Nacido en los 50

A imagen y semejanza de su líder

El Gran Wyoming

En los sondeos previos a las elecciones echo en falta una pregunta que podría formularse de varias formas: "¿Es usted consciente de lo que está pasando?", "¿Sigue a través de los medios de comunicación los acontecimientos luctuosos que perpetran diferentes responsables de las administraciones?". Lo digo porque me gustaría saber si hay una parte del electorado que se declara inconsciente, o si el apuntalamiento de la delincuencia en las instituciones es deliberado.

Cada uno es muy libre de votar lo que le dé la gana, en eso está basado este sistema, y por eso, para evitar sorpresitas desagradables, se crean supraestructuras que gobiernan a los que nos gobiernan, de modo que el margen de maniobra sea cada vez menor. Mientras escribo este artículo escucho en la radio que los responsables de la UE van a dar un respiro a Grecia aminorando la presión en sus exigencias de control de las reformas que se comprometieron a llevar a cabo con su electorado, como premio a haber apartado a Varufakis de las negociaciones. Cuando, sometidos por la extorsión, reconduzcan al dictado algunas de sus propuestas les acusarán de populistas y de embaucadores que no cumplen lo que prometieron. ¿Está claro? “Tú vota a quien quieras que nosotros filtramos la decisión soberana del pueblo de modo que se ajuste a nuestros deseos”.

No quieren negociar con gente desagradable que les lleva la contraria: “Somos los dueños del dinero y aquí se entra de rodillas”. Sin embargo, es celebrada con entusiasmo por esos mismos señores la presencia, en aquel Olimpo de la economía, donde grandes sabios trazan nuestro futuro, de personajes sitiados por presuntas fechorías que avergonzarían a cualquier ciudadano honrado. Tal es el caso de Rajoy, acusado de haber cobrado sobresueldos en dinero B, y que preside un partido que lleva financiándose ilegalmente, décadas y décadas, desde el mismo momento de su gestación, a través de sobornos, donaciones ilegales y corruptelas. No les preocupa que los fondos que nos prestan acaben destinándose a fines diferentes a aquellos para los que fueron solicitados y concedidos. Recordemos el caso del rescate de la banca, que se nos presentó como un crédito y que ahora dicen que tendremos que pagar los ciudadanos cuando las entidades bancarias están dando beneficios. Pues eso, que a pesar del rescate, el crédito no fluyó. Fue un dinero que nos prestaron a nosotros, los que votamos, se lo quedaron los intermediarios, o sea, los bancos, por la cara, y ahora operan como si nos lo hubieran dado: son trileros.

¿Entendemos qué se quiere decir con eso de auditar la deuda? No se trata de no pagar, sino de dejar claro quién lo pidió, para qué, y qué pasó con el dinero. La respuesta a estas tres preguntas nos aclarará la legitimidad de la deuda y si fue el ciudadano, queriendo vivir por encima de sus posibilidades, el causante de la ruina. Saben que no.

Lo que quieren en Europa son gobernantes dóciles que se plieguen a sus deseos expansionistas y sometan sus programas políticos a los caprichos lucrativos de la economía financiera, a pesar de que esas exigencias, que llaman de sentido común, empobrezcan a los ciudadanos de una forma cruel e innecesaria. Ahora llaman sentido común a lo que antes llamábamos abuso. Dentro de poco el crimen pasará a ser “adelanto inducido en la fecha de caducidad homeostática”.

Esta es la cuestión: al que denuncia el abuso y la delincuencia se le penaliza, al que se somete a los dicterios de las élites financieras se le deja entrar en el paraíso.

Sorprende esta forma tan antipatriótica de conducir los destinos de las naciones por parte de los partidos conservadores que, a su vez, se eligen en portadores de los valores eternos y salvaguarda de las esencias patrias, envolviéndose en la enseña nacional, que usan a modo de capa de Superman, para combatir al terrorismo, el separatismo, el chavismo, el castrismo y el norcoreanismo, mientras liberan al águila imperial de la gloriosa enseña, transformada así en democrática y constitucional, para que haciendo uso de su condición depredadora vaya en vuelo rasante a vaciar las arcas del patrimonio público para compensar su esfuerzo al servicio de la España Una e indivisible.

A los señores que rigen nuestro destino desde Europa todo este saqueo les parece bien, su enemigo es Varufakis, que todavía no se ha estrenado.

Claro que toda esta vergonzosa situación tiene una nefasta consecuencia pedagógica en la conciencia ciudadana que, cual lluvia fina, se ve empapada por la hipocresía y la doble moral de estos dirigentes corruptos, y en esa cotidianeidad, esa legitimación del delito y usurpación de funciones, se atenúan los conflictos internos del ciudadano que, ya libre de prejuicios morales, puede levantarse en una mañana de soledad de mayo y poner al frente de la caja pública a los herederos de los herederos de los herederos, de los que inventaron el hurto institucional, a sabiendas de que volverán a hacer lo mismo.

Esa insistencia en legitimar el expolio de nuestro patrimonio desde altas instancias de esa comunidad a la que entramos para que nos arreglara un poco las cosas termina corrompiendo el inconsciente colectivo y condenando a la desesperación a los que no tragan con los ladrones que desde las instituciones se están construyendo una fortaleza para sitiarse y dejar al pueblo soberano a la intemperie, desvalido. Así es, se está edificando una sociedad cada vez más rica con ciudadanos cada vez más pobres. El crecimiento ya tiene una gráfica de líneas divergentes donde la élite capta lo que sustrae al ciudadano y traza un recorrido ascendente, mientras este, movido por la hipnosis de su modelo social, económico y moral, encumbra a su depredador para iniciar un recorrido descendente hasta alcanzar la cima de la miseria.

Tuvimos un ejemplo en el GIL, el partido de don Jesús. Estoy convencido de que sus votantes jamás pensaron que era un hombre honrado, pero creían que de ese estiércol brotarían champiñones por doquier con los que se nutrirían sin esfuerzo. Algún día habrá que estudiar el papelón que desempeñó nuestra Justicia en todo aquel atropello. O no, que es lo que suele pasar. Recuerdo que en un altercado que tuvo Jesús Gil con el presidente de la Sociedad Deportiva Compostela, mientras forcejeaban y se llamaban de todo, gritó: “Has insultado al pueblo de Marbella”. No es cierto, sus votantes, no el pueblo de Marbella, se habían insultado a sí mismos cuando le eligieron alcalde. Sabían quién era y lo que hacía.

Ciudadanos de moral abyecta, con argumentos varios y coartadas estúpidas, colocarán al frente de nuestras instituciones a políticos corruptos hechos a su imagen y semejanza. Son lo mismo, están hechos de la misma pasta, y nos obligarán a rendirles tributo y respeto amparados por el halo de solemnidad que otorga la institución democrática que representan.

Mientras, el Omeprazol, que se usa indebidamente como protector gástrico, se dispara y llega a ser el fármaco más vendido en España. De alguna manera hay que digerir toda esta mierda. Nos la meten como el pienso de la ocas que ceban para el foie gras: a presión.

Ya sólo nos faltan las jaulas.

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