Muy fan de...

Felipe (próximamente) VI

Ay, Felipe de mi vida, la que te espera. Tres días para tu proclamación, setenta y dos horas para ponerte al frente de este navío español que tiene más agujeros que las aceras de Madrid, con vías de agua a babor y estribor. Cari, de verdad, en serio ¿estás seguro? Mira que estás a tiempo de hacerte un simpa –sin pasar por el Congreso–. Te digo lo que les digo a mis amigas y amigos la noche antes de su boda –un dicho que repetía mi abuela cuando los enlaces matrimoniales eran pa' siempre- “con la cuchara que elijas vas a tener que comer todos los días” ¿Lo has pensado bien, criatura? Que lo chungo no es tanto la cuchara como el marrón que te han dejado en el plato…

Parece que fue ayer cuando éramos niños los dos. Tú muy formalito en el Congreso de los Diputados asistiendo a la coronación de tu padre, tan rubio, con tus ojos tan azules y tu sangre a juego con ellos. Yo muy niña y muy rubia también –natural todavía– y… y hasta ahí las similitudes porque mi padre de azul tenía el mono del taller y la sangre roja –aunque esto había que decirlo bajito, que España venía del blanco y negro y todo lo que sonara a “colorado” provocaba sarpullidos en los sensibles pellejos del Movimiento-. Qué tiempos aquellos, cuando Fofó preguntaba “¿Cómo están ustedes?” Y no dudábamos en contestar a pleno pulmón: “¡Bieeeeeeeeeen!” Anda que si lo preguntara ahora…

Era fácil enamorarse de ti, tan mono. Muchas niñas de mi generación soñábamos con ser tus novias, pero los mayores nos quitaron rapidito la tontería de encima:

- Que tú no puedes enamorarte de un príncipe, ¡¿no ves que no-so-mos i-gua-les? Déjate de bobadas, hazte la coleta y baja a por una bolsa de leche al Ultramarinos que te van a cerrar.

Y bajé las escaleras de dos en dos, con aquel “No-so-mos-i-gua-les” retumbándome en la coleta de plebeya. El tiempo desmintió a mi madre, solo en parte, te casaste con una de las nuestras pero sin dejar de ser de los tuyos.

Muchos años después, aquí estamos, esperando un acontecimiento que tú y yo sabíamos que un día llegaría, pero que no imaginábamos así, ni por el “cuándo” ni por el “cómo”. Y, claro, como tierna fan que fui, me veo obligada a recordarte cómo está el percal, para que sopeses los pros y los contras antes de dar el paso y aceptar la herencia recibida. ¿Por dónde empiezo?

- Venga, va, por la crisis, ya tú sabes: más parados que bares, jóvenes sin futuro, dependientes que no reciben las ayudas necesarias, bancos rescatados, familias desahuciadas… Nada que no hayas oído insistentemente en los últimos años, de hecho podría ser el estribillo de la letra de ese himno nuestro que nunca la tuvo y dejar ya de tararear el “lalala ” por los estadios, que no afinamos como Massiel.

- Luego está lo de la crisis institucional. Los políticos con menos prestigio que los tronistas de Telecinco, la Justicia bajo sospecha, tu Casa patas arriba por el humor negro de tu cuñaaaao ¿lo has cogío?, la desmemoria de tu hermana mediana –rabos de pasa– y la afición de tu padre por mandar a los paquidermos africanos a hacer compañía a la madre que parió a Dumbo, a golpe de cadera.

- Cataluña con ganas de pirarse del Estado y no volver nunca Mas, el País Vasco haciendo cadenas humanas para desencadenarse y autodeterminarse.

- El partido en el gobierno esquivando balones de corrupción día sí y día también, y con varios de sus jugadores marcando para Suiza.

- El PSOE más descompuesto que un adolescente postbotellón y con tantos candidatos que hay que ir poniendo post it en una pizarra -en plan guionista de Lost- para no perderse.

Y, así, en general, el hartón, las ganas de cambio, de resetearlo todo como un informático resolutivo; la Transición, la Constitución y el bipartidismo a punto de cotizar en el mercadillo vintage, junto a los discos de los Brincos; la idea de que toca poner el cartel de “CERRADO POR FIN DE CICLO”. ¡Si hasta a la Selección, la única que nos daba alegrías últimamente, nos la han bañado unos que iban de naranja, resucitando al gafancio Naranjito en una noche para olvidar!

¿De verdad te apetece ser Jefe de este Estado en el estado en que está? Muy fan. No, en serio, júrame que no has acariciado en algún momento la ilusión de que prospere un Sí al referéndum con la esperanza de que salga el NO. Dime que no has sido tú el tuitero autor del hashtag #ReferendumYa, pillín.

Bueno futuro rey, espero que este inventario te haya servido de ayuda para pensarte bien lo de cargar con la Uve y el palito. A ver, a ver, creo que no se me ha pasado nada… ah, sí, Peñafiel.

Ahí lo dejo.

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