Muros sin Fronteras

Las encuestas ponen nervioso a Netanyahu

Parece que la parafernalia de la semana pasada en el Congreso de EEUU, que hasta el momento ha sido el principal mitin de Benjamín Netanyahu en su campaña electoral junto a su intervención en la AIPAC, no le va a evitar la derrota el 17 de este mes (martes de la próxima semana). La última encuesta, divulgada por Haaretz, sitúa en cabeza a la llamada Unión Sionista, una coalición electoral formada por el Partido Laborista de Isaac Herzog y el Hatnuah de la centrista Tzipi Livni.

Aunque a muchos en España les suene mal el nombre (sionista) hay que situarlo dentro de un contexto general: sionistas son todos menos los que llaman despectivamente la izquierda radical, una minoría. Además, esta es la única posibilidad de sacar del poder al líder del Likud. Para lograrlo necesitan una victoria clara, por una diferencia de cuatro o cinco escaños, y atraerse así a los supuestos moderados en las negociaciones. ¡Cuánto se ha movido Netanyahu hacia la derecha para que Livni, que formó Kadima junto a Ariel Sharon, sea hoy la esperanza de un sector de la izquierda!

La Unión Sionista lograría, según dicho sondeo, entre 21 y 26 escaños, tres más que el Likud. En tercer lugar estaría Yesh Atid, del periodista Yair Lapid con 14 escaños. La mejor suma posible 26 + 14 = 40 quedaría muy lejos de la mayoría absoluta en un Parlamento de 120 diputados. La lista Unida de los Partidos Árabes obtendría 13, pero parece imposible que entren en una coalición. Como mucho darían su voto a la formación de un Gobierno antiNetanyahu. Herzog y Livni tendrían que incorporar a uno o dos partidos ultraortodoxos para poder formar Gobierno. La semana se presenta interesante.

La calle Jaffa, en el centro de Jerusalén, es un ir y venir de peatones distraídos y bicicletas eléctricas, de moda en una ciudad repleta de cuestas. Cada cierto tiempo pasa un tranvía de la Línea 1 que recorre la ciudad del Este al Oeste, y viceversa. Es el símbolo de un Jerusalén sin fronteras. Ya nadie habla de la Línea Verde, de la solución de los dos Estados o de los Acuerdos de Oslo. Parece que desapareció también de la memoria de los habitantes. En realidad, casi nadie habla mucho de los palestinos y de la paz. No son un tema de campaña electoral.

Este vaciamiento de esperanzas es el precio pagado por los años de Netanyahu, la derechización de la sociedad y los errores de los palestinos. Aún existe una legislación internacional, dos resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU (la 242 y la 338), sepultadas ambas bajo toneladas de polvo y olvido cómplice. La solución que se contempla a largo plazo la esgrime sin rodeos ni disimulos Naftali Benett (12 escaños en la encuesta de Haaretz): la anexión de gran parte de Cisjordania. También ha calado otra idea peligrosa: que la seguridad de Israel no depende de un acuerdo con los palestinos. A corto plazo es cierto, ¿a largo también?

Netanyahu logra una ajustada victoria en las legislativas israelíes

Netanyahu logra una ajustada victoria en las legislativas israelíes

No sé cómo Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) –que no es autoridad ni nacional– pueden regresar a la casilla de los Acuerdos de Oslo o crear otros acuerdos renovados dentro de ese espíritu. La APN se conforma con las subvenciones y no molestar demasiado. Solo queda Hamás en Gaza, un grupo próximo a los Hermanos Musulmanes; es decir, moderado en relación con los salafistas o el Estado Islámico. Las elecciones israelíes de la semana próxima son, tal vez, la última oportunidad de lograrlo. Además de los partidos que se presentan bajo diversas siglas, la verdadera fuerza política son los colonos, cerca de 500.000 entre Jerusalén y Cisjordania.

Netanyahu está nervioso. Ha denunciado una campaña internacional para sacarle del poder; sostiene que sus enemigos reciben fondos sospechosos, incluso que están sobornado a los árabes-israelíes para que no dejen de votar. La acusación suena ridícula, sobre todo si ven el vídeo anterior. Netanyahu y su partido muestran síntomas de fatiga.

El primer ministro ha utilizado en las últimas semanas todos los recursos posibles: pedir a los judíos franceses que emigren a Israel tras el ataque al supermercado kosher de París que causó la muerte de cuatro personas, blandir el fantasma del antisemitismo, coquetear con las profecías sobre el fin del mundo y alertar del peligro de Irán, que es su as en la manga favorito. Ninguno ha funcionado en las encuestas; veremos si funcionan en las urnas. La gente está cansada de la manipulación, pero sobre todo parece que un número significativo de israelíes está cansado de Netanyahu.

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