27S | Rumbo a la huelga del clima

Arranca la 'semana del clima' con la vista puesta en la cumbre de Nueva York

Protesta de Fridays for Future en Alemania.

Este viernes 20 de septiembre comienza un evento probablemente histórico: no tanto por su magnitud, que ya de por sí es notoria, sino por lo insólito. Nunca antes se ha vivido una movilización climática tan amplia, tan fuerte, tan justa. Y es solo el comienzo. La joven activista climática Greta Thunberg y el movimiento Fridays for Future que inspira han convocado una semana completa de reivindicaciones ante la crisis climática, con dos huelgas convocadas: una para este viernes y otra para el siguiente. Las más de 300 organizaciones en España que se han adscrito a la causa han elegido el viernes 27 para los actos más importantes, pero la agitación contra el calentamiento global comienza mañana en centenares de puntos de todo el planeta.

Los mensajes de Thunberg para animar a la movilización no difieren mucho de lo que viene diciendo en actos, conferencias, reuniones y eventos de todo tipo desde que comenzó a ganar en popularidad el año pasado. Un mensaje claro, conciso y directo. "Somos la generación más joven, somos los que vamos a ser afectados. Pedimos justicia". El discurso de la joven sueca siempre se ha movido en clave de justicia climática –que no paguen los que menos culpa tienen– pero, en vez de utilizando criterios de clase, utilizando criterios generacionales: que no paguen los jóvenes por los excesos de sus padres, madres o abuelos. Sin embargo, en esta convocatoria, a diferencia de la del pasado 15 de marzo, se anima a esos mayores a acompañar a los menos mayores y a demandar una transición ecológica, socialmente justa y respetuosa con los límites del planeta.

Hay convocatorias en más de 150 países, en los cinco continentes. Cada una con su statu quo particular, sus reivindicaciones concretas, pero con un poso en común de exigir acción climática urgente, ambiciosa y justa. "Millones de escolares han estado abandonando sus clases cada viernes. Ahora ellos esperan que todos los demás se unan a ellos en esta acción. Hacer una huelga climática implica que gente de todas las partes del mundo salga de sus casas, sus oficinas, sus granjas, sus fábricas. Es necesario que todo el mundo corte con el business as usual", reza la convocatoria.

Sin embargo, la huelga, relativamente fácil de hacer en colegios, es algo más complicada de realizar en el ámbito laboral: al menos en el caso de España, el movimiento climático no ha contado con la complicidad de los sindicatos a la hora de convocar huelgas laborales clásicas, que ayuden a la visibilidad y a la movilización. En el caso de la huelga feminista del pasado 8M, la convocatoria de CNT, CGT y decenas de sindicatos minoritarios permitió que todo aquel que quisiera abandonar su puesto de trabajo pudiera hacerlo sin, en teoría, miedo a represalias.

La semana del clima no se convoca en la última semana de septiembre al azar: coincide con la Cumbre del Clima de Nueva York, cuyo día fuerte es el próximo lunes 23, aunque se celebrarán actos durante el sábado 21 y el domingo 22. Se trata de un encuentro de carácter más político, a diferencia de la COP, donde se discuten los detalles técnicos de la acción climática. A pesar de que los líderes políticos son usualmente criticados –y con razón– por no hacer lo suficiente para detener la crisis, o al menos mitigarla, se notan las urgencias: el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, está siendo contundente a la hora de animar a los países a incrementar el nivel de sus compromisos.

 

La Cumbre del Clima de Nueva York tiene un objetivo claro: servir de escenario para que los países anuncien cómo van a mejorar, ampliar y profundizar en su acción climática. El contexto es conocido: como se evidenció en la pasada COP de Polonia, hay una brecha entre los compromisos de los distintos Estados y la meta del Acuerdo de París, de un calentamiento de 2 grados para final de siglo. La agenda de reducción de emisiones de los países firmantes, simplemente, no es suficiente: llevaría a un –catastrófico– calentamiento de 3 grados en 2030, solo una década. Y Guterres solo va a invitar a hablar en la cumbre a los Estados que lleven papeles con promesas de más esfuerzos, y se lo está tomando en serio: Brasil, en manos de un Gobierno negacionista y con un respeto cuestionable por sus tesoros medioambientales, ha sido excluida del encuentro por este mismo motivo.

El objetivo de la cumbre es que cada vez más países cuenten con unos planes consistentes de cara a 2030 que les permita alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Muchos de ellos han anunciado que desvelarán sus intenciones el próximo lunes: Alemania, Chile, China, India, Indonesia, Francia, Reino Unido o Rusia tendrán un espacio en la reunión para hablar de ello. La Comisión Europea asegura que adelantará, como parte de su Green New Deal particular, contenido de su hoja de ruta para llegar a la deseada neutralidad a mediados de siglo.

Pero, con Estados Unidos fuera de juego, las miradas se centran en China. Según explica Climate Home, hay esperanzas de que el país asiático desarrolle en Nueva York lo prometido junto a Francia y la ONU en el pasado G20: que revisará su ambición climática. De lo que haga China, uno de los grandes emisores del planeta (no por que sea un gran incumplidor, sino por su población, inmensa), dependerá en buena parte el éxito de la reunión.

Con motivo de la cumbre, Naciones Unidas publicó el pasado miércoles un nuevo informe que recoge y resume las posiciones de cada país en la carrera por evitar el caos climático. Los datos hablan por sí solos. 114 naciones, que representan el 26% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, han indicado que no tienen intención de actualizar sus planes de acción climática. 112 países (53% de las emisiones) han dicho que actualizarán sus planes, pero de ellos, 37 aseguran que simplemente van a añadir "nuevos datos, información y/o supuestos". Y, por último, 71 países (21% de las emisiones) o bien han manifestado que "tienen la intención" de aumentar su ambición, sin nada concreto, o han declarado que no lo tienen claro.

En este contexto, los jóvenes han redoblado su apuesta con la semana del clima. Chicos y chicas de todo el mundo pertenecientes a Fridays for Future harán acto de presencia el sábado 21 en la cumbre para pedir más y mejor acción e intentar remover alguna conciencia dentro de la clase dirigente internacional. También harán ruido: los directores generales de compañías de petróleo y gas planean un evento de 'emisiones netas cero' en Nueva York para el que se esperan sonoras protestas en la puerta.

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En España, la movilización masiva se espera dentro de una semana, el 27 de septiembre. Pero hasta entonces, los jóvenes no se van a estar quietos. "Durante toda la semana habrá diferentes acciones en las distintas ciudades, desde talleres de pancartas a puntos informativos, pasando por performances callejeras o picnics. Muchas de estas actividades están organizadas con la colaboración de otros colectivos, como Madres por el Clima, y tienen el objetivo de concienciar sobre la crisis climática y seguir ejerciendo presión para que se tomen medidas contundentes para proteger al planeta", asegura en un comunicado este jueves Fridays for Future, que apunta que los integrantes de su movimiento "vuelven con fuerza de las vacaciones".

Extinction Rebellion, siguiendo su habitual proceder, organizó este viernes una "marcha fúnebre por las especies y el tiempo perdido" en Madrid para protestar la inacción, a su juicio, del Gobierno del país. En esta semana del clima planean más acciones, aunque su calendario se extiende más allá de estas fechas señaladas. Y en general, todas las organizaciones involucradas en la huelga del clima del 27 de septiembre –más de 300– utilizarán esta semana para difundir, tan lejos como sea posible, la necesidad de un abordaje a la altura del mayor reto del siglo para la sociedad, para la vida, tal y como la conocemos.

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