Turquía

La purga continúa en Turquía: casi 40.000 personas siguen bajo custodia por su presunta relación con el fallido golpe de Estado

Escena del fallido golpe de Estado en Turquía en 2016.

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Casi 40.000 personas supuestamente relacionadas con el fallido golpe de Estado de 2016 en Turquía permanecen detenidas o han sido condenadas, según el último balance proporcionado este sábado por el ministro turco de Justicia, Abdulhamit Gul, informa Europa Press.

Un día antes, el ministro del Interior turco, Suleiman Soylu, cifraba en 48.305 el número de arrestados –no necesariamente imputados– en 2017 por su supuesta complicidad con la organización del clérigo Fetulá Gulen, exiliado en Estados Unidos y a quien Ankara señala como instigador del golpe.

A los 38.470 custodiados se unen otros 10.079 integrantes de la organización del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), actualmente en guerra con Turquía, que considera al grupo un grupo terrorista, y 1.354 miembros de Estado Islámico, de acuerdo con la información recogida por el diario turco Hurriyet.

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Tras el golpe, el presidente, Recep Tayyip Erdoganha transformado el modelo de Gobierno al otorgar un carácter predominante a la oficina de la Presidencia, la suya, e imponer como respuesta al levantamiento una de las mayores purgas de la historia contemporánea del país. 

El hecho de que el golpe de Estado funcionara como acelerador de este proceso, la consolidación de Erdogan como figura suprema de gobierno, ha invitado a pensar en historias alternativas a la narrativa oficial de las autoridades turcas sobre los motivos del golpe de Estado: una operación dirigida desde Estados Unidos por el clérigo Fetulá Gülen, antiguo aliado de Erdogan durante los últimos años de islamización del país –con el caso del Ergenekon, que desembocó en la eliminación de varios mandos laicos del Ejército turco–, ahora némesis del presidente, dirigente de un "estado paralelo escondido durante 40 años", en palabras del viceprimer ministro del país, Numan Kurtulmus.

La teoría del "autogolpe", sin embargo, es difícilmente sostenible si se examina de cerca el desarrollo del levantamiento militar en la noche del 15 al 16 de julio de 2016, una operación bien concebida pero pésimamente ejecutada muy en parte gracias a la previsión de la Organización Nacional de Inteligencia, cuyo director, Hakan Fidan, comenzó a desactivar el golpe horas antes de que siquiera comenzara, en el momento en que recibió las primeras informaciones de la asonada.

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