Muros sin Fronteras

La trampa siria

Hezbolá no lucha a favor del Basar el Asad, lo hace por su propia supervivencia. El Partido-guerrilla libanés, un Estado dentro del Estado, se ha alineado públicamente con el régimen sirio. Así lo ha declarado su líder, Hassan Nasralá. Era sabido que milicianos de este grupo chií luchaban en Qusair (Siria) junto a un Ejército cuyos mandos son en su mayoría alauís, una secta islámica emparentada con los chiísmo. Ahora es oficial.

La respuesta al anuncio no se hizo esperar. Varios cohetes cayeron sobre el barrio de Chiyah, en el sur de Beirut, dominado por Hezbolá. Se trata de proyectiles de fabricación rusa que no causaron víctimas mortales.

Aunque todo es posible en una zona con tanto peso de los servicios secretos, la procedencia de los cohetes descarta a uno de los sospechosos habituales: Israel, y apunta a alguna de las facciones que lucharon en la guerra civil libanesa. Ese ataque y la muerte de tres soldados libaneses cerca de la frontera con Siria, hacen pensar que el escenario más temido, el de la extensión del conflicto a Líbano, ya está aquí.

La batalla de Siria es algo más que un conflicto local, una primavera apagada en sangre y fuego. Si hubo alguna oportunidad de intervención al principio, esta se ha esfumado. Hoy cualquier solución es mala.

Se trata de un conflicto internacional con varias partidas simultáneas. La principal, la más visible, es la que libran EEUU e Israel contra Irán. Hezbolá y Asad son aliados de Teherán. El arco Mediterráneo-Teherán (se puede añadir Bahrein) pasa por Irak donde la falsa paz que dejaron los estadounidenses se está resquebrajando (los atentados de esta semana son otra prueba); puede volver la guerra sectaria entre el Gobierno chií de Maliki y sus milicias aliadas y los suníes ex partidarios de Sadam Husein.

Ese es el segundo conflicto, el que libran suníes y chiíes en Líbano, Siria, Irak...

Detrás de los suníes está Arabia Saudí, que actúa como delegado estadounidense, aunque tiene una agenda política y religiosa propia. Los wahabí no son menos radicales que la de los talibanes afganos; los primeros tienen petróleo, los segundos cabras.

La decisión occidental de no renovar el embargo de armas a los rebeldes sirios, que son suníes, tendrá poco impacto real sobre el terreno porque los mismos que impulsaron la prohibición ya venden sus armas a través de tercerosEl negocio de la moralidad y el del dinero son primos hermanos.

Rusia, aliado de Basar por motivos diferentes a los de Irán, ya ha anunciado que venderá misiles antiaéreos a Damasco. ¿Bombardeará Israel los envíos? Hay aristas peligrosas.

Una tercera batalla la libra Israel en solitario. Con tanta distracción exterior y sin moverse demasiado intensifica sus planes de construcción de colonias en Cisjordania, un territorio ocupado a los palestinos y que hacen imposible cualquier acuerdo de paz por muchas fotos que quiera hacerse John Kerry con Mahmud Abas y Simon Peres. No es el primero en posar. No será el último.

Entre foto y foto, entre sonrisa y sonrisa, entre plan para buscar un plan de paz y plan para buscar un plan de paz languidecen los palestinos, que ya cotizan en invisibilidad internacional a la par que los saharauis. Los palestinos también son suníes, como los rebeldes sirios. En este drama tenemos suníes buenos y suníes malos, los de Hamás.

Las cosas en Oriente Próximo se mueven despacio. No caben en un periodo electoral de EEUU. Los que ganan hoy pierden siglos después. Si leyéramos historia lo sabríamos. Esta película ya está contada.

El historiador israelí Ilan Pappé, odiado por los sionistas, cree que el futuro de Israel podría ser similar al de los cruzados si no es capaz de establecer acuerdos y amistades con sus vecinos árabes, empezando por los palestinos.

Surgen en Siria grupos que se alejan del ideal democrático de las primaveras árabes, que predican la guerra santa y un Estado islámico. Al Yazeera se pregunta en este reportaje: ¿Quién controla la revolución?

La guerra de Siria arrastra una gran ironía: que Hezbolá, considerado grupo terrorista por EEUU e Israel, acabe dando la batalla a los grupos próximos a Al Qaedaacabe dando la batalla a los grupos próximos a Al Qaeda que están ganando peso entre la insurgencia siria. Se acabó hace tiempo el romanticismo de qué buenos son los buenos y qué malos los malos. Es la guerra. Se llama realidad.

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