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Don Limpio, de primo de Zumosol

Como intento desesperado, no está mal, pero el experimento que propone el PP para Cataluña me parece que entraña riesgos para el propio partido, por mucho que Rajoy se pasee orgulloso y satisfecho por Castelldefels con Cospedal y el Primo de Zumosol. Eso de plantar cara al nacionalismo y al populismo con mas nacionalismo y mas populismo le puede salir bien así de entrada, pero también marcar su futuro y el del PP no precisamente con buena nota. Y no solo en el lío catalán. En todo caso, demuestra la falta de claridad de ideas sobre qué hacer en y con Cataluña. O no... lo que no se si sería peor.

Sabido es que el presidente Rajoy no es un político de grandes habilidades. Es técnico, confía en su gente y si da con el personal o la tecla adecuados termina encontrando solución a los problemas. Como es constante y trabaja, no le ha ido mal con asuntos como la economía en los que la carga ideológica se sujeta además en decisiones técnicas y ciclos internacionales. Pero en cualquier otro de los ámbitos de gestión pública en que se requiere estrategia, cintura, imaginación o valor políticos, la tarjeta que presenta está muy por debajo del par mínimamente exigible. Ha tardado una legislatura y una debacle electoral en darse cuenta de que tenía que empezar a renovar su partido, y aún así no termina de hacerlo del todo; no ha entendido aún la necesidad de mantenerse cerca de la gente traspasando la quinta pared del plasma –solo así se explica que pase de no hablar con los medios a llevarles al río a que le saquen fotos en las que parece Fredy Krugger–; y en los grandes asuntos de Estado, como la política exterior, o la inmigracion, la seguridad o las cuestiones de salud pública ha puesto al frente a la vicepresidenta. Los técnicos a solucionar los problemas de cifras y letras y Santamaría a organizar los asuntos nacionales y crear gabinetes de crisis. Así ha sobrevivido con las consecuencias que todos vemos para el país, su partido y la consideración pública del papel de la política.

Pero Cataluña se le ha hecho bola 

La estrategia de dejar hacer a los otros o que el problema termine ahogado en su salsa, no funciona para el caso catalán. Hay un viejo dicho en periodismo que vale para casi cualquier ámbito laboral y que explica la feroz competencia entre profesionales y medios: el adversario también trabaja. Lo que no hagas tú, te lo van a hacer los otros y a su manera. En esas estamos.

Ahora, a la vista del batacazo que se apunta para su partido el 27 de septiembre, y del nuevo discurso "integrador" y evidentemente populista del nacionalismo catalán, se ha sacado de la chistera una ocurrencia con vocación de solución que de no ser porque conocemos al personaje, pensaríamos que es la idea de un político original y arriesgado. No necesariamente atinado, pero al menos, con coraje político. Tirar del exalcalde Garcia Albiol y su capacidad de suscitar apoyos en Badalona y no sólo entre el público más concienciado, parece una buena idea, considerando además que el electorado catalán del PP quizá se sitúe ahora en una posición más conservadora que en el resto de España. Más aún, sabiendo que el tipo es capaz de criticar el nacionalismo catalán al mismo tiempo que predica el español y que su tono y declaraciones son como mínimo tan populistas como las de aquellos a quienes acusan abiertamente de serlo.

Quizá por eso puede que no sea una mala idea si uno es capaz de ponerse en el lugar de la dirección de un partido que ya no tiene nada que perder en Cataluña porque lo ha perdido casi todo, y lo que le queda se diluirá en las urnas el 27. A no ser que haya un revulsivo. Y el alcalde "limpiador" puede serlo.

Pero ahí está también el problema para el PP.

Un partido que sólo se ha recuperado de la general desafección en las autonomías o ayuntamientos donde gobernaban líderes relativamente independientes o se presentaban candidatos nuevos, difícilmente puede recuperar imagen con un candidato que se presentó a la reelección con la oferta de limpiar la ciudad. Más que nada porque estando él como estaba en el gobierno municipal no se debía referir a limpiar de corrupción, mala gestión o incluso de suciedad las calles, ¿verdad? Más aún teniendo en cuenta frases propias como "que los emigrantes se vayan por donde han venido" o "estamos pagando las consecuencias de ser una sociedad demasiado permisiva".¿A que limpieza podrá referirse? La ultima de sus perlas ha caído en una radio con eso de que si los políticos "tradicionales" son responsables del aumento de los "emergentes" también lo son los ciudadanos "que se van a la playa el día de las votaciones".

Este es el talante y el talento. Por este político original pasa la solución a los problemas en Cataluña de un partido que ha sido incapaz de encontrar un camino ni buscar diálogo o hasta causa común para solucionar el problema. Menos aún, si nos lleváramos la sorpresa de que Albiol fuera capaz de levantar los resultados catastróficos predichos para su antecesora. Porque el crecimiento en Cataluña por el lado más radical de la derecha del PP no permitiría pensar en diálogos futuros. Pero además para Rajoy podría suponer un serio problema en el resto de España crecer con esa imagen que es evidente que mayoritariamente tampoco quiere hacer suya el electorado centrista del PP, que no es poco.

A Rajoy parece que nadie le ha dicho todavía que si no gestionas el cambio es el cambio el que te gestiona a ti. Cataluña se enquista y al partido que gobierna solo se le ocurre poner allí de Primo del Zumosol a Mister Proper, ahora llamado Don Limpio. Estamos confundiendo el producto y el personaje.

Este país quiere cambiar, y lo acaba de decir. Menos, probablemente, de lo que piensan muchos. Pero mucho más de lo que parecen ver quienes aún gestionan la cosa pública. Aunque, bien mirado, quizá sea mejor así.

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