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Muros sin Fronteras

Carta a los Magos de Oriente

Cartel de Mariscal

Arranca 2014, las esperanzas, los propósitos. Gracias a esta crisis brutal lo único que no comienza igual que antes es la cuesta de enero; se trata de la misma cuesta del mes anterior y del anterior, y del año pasado: una cuesta sin fin con pendientes de etapa pirenaica del Tour de Francia.

El cambio de año es un convención, una manera de organizarse, un evento comercial. La realidad es que el año arranca con las mismas hambrunas, guerras, injusticias, corrupciones, guantánamos que había en 2013. También nace sin ideas para remediar los problemas, solo palabrería en boca de unos políticos que dedican más esfuerzo a parecer que hacen que a hacer. Como en Lampedusa, uno de esos agujeros negros de la democracia.

Existe otra fecha que la tradición católica reduce a un asunto de reyes y magos, quizá por temor a las palabras libres: sabios, pensadores, ilustrados. La madrugada del 6 de enero está conectada con la infancia. Debería servir para que los adultos recuerden la existencia de los sueños, las utopías y la exigencia de pelear por ellos.

Esta es mi carta a esos Magos. Solo ocho deseos, sin abusar.

1. Unos medios de comunicación responsables, valientes, que molesten al poder, con periodistas que viajen a los sitios aunque sea lejos, caro y poco rentable, periodistas que pregunten como si fueran ciudadanos (educadamente cabreados) y no colegas-amigos de los políticos-fuentes, periodistas capaces de levantarse y apagar una televisión plasma. Medios capaces de publicar historias de personas además de nutrirse de estadísticas oficiales, medios que acoten el virus del copiar y pegar y la vergonzante becarización de las redacciones.

También pido lectores capaces de diferenciar lo bueno de lo malo, lo auténtico de la impostura, lectores decididos a preservar y sostener medios independientes que hacen su trabajo. Me refiero a medios capaces de enfrentarse a los poderes de EEUU y Reino Unido por publicar los secretos de la NSA, divulgados por Edward Snowden. Estos medios y otros más jóvenes son esenciales para imponer una nueva moralidad pública.

2. Otro sistema de Naciones Unidas más eficaz y rápido, menos controlado por los intereses (a menudo vergonzantes) de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: EEUU, Rusia, China, Reino Unido y Francia. Estos países con derecho de veto, encargados de vigilar la legalidad internacional, son también los principales exportadores de armas, un negocio casi siempre opaco que mueve millones de dólares al año en producir muerte y destrucción, una cifra que podría servir para reducir la lacra del hambre que afecta a millones de personas.

3. Que se cumplan los objetivos del Milenio para erradicar la pobreza extrema en el mundo. El año 2015 era la fecha elegida para lograr unos resultados que no se van a lograr. Muchas reuniones, mucho bombo, mucho G20 y mucho Bono (el cantante, que el otro ni llega) y nada esencial ha cambiado: la estructura de la desigualdad es la misma, un negocio del Primer Mundo. La excusa para posponer los objetivos es la crisis económica. La misma que ha liquidado, más en España, la ayuda exterior al desarrollo. Dedicar el 0,7% al Tercer Mundo es un objetivo que nace en 1980 y que solo cumplen Dinamarca, Holanda, Luxemburgo, Noruega y Suecia. Esa ayuda no es caridad, es inversión: la paz es un negocio de todos; la guerra de unos pocos.

4. Que las instituciones públicas y organismos internacionales y las ONG luchen de manera más efectiva y coordinada en el acceso de la mujer a la educación y a una eficaz planificación familiar. La educación es la única inversión para lograr un cambio sostenible. Decía Frederick Douglass que “es más fácil construir niños fuertes que reparar adultos rotos”. Los organismos multilaterales no deberían estar limitados por interpretaciones religiosas o sectarias sobre la vida y el sexo. La salud es un derecho humano innegociable. Debería haber más ayudas a los grupos locales que trabajan duro en condiciones muy precarias contra la ablación y la infibulación.

5. Una verdadera carta a los magos católicos debe incluir un punto en el que desee toda la suerte al nuevo papa Francisco, que sin tomar decisiones extraordinarias ha logrado impactar en católicos, agnósticos y ateos por su forma respetuosa y humilde de ejercer el pontificado. Un Papa así es esencial para los países del Tercer Mundo, para Latinoamérica y para España, anclada aún en un nacional-catolicismo del que Rouco Varela es un represente y Gallardón una anomalía. Su declaración sobre los gays es una revolución estética y de fondo. Es el año para confirmar las buenas impresiones con hechos concretos.

6. Una carta a los Magos es un catálogo de ilusiones. En esta hago mía la felicitación del estudio de Javier Mariscal que hace fortuna en las redes sociales.

7. Que liberen a los periodistas secuestrados en Siria.

8. Que esta canción se haga realidad de una maldita vez. Feliz 2014.

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