Plaza Pública

Primarias en Podemos abiertas a la ciudadanía

José Manuel Gómez Benítez

Cuando fui vocal del Consejo General del Poder Judicial pude comprobar que el buen funcionamiento del servicio público de la justicia no era una prioridad política, como tampoco lo era la tolerancia cero con la corrupción. Todos sabíamos cuáles eran las causas de la inadmisible lentitud de los procesos judiciales, las formas de optimizar el presupuesto, los pasos que había que dar para modernizar las herramientas de trabajo de los jueces, las reformas procesales que había que abordar urgentemente, pero nada de eso era una prioridad política.

De la Justicia se acordaban los políticos sobre todo cuando tenían que visitarla, generalmente como imputados en algún proceso por corrupción. En medio de esa apatía que acompaña a lo que se considera secundario, ambos partidos cerraron filas en defensa del presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, cuando le denuncié por pagar sus viajes privados de fin de semana a Marbella y otros lugares de España con el dinero de los contribuyentes. Solo cuando vieron que la indignación ciudadana iba muy delante de ellos y que mantener a Dívar implicaba tener que hacer frente a un elevado coste político, el PP y el PSOE decidieron sumarse al clamor ciudadano, aunque en la cola de la manifestación y con poco entusiasmo.

No lo hicieron por convicción contra la corrupción, sino por conveniencia. No debí sorprenderme: como muestra del menosprecio institucional hacia la Justicia, años antes CiU había colocado en el Consejo General del Poder Judicial a uno de los jueces más corruptos imaginables, Luis Pascual Estevill, cuando ya era conocida su extensa red de extorsión en Barcelona, además de su querencia por la defraudación fiscal. Dediqué seis años de trabajo como abogado a conseguir que fuera condenado. Cuando entró en la cárcel, la cúpula de CiU ni siquiera pestañeó, como si el juez no hubiera tenido nada que ver con ellos. Un partido que estaba tan enfangado en casos de corrupción como el PP, hasta tal punto que solo un error lamentable ha hecho posible que su propia sede en Barcelona no haya sido embargada para hacer frente a sus posibles responsabilidades.

Cuento esto por lo de la tolerancia cero con la corrupción y mi experiencia en la lucha contra ella. Este es uno de los motivos principales por los que me he incorporado a Podemos y a la lista de Pablo Iglesias como candidato al Congreso de los Diputados en las próximas elecciones generales. Años después de esas dos experiencias, he seguido comprobando que sigue sin haber voluntad política de acabar con la corrupción en los partidos del bipartidismo. Pese a la evidencia de que gran parte de ella está vinculada a la financiación ilegal de los partidos políticos, han consensuado una reforma legal al respecto que tiene demasiadas trampas.

Otra importante razón por la que me presento en esta lista de Podemos es que las candidaturas están sometidas a unas elecciones primarias muy especiales, porque, a diferencia de los demás partidos que hacen primarias, las de Podemos han introducido dos factores de legitimidad añadidos, que demuestran su forma de entender la democracia: sus primarias están abiertas a la ciudadanía y sus listas no están bloqueadas.

Que sean abiertas significa que cualquiera puede votar en estas primarias sin más requisito que haberse apuntado para ello. No votan solo los militantes de Podemos, ni sus “simpatizantes”, sino cualquiera que haya querido hacerlo. Es una buena demostración de que Podemos es mucho más que un partido político: es sociedad civil en marcha, asentada en una democracia activa y real, abierta a todos los que quieren involucrarse en la consecución de sus objetivos sociales. Además, que las listas de candidatos no estén bloqueadas significa que cada cual puede votar a quien quiera dentro de una lista, es decir, que no son cerradas.

Esta nueva forma de conseguir la legitimidad y de entender la democracia ha sido esencial para que me haya incorporado a la lista que lidera Pablo Iglesias. Busco, así, la legitimidad dentro de la lista que presenta quien es considerado por la ciudadanía como la imagen de Podemos, la cabeza más visible de las movilizaciones ciudadanas que empezaron el 15-M y de quienes han hecho posible que exista ahora una opción real de cambio en las elecciones.

Un diputado canario de Podemos se disculpa por usar bonos del Parlamento

Un diputado canario de Podemos se disculpa por usar bonos del Parlamento

Ganar las próximas elecciones es la mejor forma de acabar con el Estado de corrupción, empobrecimiento y sufrimiento de millones de personas en el que han convertido nuestro Estado social. Con estos objetivos he puesto a su servicio mi perfil profesional como catedrático de Derecho Penal, estudioso del Derecho, abogado y exvocal del Consejo General del Poder Judicial. He recorrido el mismo camino que cientos de miles de votantes del PSOE que votaron a Podemos y a las coaliciones electorales de las que formó parte en las últimas elecciones, y de cientos de profesionales que han colaborado con el PSOE y ahora lo hacen con Podemos porque sabemos que este es el camino del cambio.

---------------------------------------------------------------------

José Manuel Gómez Benítez es catedrático de Derecho Penal en la Universidad Complutense de Madrid y exvocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Más sobre este tema
stats