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El joven conservador Kurtz se impone en unas legislativas marcadas por la xenofobia en Austria

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El líder del Partido Popular de Austria (ÖVP), Sebastian Kurz, de apenas 31 años, es el mejor situado para convertirse en el próximo canciller de Austria tras la victoria de su partido en las elecciones legislativas de este domingo. Sin embargo, Kurz deberá buscar el apoyo de otra formación para garantizar la estabilidad del gobierno, ya que su victoria ha sido por mayoría simple.

El ÖVP de Kurz ha formado siempre parte del gobierno austriaco desde que el nuevo enfant terrible de la política austriaca tenía 5 meses de edad, aunque ahora, bajo el liderazgo de Kurz, ha conseguido el apoyo de un importante sector de la población con promesas de renovación. ÖVP y SPÖ han gobernado juntos en gran coalición durante 44 de los últimos 72 años.

Sin embargo, las políticas que propone el Nuevo Partido Popular, como le gusta llamarle a Kurz, son muy similares a las que tradicionalmente ha defendido el partido, excepto en la cuestión de la inmigración, en la que ahora quiere restringir los beneficios sociales a los refugiados y limitar nuevas entradas.

El ÖVP, con 61 escaños de 183 posibles, se ha impuesto por una escasa diferencia al Partido de la Libertad (FPÖ). El partido ultraderechista liderado por Heinz-Christian Strache ha cosechado 53 escaños, por lo que la formación de nuevo gobierno apunta directamente a estos dos partidos, si bien puede darse una gran coalición. Estas legislativas han estado marcadas por el discurso xenófobo de la práctica totalidad de los partidos, que no querían perder una horquilla tan holgada de votantes. El líder del FPÖ, Strache, es el primer político europeo con un pasado neonazi que asume el poder desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Kurz recuerda frecuentemente a sus simpatizantes que se opuso a abrir las fronteras en 2015, cuando cientos de miles de inmigrantes y refugiados llegaban a Europa.

Del negro al turquesa

El cambio ha sido en gran parte estético, con un color turquesa que sustituye al negro tradicional y con un líder moderno, que practica el windsurf y hace autostop. Los lemas huyen del discurso tradicional: "Ahora o nunca" o "Esta vez, Kurz".

"El ÖVP lleva más de 30 años en el gobierno con eslóganes como Es el momento de algo nuevo. Es una enorme contradicción, pero con Kurz, funciona", ha señalado el analista político Thomas Hofer. "Mucha gente proyecta en él lo que quieren ver y (Kurz) está intentando no contradecirlo", ha añadido.

Kurz tenía amplias competencias como ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de gran coalición encabezado por los socialdemócratas, pero su discurso se centraba fundamentalmente en impedir una nueva oleada de extranjeros.

"Por encima de todo queremos detener la inmigración ilegal para que haya orden y seguridad en nuestro país", afirmaba Kurz en el mitin de cierre de campaña en la ciudad de Graz, el pasado sábado. "Queremos que haya una nueva justicia en nuestro país, redes de seguridad social para quienes realmente lo necesitan y que pare la inmigración en nuestro sistema de seguridad social, proteger nuestro sistema de seguridad social", argumentó.

Discurso contra la inmigración

La llegada de inmigrantes y refugiados ha beneficiado también al ultraderechista FPÖ. Austria asumió más del 1 % de su población en solicitantes de asilo en 2015, lo que provocó inquietud por el posible riesgo para los puestos de trabajo y la seguridad de los austriacos. El FPÖ estuvo a punto de ganar la presidencia austriaca.

Ese fue el punto de inflexión que aupó a Kurz al liderazgo del VPÖ el pasado mes de mayo y catapultó al partido y a su discurso xenófobo al primer puesto en las encuestas. "Dice muchas cosas parecidas al FPÖ, pero de una forma más aceptable socialmente", ha indicado Hofer.

El discurso de Kurz ligaba bien con su papel como ministro de Exteriores y la negociación para cerrar la vía balcánica de entrada de inmigrantes y refugiados. "Es muy importante. En cada cuestión que gestionas cambias el objeto a los refugiados y al Islam político", reprochó a Kurz el líder de Los Verdes, Ulrike Lunacek, durante un debate y en un segmento dedicado a las cuestiones de la mujer.

Más allá de la inmigración, su juventud hace inevitable que tenga poca experiencia política, pero apoya las posturas conservadoras clásicas como la rebaja de los impuestos para las empresas o el rechazo al matrimonio homosexual.

Sus rivales han intentado recordar a los votantes que representa a uno de los dos partidos tradicionales. El FPÖ incluso muestra en un vídeo a un joven que pide un tatuaje de Kurz para su espalda, pero descubre después horrorizado que éste aparece junto a viejas glorias del ÖVP. "¡Quería a Kurz, no al ÖVP!", se queja amargamente, a lo que el tatuador responde "¿Qué esperabas? ¡Kurz es el ÖVP!".

Sin embargo, el mensaje de novedad ha calado y una votante de 16 años, Jessica Kriftner, ha señalado que "tiene el potencial para cambiar las cosas". "Toda la gente de mi edad está con él", ha asegurado.

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