El expresidente sudanés
Omar al Bashir ha sido condenado este sábado a pasar
dos años en un centro de rehabilitación por delito de corrupción, ha informado la televisión estatal, en un episodio más de la transición que está experimentando el país tras las protestas que desembocaron en la sustitución del dirigente por un Gobierno híbrido cívico-militar encaminado a un sistema democrático, informa Europa Press.
Al Bashir, que
gobernó Sudán desde el golpe de Estado militar de 1989 hasta que fue derrocado el pasado mes de abril, fue acusado de poseer grandes sumas de dinero de la moneda local de Sudán, la libra sudanesa, además de otros activos sin justificación legal.
El magistrado jefe del tribunal, Al Sadiq Abdelrramán, se ha decantado por un centro de rehabilitación en lugar de cárcel por la
avanzada edad del exmandatario, de 75 años. Sin embargo, ha ordenado la
incautación de todo el dinero encontrado en el domicilio del mandatario en el momento de la operación, estimado en millones de euros.
La situación en la capital, Jartum, es tranquila y los cerca de 3.000 simpatizantes del expresidente concentrados en el Palacio Presidencial desde esta mañana no han demostrado intenciones violentas, sino que pretenden expresar
"la defensa de la religión islámica frente a la persecución laica" de la que está siendo objeto el expresidente, según ha lamentado uno de los asistentes, identificado como Ahmed Yassin.
Sin embargo, y para evitar males mayores, las
medidas de seguridad se mantienen tanto en la sede del tribunal como en las principales avenidas de la ciudad, en especial frente al Ministerio de Defensa, sitio simbólico de las manifestaciones populares.
El abogado del expresidente, Ahmed Ibrahim al Tahrir, ha declarado su intencion de
apelar al considerar que la sentencia es "fruto de una persecución política". Si bien el expresidente admitió haber recibido 25 millones de dólares del príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán, se declaró inocente de todos los cargos. Por su parte, la Asociación de Profesionales Sudaneses, uno de los principales impulsores de las manifestaciones, ha aplaudido la sentencia como una "condena moral y política" contra el régimen del expresidente.
Todavía quedan causas pendientes en Sudán contra Al Bashir, imputado en mayo por incitar a la muerte de manifestantes durante las protestas que acabaron desembocando en su salida del poder, por no mencionar las órdenes de detención del Tribunal Penal Internacional (TPI) en 2009 y 2010, por cargos de
crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio en la región sudanesa de Darfur. Además, esta misma semana, Al Bashir fue interrogado sobre su papel en el golpe de Estado militar que le encumbró precisamente al poder hace treinta años.
Hasta Sudán nos da lecciones tomando medidas contra la corrupción institucional, en Madrid los ciudadanos hacen cola de más de tres metros de largo, libro en mano para ser firmado por el autor, un corrupto expresidente del país.
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