Buzón de voz

...Y lo demás son tonterías

La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, repitió hace unas horas en un acto en Ciudad Real el mantra en el que se han instalado el partido del Gobierno y el Ejecutivo en pleno: “Algo está cambiando y España ya es creíble y genera confianza”. Le faltó decir lo que dijo hace quince días durante un debate interno en la sede nacional del PP: “todo lo demás son tonterías”. Ni mención, por ejemplo, a la macroestafa de las preferentes. Tonterías. No hay que pronunciar los malditos ‘brotes verdes’, pero sí insistir en que “algo está cambiando”.

Y algo ha cambiado estos días, aunque ese cambio fuera previsible, para los alrededor de 700.000 ciudadanos tenedores de acciones preferentes (Economía sólo reconoce 300.000). El Gobierno aprobó el viernes un plan por el que esos inversores podrán cambiar los complejísimos productos por acciones de los mismos bancos que se los vendieron, sólo que con una pérdida de valor de entre el 10% y el 70%, incluso más.

En la inmensa mayoría de los casos, se trata de ahorradores sin conocimientos financieros a quienes el personal de las sucursales (por orden de sus superiores) ofreció invertir sus ahorros en participaciones preferentes, supuestamente tan seguras como un depósito pero con rentabilidades muy superiores. De hecho obtuvieron buena rentabilidad durante algún tiempo, hasta que estalló la realidad de que el valor de mercado de esos títulos no tenía nada que ver con el establecido por las entidades.

Engaño e impunidad

Pensionistas que invirtieron confiados los 15.000 euros ahorrados durante toda una vida pierden ahora la mitad o la mayor parte, depende de los casos. Dicen desde la banca y desde el Gobierno que comprenden “la sensación de la gente de haber sido engañada”. No es una sensación. Es un engaño masivo. Incluso aceptando la evidencia de que hubo gente que se apuntó a las preferentes como en su día cayó en la tentación de otras inversiones arriesgadas, esa avaricia de unos cuantos no puede justificar el robo de los ahorros de una mayoría. Siempre ha habido gente espabilada que presumía de conseguir rentabilidades del 7% cuando los demás mortales obteníamos un 2% como mucho por los depósitos bancarios. Merecen (y encuentran) escasa o nula solidaridad. Pero en el caso de las preferentes fueron casi todas las entidades financieras las que buscaron y convencieron a cientos de miles de ahorradores tradicionales con el cebo de que se trataba de valores seguros. Incluso con la confianza de que los propios empleados de banca invertían en preferentes, lo cual era cierto en muchísimos casos. Está por ver si las denuncias interpuestas en los tribunales contra las entidades derivan en algún tipo de castigo penal, económico o administrativo. Hasta ahora no ha ocurrido.

Esta misma semana, ante la desconfianza desatada en toda Europa por el disparatado plan del Eurogrupo de aplicar una quita sobre los ahorros en Chipre, la dirección del Partido Popular distribuyó entre sus cargos un argumentario en cuyo primer punto se afirma para que todos lo repitan: “los españoles que tienen dinero en entidades bancarias pueden estar tranquilos porque sus ahorros están más que garantizados”. ¿Qué pensarán al escuchar esto los centenares de miles de españoles atrapados en el ‘corralito’ de las preferentes? Probablemente pensarán que se escuchan muchas tonterías.

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