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Elecciones EEUU 2020

Horas para pronunciarse sobre Bolivia, silencio sobre Estados Unidos: así callan los países ante los ataques de Trump a la democracia

Partidarios de Trump participan en una protesta denominada 'Detener el robo de Biden".

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, muy cerca al cierre de esta crónica de perder en las urnas ante el demócrata Joe Biden, lleva días acusando a su rival de "fraude" en las elecciones del 3 de noviembre y sembrando dudas sobre el funcionamiento de la democracia norteamericana. Ni él ni sus seguidores han aportado ninguna prueba o fundamento creíble del supuesto amaño. Los ataques venían sucediéndose por parte del líder republicano desde hace meses: y muchos analistas previeron lo que podría pasar, una jornada electoral en la que el mapa se tiñera provisionalmente de rojo y sirviera al dirigente para proclamar su victoria y posteriormente erigirse como víctima de una conspiración, habida cuenta de que el voto por correo, mayoritariamente demócrata, se contabiliza más tarde.

Los países más poderosos e influyentes de la esfera internacional han callado acerca de la deslegitimación del sistema electoral estadounidense: a lo sumo, han compartido su inquietud por la posible violencia y la polarización. Y la Organización de Estados Americanos (OEA) aún no ha publicado el informe sobre su observación del proceso. Su dirigente, Luis Almagro, no ha pronunciado palabra; pero le bastaron horas para pedir una segunda vuelta en Bolivia ante la paralización de los resultados provisionales, dudas que sembraron el germen del golpe de Estado en Bolivia que echó del poder a Evo Morales. Otros observadores internacionales, sin embargo, han condenado "los intentos sin precedentes de socavar la confianza pública" en la nación.

La Comisión Europea solo ha pedido esperar a que las autoridades oficiales anuncien quién ha ganado las elecciones en Estados Unidos, desmarcándose de facto de la proclamación de Donald Trump como presidente a lo largo de la madrugada española del martes al miércoles. El portavoz jefe del Ejecutivo comunitario, Eric Mamer, rechazó hacer comentarios sobre el recuento de votos, refleja Euractiv: pero aseguró que Bruselas tiene "confianza en las fuertes tradiciones democráticas en Estados Unidos". La misma línea han seguido los Estados miembro, salvo Eslovenia, cuyo ultraderechista primer ministro felicitó al republicano por su supuesta victoria. Por su parte, la ministra de Defensa alemana y líder de CDU, Annegret Kramp-Karrembauer, advirtió de una situación "explosiva" y deslizó una crítica, sin explicitarla: "El resultado de estas elecciones no está aún decidido (...), se están contando aún los votos. (…) Es algo que debe preocuparnos a todos", declaró. 

La enigmática Rusia, que según algunos analistas prefiere a Trump pero que según otros opta por la situación que genere más caos, se pronunció mediante unas declaraciones que la situaron en el punto medio entre Biden y Trump. La Directora del Departamento de Información y Prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, María Zajárova, aseguró que "las deficiencias evidentes del sistema electoral estadounidense son visibles, lo que fue destacado innumerables veces por los observadores internacionales y expertos reconocidos en ese tema" y expresó su confianza en que "los mecanismos jurídicos existentes permitan determinar al futuro jefe del Estado de plena conformidad con la Constitución estadounidense". Por su parte, el Gobierno de China no se ha pronunciado de manera oficial y el presidente, Xi Jinping, no mencionó el tema en el discurso que pronunció el pasado miércoles en la principal feria de importaciones del gigante asiático. Esperan que gane Biden, pero no confían demasiado en un destensamiento de las relaciones.

En España, el presidente, Pedro Sánchez, ha optado por el silencio y el vicepresidente segundo y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, solo deslizó su opinión en Twitter con vídeos de Bernie Sanders y de late nights humorísticos estadounidenses. La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, sí habló del tema, pero sin salirse del discurso oficial de la Unión Europea: pidió paciencia, esperar a resultados oficiales y respetar el conteo, sin pronunciarse sobre la autoproclamación de Trump o sus acusaciones de fraude sin fundamentos. 

El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas Pedro Rodríguez asegura entender la cautela de las naciones. Pase lo que pase, "a Trump todavía le quedan tres meses. A ningún país le interesa que vuelque en ellos la ira de no haber ganado las elecciones". "Normalmente", añade, "no es el papel de la comunidad internacional el cuestionar el funcionamiento de la democracia en Estados Unidos". "La diplomacia opera con el principio de no levantar mucho la cabeza porque no hay beneficio en estos momentos". 

"Intentos sin precedentes de socavar la confianza pública"

Para encontrar una crítica clara y sin ambages a la actuación de Donald Trump tras el cierre de las urnas en Estados Unidos hay que acudir a una de las organizaciones que ha auditado el proceso electoral: la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). En un comunicado, aseguran que no han percibido ni un atisbo de irregularidad, y son contundentes contra la actitud del presidente. "Nadie, ningún político, ningún funcionario electo, debería limitar el derecho de voto del pueblo. Después de una campaña tan dinámica, asegurarse de que cada voto sea contado es una obligación fundamental para todos los poderes del gobierno ", aseguró Michael Georg Link, coordinador especial y líder de la misión. "Las acusaciones infundadas de deficiencias sistemáticas, en particular por parte del presidente en ejercicio, incluso la noche de las elecciones, dañan la confianza pública en las instituciones democráticas".

En el Parlamento Europeo, ajeno a las normas diplomáticas de cortesía, también se han escuchado voces críticas. David McAllister, presidente de su Comisión de Asuntos Exteriores, recordó que "no se puede privar a los ciudadanos estadounidenses del derecho al voto" y aseguró que el hecho de que el presidente de Estados Unidos pida detener algunos conteos –no los que le favorecían, como el de Arizona– es un hecho "sin precedentes". "No puede proclamarse ganador en pleno conteo", dijo el alto funcionario. 

El silencio de la OEA

La Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo presupuesto es financiado en más de la mitad del total por Estados Unidos, también mandó observadores internacionales el 3 de noviembre a diversos Estados. Pero ni la organización ni su secretario general, Luis Almagro, han dicho una sola palabra sobre los turbulentos momentos que vive la nación, ni ha publicado su informe sobre la jornada electoral. El abogado uruguayo ha sido muy criticado por su polémica intervención en las elecciones de 2019 en Bolivia. Publicaron un informe, ampliamente cuestionado, que aseguró que los comicios en el país andino, que dieron la victoria en primera vuelta a Evo Morales, fueron irregulares. El documento sirvió de sustento para el golpe de Estado que sufrió el líder del MAS. Con la victoria de su partido el mes pasado, los líderes izquierdistas de Latinoamérica, desde México a Argentina, han vuelto a presionar a Almagro para que abandone su puesto.

Almagro habló, y bien claro, a las pocas horas de conocerse los resultados provisionales en Bolivia, que daban una amplia victoria a Morales sobre su competidor tras una paralización en el recuento. Lo explica para infoLibre en este artículo el periodista, sociólogo y director del diario argentino Nodal Pedro Brieger. "La OEA, a través de su secretario general y a pocas horas de conocerse el resultado provisional, dijo que tenía que haber segunda vuelta". Algo que Brieger califica de, cuanto menos, "muy extraño", dado que los resultados completos y oficiales eran todavía una incógnita. "En ningún país se toma en cuenta el conteo provisional, precisamente porque es sólo provisional".

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La paralización del recuento cuando Carlos Mesa iba en cabeza levantó la sospechas de la OEA de Almagro. Sin embargo, cuando se proclamaron los resultados provisionales al completo, Morales había ganado. La razón es parecida a la que explica cómo Biden ha remontado en varios Estados en las últimas horas: quedaban por contabilizar zonas donde el apoyo al MAS era muy mayoritario, en un país con otra importante brecha racial y de clase. A Almagro no le importó: pidió una segunda vuelta a pesar de que el candidato del MAS había ganado con amplia diferencia, contradiciendo la propia Constitución boliviana. 

En aquella ocasión, la Unión Europea, dos días después de la intervención de Almagro, se posicionó. "La inesperada interrupción del conteo electrónico de votos después de la primera vuelta de las elecciones generales en Bolivia ha generado serias dudas que deben ser totalmente aclaradas de manera inmediata". Alemania manifestó su apoyo expreso a una segunda vuelta, y España se limitó a manifestar su apoyo a la OEA y a "tomar nota" de la notificación de la administración Morales del resultado de las elecciones, sin reconocerlo. Ahora, nadie ha levantado la voz contra un presidente que se proclama reelegido sin que las urnas le den la razón.

El propio Evo Morales utilizó la misma comparación para volver a atacar al secretario general de la organización panamericana este jueves. Aquí no hay diplomacia que valga. "Si hay fraude, Donald Trump debe acudir a Luis Almagro", ironizó. "La derecha cuando pierde, acusa de fraude", añadió.

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