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'Corona-news': la insoportable brecha de la desigualdad, la segunda ola estadounidense y la "materia oscura" alemana

Cartel de prevención contra el coronavirus en Costa de Marfil.

infoLibre resume semanalmente las informaciones más interesantes sobre el covid-19 publicadas en la prensa internacional. Esta es nuestra selección de hoy.

La insoportable brecha de la desigualdad (Der Spiegel)

Es difícil resumir este artículo escrito a cuatro manos del Der Spiegel y hacerle justicia. El enfoque no es novedoso, sí lo exhaustivo del trabajo: explica, alternando datos y testimonios de todo el mundo, cómo la pandemia de coronavirus sí es una cuestión de clases. No solo afecta con virulencia a las capas más pobres, que tienen que elegir en muchas ocasiones entre contagiarse o morir de hambre, sino que pasa casi inadvertida para el modo de vida de los más ricos. Algunos, incluso, se han beneficiado. 

Estados Unidos, juzgan los analistas, ha entrado en una senda de desigualdad nunca vista anteriormente y difícilmente recuperable. "También ha aumentado dramáticamente en Asia en las últimas décadas, particularmente en China. Los países más afectados en Europa occidental son Reino Unido, España e Italia; la riqueza también se distribuye de manera más dispar en ellos. ¿Coincidencia?", se pregunta el diario alemán. Explica que la brecha se está manifestando, con diferentes síntomas pero con el mismo fondo, en todo el mundo, y puede dar lugar a estallidos sociales nunca antes vistos, al hilo de las protestas raciales de estos días en Estados Unidos. El texto relata cómo una vecina de un barrio pobre de Francia se sorprende cuando el comedor social le regala aceites de baño sostenibles: en su zona, nadie tiene bañera. Cómo un chico de Costa de Marfil tiene que salir todos los días con pistola "para sobrevivir" y confiesa haber robado hasta en jardines de infancia para poder comer. Cómo en Argentina y en Uruguay se ha popularizado la expresión "La peste de los chetos", en referencia a una "plaga" de esnobs que viajan hasta sus segundas residencias de campo para confinarse a gusto.

No es un fenómeno nuevo. Pero hay pocos precedentes de una desigualdad tan rápidamente acentuada, visible tanto en el Norte como en el Sur. Si bien los más adinerados no se han visto especialmente afectados, los expertos consultados consideran que un estallido social fuerte sí que puede salpicarles. Es el mecanismo clásico de la lucha de clases. El reportaje cita una frase de Madonna para exponer su tesis: "Al virus no le importa lo rico que seas, lo famoso que seas ... Lo maravilloso es que nos hizo iguales de muchas maneras". "¿Este virus? ¿Un gran nivelador?", cuestiona Der Spiegel. "Lamentablemente, demasiado bueno para ser verdad", responde.

La segunda ola estadounidense (The New York Times)

En Estados Unidos, un país sumido en protestas y tensiones raciales a causa del asesinato a manos de la policía de George Floyd, alcaldes, expertos en Salud Pública y otros funcionarios consultados por The New York Times temen que, aunque muchos manifestantes usen máscaras, el riesgo de nuevos casos de coronavirus aumentará a medida que miles se reúnan, provocando una segunda ola de la enfermedad. La amenaza ya se hizo patente en las protestas contra el confinamiento de la extrema derecha, aunque hay diferencias. En aquella ocasión, se detectaron viajes de personas que iban a otros Estados a manifestarse, lo que puede provocar brotes en zonas hasta ahora relativamente libres de covid-19. Además, muchos se negaban a llevar mascarilla. 

En las manifestaciones de estos días en el país norteamericano, los epidemiólogos consultados por el diario consideran que el hecho de que se desarrollen al aire libre, con la mayoría portando mascarillas y siendo habitualmente muy agitadas, con los participantes corriendo, puede dificultar la transmisión. Pero otras características son más preocupantes. Las fuertes emociones que se viven pueden difuminar la sensación de peligro. "Las personas se pierden en el momento y pierden la conciencia de quién está cerca de ellos, quién no, quién lleva una máscara, quién no", asegura el historiador médico Howard Markel. Además, las detenciones y las encerronas que aplican los antidisturbios para aplacar a los manifestantes reducen la distancia física necesaria. El experto teme la repetición de los rebrotes que sufrió EEUU en 1918 con la gripe española y que contamos en el anterior corona-news: las grandes aglomeraciones condujeron a una segunda ola.

La "materia oscura" alemana (The Guardian)

The Guardian ha entrevistado a Karl Friston, un neurocientífico que está aplicando sus modelos matemáticos –ideados para conocer cómo funciona el cerebro– para ayudar a Independent Sage, el grupo de investigadores que se ha creado en Reino Unido como una alternativa al comité del Gobierno. Suena increíble, pero funciona. Friston utiliza un enfoque llamado generativo, en oposición al "convencional" que usan la mayoría de epidemiólogos. Lo aplica para responder a dos de las preguntas más importantes: cómo nos ha pasado esto y cómo podemos evitar que vuelva a pasar a corto plazo, en referencia a los temidos rebrotes. 

Es difícil explicar cómo funciona exactamente el modelo generativo, pero se puede resumir en que incorporan continuamente no solo datos de infectados, fallecidos y recuperados, también las causas ya probadas del aumento o la disminución de casos, así como las reacciones sociales y las decisiones políticas, para que las predicciones sean asombrosamente precisas. "Para Londres, pronosticamos que los ingresos hospitalarios alcanzarían su punto máximo el 5 de abril, las muertes alcanzarían su punto máximo cinco días después y la ocupación de la unidad de cuidados críticos no excedería su capacidad", explica. Acertaron. Aún con todo, Friston explica que se encuentra con obstáculos difícilmente superables: por ejemplo, cuánto dura y con qué intensidad se manifiesta la inmunidad al coronavirus, un asunto que trae de cabeza a los científicos de medio mundo. Y aún es incapaz de responder con claridad a una de las grandes cuestiones: cómo Alemania ha salido mejor de la primera ola que otros países como Reino Unido, Francia, Italia o España. Su hipótesis inicial, eso sí, es sorprendente. En sus palabras:

"Parece que la baja tasa de mortalidad alemana no se debe a su capacidad de prueba superior, sino al hecho de que el alemán promedio tiene menos probabilidades de infectarse y morir que el británico promedio. ¿Por qué? Hay varias explicaciones posibles, pero una que parece cada vez más probable es que Alemania tenga más 'materia oscura' inmunológica, personas que son inmunes a las infecciones, tal vez porque están aisladas geográficamente o tienen algún tipo de resistencia natural". 

'Huānyíng, mr. Marshall' (The Economist)

Cientos de países de todo el mundo, incluido España, temen el impacto de una temporada turística a punto de empezar mucho más floja de lo habitual. Y en el desenlace final influye en gran medida China, el país que más turistas envía al extranjero. El gigante asiático, en plena desescalada, ya permite viajar, aunque por ahora los vuelos a otros países o con destino foráneo son muy reducidos. Los chinos, por ahora, prefieren visitar destinos dentro de las propias fronteras del país. Y a buen ritmo: los viajes interiores durante el Puente de Mayo alcanzaron un 60% de lo registrado en las mismas fechas del año pasado.

Que los chinos salgan al exterior es vital para el buen ritmo de muchos negocios este verano en todo el mundo. "Los turistas chinos gastan generosamente en excursiones al extranjero, alrededor del doble del promedio mundial", recuerda The Economist en este reportaje. Gloria Guevara, del Consejo Mundial de Viajes y Turismo, cree que los chinos pueden sentir un poco de estigmatización por culpa de la pandemia. Así que, más allá de las cifras de nuevos casos de los países que deseen visitar, influirá decisivamente sentirse bienvenidos (huānyíng, en chino).

Cambiar tráfico por gallinas (The Washington Post)

The Washington Post se hace eco de un curioso fenómeno que parece ir a la contra del curso de los tiempos: muchos estadounidenses están planteándose dejar la ciudad para irse a vivir a zonas rurales o al campo. Algunos quieren estar más cerca de sus mayores durante una pandemia que les afecta especialmente. "No hay otro lugar en el que queramos estar que no sea con nuestras familias en este momento. Es realmente desgarrador estar lejos ", opina Sarah Demarest, que quiere volver a la zona rural de Maine donde se crió. Otros se han dado cuenta de que pueden prescindir del viaje diario a la oficina para dirigir sus negocios o trabajar en sus puestos, y que el teletrabajo es una opción viable a medio y largo plazo. "Y para muchos otros, en realidad no es una decisión, sino una necesidad frente a la creciente pérdida de empleos y las rentas aún altísimas" de los grandes núcleos urbanos. 

El INE recoge 44.000 muertes más de las esperadas en 2020, un 24% más que el año pasado

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Las protestas raciales de estos días en Estados Unidos, explica el reportaje, polarizan el fenómeno: muchos, en su mayoría ajenos o directamente cómplices de la opresión que denuncia la población negra, huirán de los disturbios. Otros querrán quedarse para seguir participando en las demandas de justicia social que atraviesan las grandes ciudades norteamericanas. Aún es muy pronto, en todo caso, para juzgar el impacto del coronavirus sobre la demografía tanto de EEUU como de otros países. Pero los expertos recuerdan que la recuperación que sucede a una gran recesión históricamente ha propiciado este tipo de movimientos. 

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