Unión Europea

Bruselas desembolsa otros 180 millones de euros para aliviar la crisis migratoria en Grecia

Campamento de refugiados en la isla Chios, en el mar Egeo.

La Comisión Europea trata de aliviar la asfixiante crisis migratoria en la que se encuentra sumida Grecia desde verano de 2015 con nuevo apoyo financiero. Este lunes, el Ejecutivo comunitario anunció el desembolso de otros 180 millones de euros para ayudar a las autoridades del país heleno a gestionar la situación de los miles de refugiados que se encuentran actualmente atrapados en el país. En concreto, con el nuevo talón expedido, la intención de Bruselas es dar un impulso al programa Ayuda de emergencia a la integración y el alojamiento (Estia, por sus siglas en inglés), una iniciativa con la que la Comisión busca reubicar a los solicitantes de asilo en alojamientos urbanos y proporcionarles asistencia con carácter regular.

“Nuestros programas humanitarios para refugiados en Grecia son una clara y fuerte señal de solidaridad europea”, señaló el comisario griego de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis, Christos Stylianides, tras reunirse en Atenas con el primer ministro heleno, Alexis Tsipras. En su opinión, estos paquetes de asistencia evidencian que la UE está cumpliendo con su “firme compromiso” de ayudar a los refugiados en Grecia “a vivir vidas más seguras, normales y dignas, y facilitar su integración”. Las declaraciones de Stylianides se producen dos semanas después de que un solicitante de asilo sirio de 26 años se prendiese fuego en el campamento de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos, tras protestar por la situación en la que se encontraba.

El programa Estia fue lanzado por la Unión Europea y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en julio de 2017. Respaldado con fondos comunitarios, y organizado por el organismo de la ONU, el objetivo principal de esta iniciativa es acabar con los sobresaturados campamentos en suelo heleno. Para ello, el programa se sustenta sobre dos pilares. Por un lado, un proyecto de alquileres para dar cobijo a los refugiados lejos del hacinamiento en tiendas de campaña. Por otro, un programa de ayuda en efectivo para que los solicitantes de asilo puedan satisfacer sus necesidades básicas: alimentación, medicamentos o transporte público. Este respaldo económico varía en función del número de miembros de la unidad familiar.

“Parche ineficaz”

Hasta la fecha, a través de Estia se han puesto en funcionamiento 23.514 alojamientos en núcleos urbanos –la mayor parte en ciudades y municipios de la parte continental de Grecia–  y más de 41.300 refugiados y solicitantes de asilo se están beneficiando del programa de asistencia financiera, que oscila entre los 90 y los 550 euros mensuales. Sin embargo, para algunas organizaciones no gubernamentales estas ayudas no solucionan la situación en la que se encuentran miles de personas en territorio heleno. “No son más que un parche ineficaz para paliar todas las decisiones erróneas que se han tomado en Europa”, señala en conversación con infoLibre David del Campo, director de Cooperación Internacional y Ayuda Humanitaria de la ONG Save the Children.

Aunque el activista pone por delante que cualquier tipo de ayuda que sirva para aliviar el infierno en el que viven todos estos refugiados y solicitantes de asilo “es bienvenida”, recuerda que “Grecia no tiene capacidad para acogerlos a todos”. Por eso, señala que sólo hay un remedio eficaz para hacer frente a la crisis en suelo griego: que todos los Estados miembro arrimen el hombro. “Actualmente, en Grecia hay más de 50.000 refugiados hacinados en campos, entre los cuales hay 23.000 menores de edad. (…) Todas esas personas deberían estar hoy distribuidas en los 27 países miembro”, recuerda el director de Cooperación Internacional y Ayuda Humanitaria de Save the Children, que lamenta el “fracaso de la política de acogida de refugiados”.

Aunque el comisario Stylianides habla de “solidaridad europea”, lo cierto es que la respuesta que se ha intentado dar desde las instituciones comunitarias ha fracasado estrepitosamente. En septiembre de 2015, los 28 Estados miembro se comprometieron a reubicar –acoger a personas procedentes de Italia y Grecia– y a reasentar –trasladar a refugiados desde países externos a la UE– a 160.000 personas en dos años. Sin embargo, una vez expirado el plazo que se había fijado, los países de la Unión Europea sólo habían acogido a poco más de 44.000, es decir, el 27% de lo comprometido. A España llegaron durante esos dos años 1.983 refugiados y solicitantes de asilo, aunque el compromiso adquirido fue de más de 17.000.

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Las ONG hacen las maletas

La situación en la que viven las decenas de miles de personas en la “ratonera” griega, tal y como la describió la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), es insostenible. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) informó el pasado mes de febrero, por ejemplo, que más de 600 solicitantes de asilo instalados en las islas del Egeo habían denunciado en 2017 haber sido víctimas de violencia sexual o de género. La situación es especialmente preocupante en los centros de recepción de Moria, en la isla de Lesbos, y el de Vathy, en la isla de Samos, que acogen a unas 5.500 personas, más del doble de su teórica capacidad. Estos hechos tan solo son la punta del iceberg del día a día que sufren las personas allí hacinadas.

Ante esta situación, en la que la ayuda humanitaria se hace más necesaria que nunca, numerosas ONG, en cambio, se están viendo obligadas a reducir su actividad o, directamente, a abandonar el país por la falta de fondos de la UE y del Gobierno heleno, tal y como publicó infoLibre en febrero. Este fenómeno, especialmente palpable en las islas griegas, se ha venido produciendo también en la parte continental. “No se ha querido facilitar espacio a las ONG en Grecia. Nos quieren lejos de todo, porque cuanto más lejos estemos menos testigos habrá de lo que allí está ocurriendo”, sentencia Del Campo.

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