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'Corona-news': las dificultades de los países del Sur Global que aún no han aplanado la curva

Una mujer camina bajo la lluvia en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.

Otras vacunas necesarias (The New York Times)

"Muchos esfuerzos de inmunización masiva en todo el mundo se detuvieron esta primavera para evitar la propagación del coronavirus". Así arranca este reportaje de The New York Times sobre las dificultades de algunos países para hacer frente a las consecuencias de la pandemia. Al igual que en otros países del mundo la saturación de los hospitales ha retrasado otras intervenciones médicas esenciales, en varios países del Sur Global las enfermedades infecciosas son fácilmente evitables con vacunas, pero muy peligrosas si se paralizan las campañas (a pesar de lo que diga Miguel Bosé).

La difteria está apareciendo en Pakistán, Bangladesh y Nepal; el cólera se encuentra en Sudán del Sur, Camerún, Mozambique y Yemen; y el sarampión se está propagando en todo el mundo. "De los 29 países que han suspendido actualmente las campañas de sarampión debido a la pandemia, 18 están informando de brotes", explica el artículo. Los expertos temen que cause incluso más víctimas mortales que el covid-19, tratándose de un virus extremadamente contagioso. Además, los equipos de Salud Pública se enfrentan a una peligrosa ola de escepticismo con respecto a las vacunas que puede hacer peligrar los avances conseguidos hasta la fecha.

En algunos países de África, las comunidades locales temen que los médicos les inoculen una vacuna experimental del covid-19 para usarlos como conejillos de indias. Cuesta horas convencerlos, y aun así muchos se niegan en rotundo. Si la pandemia se acabase ahora en seco, en un año y medio podría volverse a las cifras habituales de inmunidad. Pero no parece que ese escenario sea realista.

Miedo a una segunda ola en Oriente Medio (The Economist)

Muchos países de Oriente Medio están reabriendo sus economías, llenando los bares y dejando de usar mascarillas a pesar de que los datos epidemiológicos no son favorables. Aún no hay segunda ola como tal, pero los contagios están aumentando, así como los fallecidos, lo que indica que no solo se trata de un aumento en el número de test realizados. Y volver al confinamiento sería catastrófico para muchos. Lo cuenta The Economist.

Las infecciones y muertes han aumentado en Irán, donde las autoridades pensaron que habían domado uno de los peores brotes del mundo. Las escuelas se han convertido en un vector de infección en Israel, que mandó a los niños a clase como primera medida de desescalada al entender que son menos vulnerables. Y en Arabia Saudí, donde la primera ola nunca se fue, los médicos informan un aumento inesperado de hospitalizaciones. El Gobierno acusa a los locales y su relajación, pero los datos indican que la mayoría de brotes surgen entre los trabajadores inmigrantes, hacinados y mal pagados.

"Las preocupaciones sobre la salud pública llevaron a la mayoría de los países árabes al cierre esta primavera. Pocos piensan que pueden darse el lujo de hacerlo nuevamente", concluye el reportaje.

En India, la distancia es un lujo (Der Spiegel)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alabó a India por su pronta respuesta ante el coronavirus. Su Gobierno se tomó en serio la pandemia. Pero las cifras de contagiados se duplican cada quince días, muchos mueren sin hacerse un test o ser admitidos en el hospital, y aún con todo las autoridades están relajando el confinamiento. Al igual que los países árabes, no se lo pueden permitir. Y las características estructurales de las ciudades indias no ayudan, explica Der Spiegel en este reportaje.

Más de 140 millones de personas han perdido sus trabajos. Cientos de miles de trabajadores migrantes se fueron a casa a pie porque no podían encontrar más ingresos en las ciudades. Barrios de megaurbes como Nueva Delhi carecen de la higiene y el espacio adecuados y las casas están abarrotadas, con más de siete y de ocho miembros del mismo núcleo familiar bajo el mismo techo. Ahora, el Gobierno indio teme que la pobreza extrema aumente por primera vez en 20 años. Los hospitales ya están colapsados y no se prevé que la situación mejore en los próximos dos meses.

El virus acelera en África (The New York Times)

La pandemia tardó en arrancar en muchos países africanos, pero los epidemiólogos advierten de que el número de casos confirmados en el continente ahora está aumentando rápidamente, recoge The New York Times. "Dijeron que están rastreando contactos", asegura una camerunesa que ha visto a su padre fallecer sin que le hayan hecho una sola prueba. "Pero yo soy uno de los contactos. Y no me rastrean". Los recursos médicos están agotados y los esfuerzos gubernamentales son dispares.

Ya contamos en una anterior edición de corona-news los problemas de Nigeria, donde los expertos aseguraban que el alto número de casos podía trasladarse a otros países vecinos. Y ahora temen que África sea el nuevo epicentro de la pandemia. El tiempo extra que ganaron muchos países con el confinamiento no les bastó para reforzar sus débiles sistemas sanitarios. Y lo curioso es que, en las primeras semanas y cuando aún no se detectaban muchos contagios, la élite económica y política fue la que propagó la enfermedad: la única con capacidad de desplazarse entre territorios.

Brasil, un país a la deriva (The Guardian)

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Los epidemiólogos pronostican que Brasil se convierta dentro de poco en el país con más muertes por covid-19, superando a Estados Unidos. El caldo de cultivo es inmejorable, desde el punto de vista del virus, claro. Así lo explica The Guardian en este análisis. El factor principal es la desigualdad: el coronavirus impacta con fuerza en las clases más bajas, como se muestra en los testimonios de este corona-news y en otras entregas. Pero no solo el único. "Esta es la peor crisis de salud pública que hemos enfrentado, y tenemos el peor Gobierno del mundo", declara uno de los expertos consultados.

El ultraderechista Jair Bolsonaro quitó hierro desde el principio a la gravedad de la crisis, asegurando que se trataba de un "resfriado". Ahora, los curanderos prometen soluciones mágicas, las medidas de las administraciones se revelan como poco eficaces porque han llegado tarde, y las estadísticas oficiales están en duda. La situación recuerda cada vez más a la tragedia vivida por el país americano a principios del siglo XX con la gripe española. También entonces el virus se cebó con los más débiles, tampoco entonces se actuó a tiempo. Brasil, como otros muchos países, no aprendió de la experiencia.

Bonus track: los temores, explicados por Politico, de que la Administración Trump apruebe, por las prisas, una vacuna que no sea realmente efectiva.

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