Plaza Pública

Los presos de ETA quieren hacer cuentas

Odón Elorza

La última declaración del colectivo de presos de ETA llega, como siempre, tarde respecto a las reiteradas demandas de los demócratas, las exigencias del Estado de Derecho, la necesidad de alimentar con pasos firmes el proceso de paz y la desaparición de la organización terrorista y las propias peticiones de su entorno. En este caso me refiero tanto al Foro Social de Lokarri como a los mediadores internacionales y a los dirigentes independentistas de Sortu en boca del propio Otegi desde la cárcel.

Conviene recordar que se ha producido tras un debate en las cárceles que ha durado 20 meses para "decidir" la nueva estrategia a seguir por los presos a la vista del prolongado enrocamiento del Gobierno Rajoy. Por tanto, parten de la necesidad de aceptar las vías legales que pudieran facilitar su salida escalonada de las prisiones en un tiempo que ellos califican de "prudencial". Pero no deberían olvidar que la concesión del tercer grado está sometida a condiciones bien concretas. Una cuestión problemática conocida por los acogidos a la vía Nanclares.

En medio de la discusión han ocurrido noticias contradictorias para ellos: de un lado la previsible sentencia europea sobre la ilegal aplicación de la doctrina Parot y de otra una fuerte reacción social en España contraria a la decisión de los jueces de Estrasburgo. Ambas cuestiones han reducido aún más si cabe la capacidad de acción del Gobierno en favor de activar un proceso de paz que Rajoy no acaba de reconocer en una actitud irresponsable que resulta, además, exponente del desprecio al papel jugado por Zapatero para poner fin al terrorismo. De todo ello los presos y sus "consejeros" han sacado sus propias conclusiones.

En realidad, los miembros de ETA atienden finalmente los análisis de la realidad y las peticiones formuladas por Otegi, Rufi Etxeberria y los abogados defensores especialistas en el papel de calcular cómo reducir las penas. Porque los presos, que son conscientes de que su organización está en proceso de liquidación y de que los políticos abertzales pisan la moqueta del poder gracias al pase obligado de ETA a la reserva, sólo piensan en hacer sus cuentas sobre su posible salida de las cárceles sabiendo que las movilizaciones, que se seguirán produciendo, no les sacarán a la calle en medio de recibimientos de multitudes. Duro panorama para los próximos años.

Se han dado cuenta de que se lo tienen que poner más dificil al PP y dar pasos por si mismos. Por eso han tenido que aceptar la odiada ley penitenciaria española y la vía de la reinserción individual para alcanzar beneficios penitenciarios. Y lo expresan en su declaración señalando que "podríamos aceptar que nuestro proceso de vuelta a casa –nuestra excarcelación y de manera prioritaria nuestro traslado a Euskal Herria- se efectuasen utilizando cauces legales, aun cuando ello, para nosotros, implícitamente conlleve la aceptación de nuestra condena". Está claro que lo hacen desde el puro posibilismo, buscando las vias legales que favorezcan la reducción de sus condenas para salir a la calle lo antes posible.

Lejos quedan ya los planteamientos de máximos que los presos, la dirección de ETA y las bases más radicalizadas de Sortu han venido expresando en la calle hasta hace bien poco. Me refiero a la superada "exigencia irrenunciable" de amnistía para todos, a la no aceptación de la legislación penitenciaria y a la prohibición de sus jefes de acogerse individualmente a la reinserción y a los beneficios penitenciarios. Estamos ante una rectificación estratégica en toda regla.

Por otra parte, el colectivo de más de 500 presos dice ahora que "reconocemos con toda sinceridad el sufrimiento y daño multilateral generado como consecuencia del conflicto", precisan que "utilizaremos vías y métodos políticos y democráticos" y añaden párrafos literarios que necesitarían un código para ser descifrados. Aunque estoy convencido de que nunca leeremos lo que desearíamos: una mención al arrepentimiento por tanto dolor causado, la petición de perdón a las víctimas y una aproximación a reconocer su error al justificar un terrorismo innecesario que se alargó inutilmente por su propio fanatismo y por el miedo y la cobardía moral de sectores de la ciudadanía vasca. Pero esta es otra historia que parece olvidada.

No obstante las obligadas precisiones anteriores, afirmo que la declaración es un paso nuevo y positivo; aunque eso sí, envuelto en su retórica ya habitual, difícil de digerir para cualquier demócrata. Sin embargo, sabemos muy bien que, por encima de su inadmisible relato con el que tratan de justificar los delitos que cometieron mediante lo que denominan lucha armada en un pretendido conflicto político y en defensa de la libertad del pueblo, ETA ha perdido su cruzada. En esa parte, el comunicado es decepcionante, podría restar credibilidad a sus palabras y provoca la crispación de determinadas asociaciones de víctimas.

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Aún con más garantías de que ETA no volverá a matar al entender que la declaración del colectivo hace más dificil una escisión, asistimos a un proceso de paz que será largo y complejo. De momento permanece bloqueado por el Gobierno Rajoy hasta que ETA no entregue las armas y comprometa con hechos su disolución efectiva. En este sentido el Gobierno parece jugar al todo o nada, si bien parece que ETA podría realizar a corto plazo un gesto llamativo relacionado con la entrega de armamento y explosivos.

Por el contrario, defiendo la necesidad de alimentarlo también desde el Gobierno del PP, iniciando su papel con una política penitenciaria diferente, acercando a los presos y adoptando otras medidas legales humanitarias. Sin olvidar que, desde un punto de vista político, resulta incomprensible la permanencia en la cárcel de Otegi, Rafa Diez y el resto de personas condenadas en el mismo sumario por conducir a ETA a su declaración final. Deberían estar en libertad. Otra cosa sería entrar a analizar si en su comportamiento hubo dosis de una nueva convicción democrática o, simplemente, razones de oportunidad y conveniencia a la vista de las efectivas y decisivas actuaciones de los instrumentos del Estado de Derecho sobre los comandos y direcciones de ETA.

-------------------Odón Elorza es diputado del PSOE por Gipuzkoa

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