Buzón de voz

Actualización de un fracaso

El Gobierno, reunido en consejo de ministros en la mañana de este 26 de abril de 2013 bajo la presidencia de Mariano Rajoy, ha aprobado un documento denominado Balance y Actualización de la Estrategia Española de Política Económica, subtitulado Programa Nacional de Reformas. Tan sonoro planteamiento debería responder fundamentalmente al mayor de los problemas que sacuden a España: 6.202.700 ciudadanos están en paro, según la Encuesta de Población Activa (EPA), conocida la víspera. Es la tasa de desempleo más alta de toda la serie histórica. Afecta ya al 27,1%. En casi dos millones de hogares nadie tiene trabajo. Después de repasar las 53 páginas del documento y de escuchar las explicaciones de la vicepresidenta y de los ministros de Economía y de Hacienda, cabe una primera conclusión: no hay respuesta.

Luis de Guindos, el mismo ministro que hace cuatro meses pronosticaba para el cuarto trimestre de este mismo año “tasas de crecimiento positivas de empleo”, asume ahora que este país no creará puestos de trabajo hasta 2015 (en el mejor de los casos). Se anuncia la puesta en marcha de un comité de expertos “independientes” para evaluar los efectos de la reforma laboral durante su primer año de funcionamiento. Ya adelanta Guindos que ese informe será “favorable”. La cosa va en la misma línea que el informe encargado a otro comité de sabios, también “independientes”, sobre las pensiones públicas. Resultará más bien “favorable” a recortarlas, porque la mayoría de los “sabios” no son precisamente defensores del sistema público.

Presupuestos inútiles

El Gobierno “actualiza” también sus previsiones macroeconómicas, que vienen a dejar los Presupuestos de 2013 en un muerto viviente. Acercándose un poco más a los pronósticos de casi todos los analistas y organismos internacionales, asume que el PIB caerá un 1,3%, y no el 0,5% que había estimado, mientras el déficit llegará al 6,3%, en lugar del 4,5% previamente contemplado. Por lo demás, el balance del Gobierno sobre sus reformas respira autosatisfacción, mientras las “novedades” consisten en casi todo lo ya anunciado reiteradamente sobre apoyo a los emprendedores, reforma de la administración local, unidad de mercado y reforma de Colegios y Servicios Profesionales. Cabe aplaudir que se eliminen deducciones a las grandes empresas en el Impuesto de Sociedades, aunque habrá que ver la letra pequeña.

Todas estas “actualizaciones” vienen a certificar el fracaso absoluto de las medidas económicas llevadas a cabo, y que parten de la supuesta convicción (impuesta desde Alemania y el núcleo duro de la Unión Monetaria) de que los recortes de gasto público devuelven la “confianza” de los mercados en la economía y permitirán reducir el déficit y financiar la deuda. Mientras Estados Unidos y Japón apuestan por los estímulos al crecimiento, rebajando tipos o inundando de liquidez el sistema, la Europa del sur sigue escarbando en el agujero de la recesión. Y el rostro más crudo de la recesión es el paro.

Mariano Rajoy llegó al Gobierno con el mensaje de que él era la solución contra el paro. El propio Gobierno admite que en esta legislatura se destruirán 1,3 millones de empleos. Rajoy no ha salido a decir ni una palabra. Irá al Congreso a explicar esta “actualización” de una estrategia económica fracasada, pero sin ninguna disposición a variar de rumbo, confiado en que Bruselas relajará los objetivos de déficit para seguir evitando un rescate total que sería la puntilla definitiva a su carrera política. “Es bueno reducir el déficit”, ha proclamado la vicepresidenta (como si alguien lo discutiera genéricamente). Obviedad por obviedad: mucho mejor sería reducir el paro. Es una cuestión de prioridades o de orden de los factores.

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