Newsletter Covid-19

'Corona-news': testamentos más sencillos en Reino Unido, la situación en Corea del Norte y el fracaso del Banco Mundial

Personal de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid responde al aplauso a los sanitarios de las 8 de la tarde.

Dolores Armijo

infoLibre resume las informaciones más interesantes sobre el Covid-19 publicadas en la prensa internacional. Esta es nuestra selección de hoy.

Testamentos más sencillos de hacer en Reino Unido (The Guardian)

El número de personas que quieren hacer un testamento ha crecido en el Reino Unido y, según cuenta The Guardian, el Ministerio de Justicia está estudiando cómo relajar los requisitos existentes para dictar la última voluntad.

Actualmente, para que un testamento sea válido, debe ser firmado por dos testigos presentes al mismo tiempo, que sean independientes y que no estén relacionados con el testador. Pero con las medidas de distanciamiento social adoptadas es casi imposible cumplir con dichos requisitos, especialmente para quienes están aislados en su casa o en un hospital.

El Ministerio de Justicia está estudiando una flexibilización temporal de las normas, que podría entrañar la reducción del número de testigos necesarios, o la aceptación de otras soluciones como que los testigos den fe por vídeo. Pero, en todo caso, desde dicho departamento advierten de que a la hora de relajar los requisitos hay que tener en cuenta también el riesgo de potenciales fraudes. La norma sobre los dos testigos independientes ha tenido históricamente el objetivo de proteger a los más vulnerables.

James McNeile, socia del bufete de abogados Royds Withy King, explica al periódico que "entre las opciones que se están examinando figuran los testamentos sin testigos, como en gran parte de Europa continental; un enfoque de tipo australiano, que da a los jueces una mayor flexibilidad para decidir qué constituye un testamento; la introducción de testamentos y poderes notariales electrónicos, y disposiciones similares a las vigentes para el personal militar". Una ley de 1837 permite que los miembros de las fuerzas armadas hagan un testamento escrito u oral y, si es escrito, no se requiere la presencia de testigos.

¿Es creíble que en Corea del Norte no haya ningún contagio? (The New York Times)

The New York Times analiza si es creíble que en Corea del Norte no haya ni un solo caso de coronavirus, tal y como afirman sus autoridades.

Corea del Norte ha tomado algunas de las medidas más drásticas contra la pandemia y lo hizo antes que la mayoría de países. Selló sus fronteras a finales de enero, impidiendo los intercambios comerciales con la vecina China, que representa nueve décimas partes de su comercio exterior. Tomó medidas drásticas contra los contrabandistas que operan en la frontera. Puso en cuarentena a todos los diplomáticos en Pyongyang durante un mes. "La singular habilidad del Estado totalitario para controlar los movimientos de la gente también contribuye a sus esfuerzos de control de enfermedades", sostiene el rotativo.

"La falta de test puede significar que literalmente no se ha detectado ni un solo caso", afirma Kee B. Park, profesor en Harvard que ha trabajado junto con médicos norcoreanos para ayudar a mejorar el sistema de salud del país.

Corea del Norte ha puesto en cuarentena a 10.000 personas, pero el apagón informativo abre dudas sobre cómo está haciendo frente al virus. En el pasado, el país silenció o minimizó las epidemias, las rebeliones militares, los desastres o cualquier otro acontecimiento que pudiera socavar la fe del pueblo en el gobierno. Pero esta vez, la reacción "agresiva" y su capacidad única para detener a la gente "pueden haber evitado un brote devastador", sostiene Jung Gwang-il, un desertor norcoreano que lidera No Chain, un grupo de activistas por los derechos humanos en Seúl. Tan pronto como se informó de un brote en China, Corea del Norte reunió a todos los visitantes chinos en su ciudad nororiental de Rason y los puso en cuarentena en una isla durante un mes, explica Jung.

El fracaso del Banco Mundial (The Washington Post)

¿Cómo pueden las naciones más pobres del mundo hacer frente a una crisis sanitaria como la actual? Después de la epidemia del ébola de 2014 en África occidental, el Banco Mundial puso en marcha el Mecanismo de Financiación de Emergencia para casos de Pandemia (MFEP), basado en un seguro para recaudar dinero con destino a los países pobres a través de "bonos para catástrofes" y derivados. The Washington Post publica un análisis que explica por qué no está funcionando.

La pandemia de coronavirus es exactamente la situación para la que se diseñó el MFEP. La mayoría de los países que pueden acogerse al Mecanismo están notificando casos de Covid-19 y necesitan urgentemente miles de millones de dólares para ampliar su respuesta de salud pública. Hasta ahora, el MFEP no ha pagado ni un solo dólar.

Según el Banco Mundial, el Mecanismo debería realizar los pagos de forma temprana cuando se inicie un brote, antes de que se convierta en una pandemia. El programa prometía mezclar lo mejor del sector público y privado, "ayudando a mantener a 1.600 millones de personas seguras" mientras "se transfiere el riesgo financiero desde los gobiernos hacia los mercados internacionales". Pero la realidad es que el MFEP no entregará fondos a los países necesitados hasta el 15 de mayo, mucho después de la declaración de pandemia que se produjo en marzo. "Con los casos de coronavirus aumentando a un ritmo exponencial, estos retrasos cuestan vidas", indica el rotativo. Además, una vez activado, sólo liberará 132,5 millones de dólares, en lugar del pago máximo posible de 275 millones de dólares. 

La razón del fracaso podría ser que el Mecanismo intentó aplicar soluciones del sector privado a los problemas del sector público, cuando ambos tienen diferentes prioridades, diferentes reglas y diferentes estructuras de incentivos. Para que el MFEP funcione, debe hacer dos cosas: atraer a los inversores para que compren los bonos y entregar el dinero a los países de bajos ingresos en caso de pandemia. Pero esos dos objetivos son contradictorios: hacer que los bonos sean atractivos para los inversores significaba diseñarlos para reducir la probabilidad de pago. "Fue un buen negocio para los inversores, no para la salud mundial", resumía la antigua economista del Banco Mundial Olga Jonas, cuando hace un año explicó por qué el Mecanismo no había funcionado en el caso del ébola.

Los problemas estructurales de EEUU (The Economist)

El poder descentralizado, la costosa atención médica y la escasa red de seguridad para los ciudadanos harán que la respuesta a la pandemia en Estados Unidos sea más difícil de afrontar. Ese es al menos el pronóstico de The Economist, que analiza las razones estructurales que dificultan en ese país la lucha contra el coronavirus. Un escenario plausible es que una quinta parte de la población estadounidense se contagie y que la tasa de moralidad alcance el 0,5%, lo que provocaría 327.000 muertes, nueve veces más que en una temporada típica de gripe.

El semanario asegura que en Estados Unidos se han producido dos fallos significativos: uno técnico, el otro de comunicación. Los test han funcionado mal, debido a los kits de prueba defectuosos fabricados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, en inglés) y a las disputas entre estos organismos y la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration). "La debacle de las pruebas probablemente refleja los recortes presupuestarios. No se puede tener capacidad de mejora si te han dejado en los huesos", sostiene Scott Burris, de la Universidad de Temple. En 2010, el presupuesto de los CDC fue de 12.700 millones de dólares, hoy es de 8.000 millones. 

Un régimen de pruebas exitoso también permite ganar tiempo para que las autoridades lancen el mensaje correcto. Pero desde el principio, el presidente Donald Trump minimizó la posibilidad de grandes trastornos en la vida cotidiana y en la economía. Su insistencia en que la histeria viral estaba siendo amplificada por sus enemigos políticos ha distraído del mensaje crucial, que es prepararse para luchar contra la pandemia. 

Para mantener una población sana es necesario que la gente no propague la enfermedad, "pero también que busque tratamiento sin preocuparse por una deuda agobiante", destaca la revista. Y Estados Unidos es uno de los pocos países del mundo desarrollado que no tiene bajas por enfermedad remuneradas para todos los empleados. Sólo el 20% de los trabajadores del sector servicios con salarios más bajos pueden contar con ella. 

La atención médica también es extraordinariamente costosa. Las personas que no tienen seguro, las que están subaseguradas (es decir, que son responsables de una gran parte de los costes de su tratamiento) o las que temen los recargos por utilizar hospitales y médicos no incluidos en su cobertura, también pueden mantenerse alejadas del sistema sanitario. Algunas aseguradoras, por ejemplo en Illinois o California, insisten en que los pacientes no pagarán por las pruebas. Pero todavía no se ha aprobado una política en ese sentido a nivel federal.

¿El principio del fin de la economía de mercado? (Der Spiegel)

El Estado alemán puede ahora no sólo conceder préstamos o avales, sino también salvar a empresas de la quiebra convirtiéndose en su copropietario. El Gobierno que preside Angela Merkel ha reservado para este fin 100.000 millones de euros del denominado Fondo de Estabilización Económica, dotado en total con 600.000 millones. Der Spiegel se pregunta si el país está ante el principio del fin de la economía de mercado.

Alemania se enfrenta a la intervención estatal de mayor alcance en la economía desde la crisis financiera. Entonces, el Gobierno federal inyectó miles de millones de euros en bancos en dificultades como el Commerzbank. Ahora puede adquirir participaciones en grandes empresas de todos los sectores siempre que éstas tengan al menos 250 empleados y sean de especial importancia para "la economía", "la soberanía tecnológica", "las infraestructuras críticas" o "el mercado laboral", según se indica en la ley aprobada. Unos requisitos que cumplen las aerolíneas, los operadores turísticos o grandes proveedores, por ejemplo. El objetivo del Gobierno es evitar que inversores extranjeros utilicen la crisis para comprar empresas alemanas a precio de ganga.

Reino Unido contempla eliminar el 6 de julio la cuarentena a los pasajeros que viajen desde España

Reino Unido contempla eliminar el 6 de julio la cuarentena a los pasajeros que viajen desde España

Los expertos no dudan de que el Estado deba participar en las empresas en peligro. Lo que se discute es bajo qué condiciones debe entrar, qué objetivos debe perseguir y cuándo debe vender sus acciones de nuevo. Unos advierten sobre los riesgos de una nacionalización progresiva, mientras que otros exigen que el Gobierno federal desempeñe un papel activo en las empresas donde invierta.

Gerhard Schick, presidente del movimiento ciudadano Finanzwende [Cambio Financiero], que fue diputado de Los Verdes en el Bundestag en la época del rescate bancario, cree necesario tener en cuenta las lecciones aprendidas de la crisis financiera. "En aquel entonces, HSH Nordbank y Commerzbank recibieron miles de millones en ayudas, mientras defraudaban a las autoridades fiscales con los dividendos", destaca. Esta vez, por tanto, el Estado debe "alinear claramente su ayuda con los intereses del contribuyente" y "utilizarla para fijar el rumbo de los negocios". Schick piensa en la industria del automóvil, por ejemplo: "Si el Gobierno federal interviene, debe insistir en que los fabricantes produzcan coches medioambientalmente neutros".

Una visión muy diferente tienen en el ala económica de la CDU –el partido de la canciller Merkel–, donde critican la laxitud de los requisitos legales establecidos para acceder al Fondo de Estabilización. Diputados conservadores piden endurecer los criterios de acceso, limitar la duración del plan y reducir la posible influencia del Gobierno en las empresas. En su opinión, el Estado sólo debería adquirir acciones con derechos de voto en casos excepcionales.

Más sobre este tema
stats