Juegos Olímpicos

Tokio despide los "Juegos de la esperanza" y entrega el testigo a París

Imagen del pebetero durante la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Tokio.

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Terminan los Juegos Olímpicos más atípicos que se han vivido recientemente. Para muestra, su propio nombre: Tokio 2020. La pandemia obligó a posponerlos y, claro, también los ha condicionado. Nunca antes se había visto ninguna mascarilla como protagonista en unas olimpiadas, pero este año sí. Las próximas se celebrarán en París, en 2024, dentro de tres años. Si la pandemia lo permite serán muy diferentes. Como los últimos. 

El Estadio Olímpico y cientos de deportistas pusieron este domingo el broche final a algo más de dos semanas de olimpiadasen una Ceremonia de Clausura cargada de simbolismo, tradición y, sobre todo, luz y color para despedir los que han sido definidos como "los Juegos de la esperanza". "Habéis creado magia en estos Juegos. Fuisteis más rápidos, llegasteis más alto y fuisteis más fuertes porque estuvisteis juntos. Este es un poderoso mensaje de solidaridad y paz. En estos tiempos difíciles, vosotros dais al mundo el más preciado de los regalos: la esperanza. Esto nos da fe en el futuro. Los Juegos de Tokio han sido los Juegos de la esperanza, la solidaridad y la paz. El pueblo japonés puede estar orgulloso de lo que ha conseguido", apuntó el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach.

De nuevo sin público general —ausente en todas las competiciones— en el Estadio Olímpico de Tokio, el acto arrancó con un vídeo de los mejores momentos de la cita olímpica bajo la atenta mirada, entre otros, del emperador Naruhito y del presidente de Francia, Emmanuel Macron, como máximo representante del país que acogerá los próximos Juegos. Todas las banderas, después del izado de la de Japón, fueron entrando en el recinto, con la eufórica karateca española Sandra Sánchez, que el pasado jueves se proclamó campeona de kata en el estreno olímpico de su deporte, portando la enseña española. 

Pero no ha sido el único oro que ya vuela hacia nuestro país. El resto lo consiguieron Alberto Fernández y Fátima Gálvez en la prueba mixta de foso, en tiro olímpico; y el escalador de 18 años Alberto Ginés López, el primer deportista en proclamarse campeón en escalada, una disciplina estrenada este año. 

En cuanto a las platas, los protagonistas españoles han sido Adriana Cerezo y Maialen Chourraut, que lograron sendas medallas en -49kg de taekwondo y en K-1 de piragüismo eslalon; Ray Zapata, en suelo de gimnasia; Teresa Portela, en piragüismo; Damián Quintero, en kata; Saúl Craviotto, Marcus Walz, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade, en K4-500m, piragüismo; la selección española de waterpolo y la selección de fútbol.

Por su parte, David Valero (bicicleta de montaña), Pablo Carreño (tenis), Ana Peleteiro (triple salto), Joan Cardona (vela) y la selección masculina de balonmano consiguieron colgarse el bronce de sus cuellos.

De la solemnidad a lo festivo

Como Sandra Sánchez, muchos protagonistas en estas dos semanas desfilaron como abanderados, como el italiano Marcell Jacobs, sorprendente campeón de 100 y 4x100 metros; o la neerlandesa Sifan Hassan, oro en 5.000 y 10.000 metros y bronce en 1.500, antes de que comenzase el espectáculo de luz y color en el estadio.

De entre un círculo lleno de colores, representación de todas las banderas del mundo, miles de partículas de luz volaron, gracias al estudio Moment Factory, para formar los anillos olímpicos, mientras el centro del recinto se iluminaba para dar paso a la Tokyo Ska Paradise Orchestra. El ambiente, hasta entonces solemne, tornó en festivo mientras sonaban los acordes del Himno de la alegría, recibido con euforia por los cientos de deportistas que ya se agolpaban para despedir los Juegos.

La ceremonia prosiguió con la tradicional entrega de medallas de la maratón, que por primera vez coronarían en el Estadio Olímpico a las mujeres junto a los hombres. El keniano Eliud Kipchoge recibió su oro en un podio masculino completado por el neerlandés Abdi Nageeye y el belga Bashir Abdi, con su compatriota Peres Jepchirchir haciendo lo propio en la categoría femenina por delante de la también keniana Brigid Kosgei y la estadounidense Molly Seidel.

El espectáculo continuó, y la tradición se abrió paso con vídeos en los que los organizadores presentaron, como en la Ceremonia de Inauguración, más muestras de la cultura nipona, como los bailes Ainu (Hokkaido), Ryukyu Eisa (Okinawa) o Nishimonai Bon Odori, la danza de difuntos de la prefectura de Akita.

Parín inaugura su Olimpiada

Y llegó el turno del relevo, justo después del himno olímpico interpretado por el cantante de ópera Tomotaka Okamoto. La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, entregó la bandera olímpica al presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, que a su vez se la cedió a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. Mientras, en la explanada de la Torre Eiffel, miles de franceses celebraban la llegada de la nueva Olimpiada de París con la bandera más grande del mundo.

"Esta noche cae el telón de unos Juegos de emoción, en medio de una pandemia. Aunque muchas de las pruebas se han celebrado sin público, el pueblo de Japón les ha apoyado. Gracias a los voluntarios, estos Juegos son el resultado de vuestro esfuerzo. La llama de Tokio se apagará en silencio, pero nunca se extinguirá", indicó Koike.

Bach, por su parte, dio las gracias a las autoridades japonesas y a los comités olímpicos nacionales por su esfuerzo para llevar a cabo la cita olímpica. "Estos Juegos nos ha costado un esfuerzo sin precedentes hacerlos realidad", dijo, antes de tener un especial gesto de cariño hacia los voluntarios. "Nos vemos en París, hasta pronto", finalizó.

Tras ello, los deportistas asistieron al apagado del pebetero, que se volverá a encender para el estreno de los Juegos Paralímpicos. Terminan los Juegos Olímpicos de Tokio y empieza la Olimpiada de París.

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Los Juegos de la reivindicación

Sin embargo, y sin desmerecer el deporte, estos han sido los Juegos de las reivindicaciones. En muchos sentidos. La gimnasta Simone Biles abrió el debate de la salud mental; el saltador Tom Daley quiso reivindicarse como homosexual y, a la vez, romper los estereotipos masculinos; las jugadoras noruegas de voleibol y las gimnastas alemanas protestaron contra la sexualización de las deportistas... La lista es larga. Y las reivindicaciones, aunque no se han dirigido únicamente a lo deportivo, han apuntado directamente a un ámbito en el que la igualdad de género, el respeto al colectivo LGTBI o la desaparición de los estereotipos férreos continúa lejos. 

Tokio 2020, en este sentido, ha abierto debates que, aunque antes también se habían abordado, quizá nunca habían tenido un altavoz tan grande. Sin emabrgo, también hay que lamentar que el comité organizador ha anunciado este domingo 26 nuevos contagios de coronavirus relacionados con el desarrollo del evento, un número que eleva el total de casos vinculados a la cita deportiva a 430 desde el inicio del recuento, el 1 de julio.

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