código Penal del Vaticano, introducido por el papa Francisco en el año 2013, la divulgación de noticias reservadas es un delito. Ante esto, su defensa parece difícil.

R.: Es casi imposible. No sé como defenderme. Lo más importante es demostrar que he hecho correctamente mi trabajo. El libro está lleno de documentos reservados, no puedo decir que no, pero lo volvería a hacer mañana, es decir, si para contar la verdad un periodista tienen que cometer un delito, tiene el derecho y el deber de cometer ese delito.

P.: ¿Cómo contrasta la imagen de un papa aperturista como Francisco con la noticia de dos periodistas imputados por haber sacado a la luz la corrupción en la Santa Sede?

R.: Yo entiendo que el papa Francisco no esté contento con un libro que ha contado quizás más de lo que él mismo habría querido sobre la corrupción que existe en el Vaticano. Pero creo que es una paradoja que, si el papa dice que quiere hacer limpieza, si el papa durante estos dos años y medio ha atacado en numerosas ocasiones a los lujos de los cardenales, a las 15 enfermedades de la curia, al despilfarro o a los monseñores que van en coches de lujo y después un periodista lo escribe en una investigación y demuestra que todo lo que él decía era verdad, no entiendo porqué se ha enfadado tanto. De hecho, mi libro podría ser utilizado como un mapa, porque muchas cosas incluso él mismo no las sabía. Podría ser utilizado como una especie de mapa si quiere hacer limpieza dentro de la curia, si uno quiere de verdad hacerla...

P.: Al final se está juzgando a quien denuncia el pecado, pero no al pecador.

R.: Sí, estoy de acuerdo. Lo raro es que los mercaderes del templo no están siendo procesados, mientras que los periodistas que han denunciado a esos mercaderes del templo sí. Subrayo además que, de todo lo que he escrito, nada ha sido desmentido, ni siquiera una línea.

P.: En su libro, Avaricia desvela situaciones como la remodelación del lujoso ático del ex Secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone, pagado con el dinero de un hospital infantil. Tras la publicación de su libro, y el de su compañero Nuzzi, el mensaje del Vaticano fue que todas las situaciones denunciadas habían sido ya superadas gracias a las reformas del Papa. ¿Usted piensa que es así?Avaricia

R.: No está en absoluto superado. Hay documentos en mi libro que llegan en septiembre de 2015, por lo tanto hace un mes y medio. Además, Bertone sigue viviendo siempre en la misma casa. El nuevo presidente del Hospital Bambino Gesú ha declarado que “gracias a Fittipaldi hemos descubierto que este dinero ha acabado en Bertone”. El IOR (el Banco del Vaticano) a día de hoy tiene a personas dentro que no pueden estar ahí. El dinero de los hospitales se mantiene todavía hoy en cuentas del IOR por valor de medio billón de euros que son invertidos en mercados financieros. El Cardenal Pell sigue siendo el brazo derecho de Francisco. A día de hoy siguen sucediendo estas cosas. Puedo entender la propaganda vaticana, pero si fueran tan poco importantes las cartas de las que habla la investigación, no creo que hubieran arrestado a dos personas (Vallejo Balda y Francesa Chaouqui) y enviado a juicio a cinco.

P.: El Cardenal Bertone dice que las obras de su apartamento se pagaron con sus ahorros. Usted saca a la luz que 200.000 euros de la Fundación Bambino Gesú se destinaron a ese fin.

R.: Él no lo ha desmentido. Ha dicho: “Lo pagué con mis ahorros, si se ha utilizado otro dinero, no lo sé, ha ocurrido sin mi conocimiento”. Justo cuando publiqué el libro se lo pregunté, y me dijo que si ese dinero había llegado ahí, él no sabía nada. El problema es que el propio jefe de la fundación me dijo que dio ese dinero a la empresa que ha llevado a cabo las obras de Bertone.

P.: ¿Se ha pecado de Avaricia en la Curia Romana?

R.: Le puse ese título al libro porque muchas de las historias que cuento en él tienen que ver con las relaciones distorsionadas entre la curia romana y el dinero. Los fondos de la beneficencia que no se destinan a los pobres y son por contra gastados en las necesidades de los cardinales y en los dicasterios 0 los increíbles gastos que realizan los cardenales para sus propios intereses. Creo que era el título más justo.

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P.: ¿Cómo se presentan las próximas semanas? ¿Cuándo continuará el juicio y cuándo podría terminar?

R.: La próxima audiencia es este lunes 30 [la entrevista se hizo la semana pasada]. Las quieren hacer todos los días, por la mañana y por la tarde. Es una justicia muy rápida, por lo que podría haber una sentencia a finales de la próxima semana.

El próximo 9 de diciembre saldrá a la venta en España Avaricia (Akal), de Emiliano Fittipaldi.Avaricia

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