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La responsabilidad de España 40 años después

José Taboada Valdés

Este sábado 14 de noviembre se cumplirán 40 años de la firma de los tristemente célebres e ilegales Acuerdos Tripartitos de Madrid por los que España abandonaba al pueblo saharaui, incumpliendo todas las promesas de respetar su derecho a decidir libremente su futuro, y entregando el territorio a la ocupación de los ejércitos marroquí y mauritano. 40 años en los que la población saharaui se ha visto privada del derecho humano más fundamental, el derecho a la libre determinación, a vivir en su tierra, a decidir libremente su futuro. En todo este tiempo se ha tenido que enfrentar a la guerra, al exilio en los campamentos de refugiados y a la represión más brutal dentro del Sahara Occidental ocupado.

Desde hace más cuatro décadas, el Pueblo Saharaui mantiene una perseverante lucha contra la ocupación ilegal de su país. Una firmeza sustentada por la voluntad de un pueblo que ha dado pruebas de resistencia, dignidad y determinación por recuperar la libertad y construir su futuro en paz, democracia y libertad. Un pueblo que subsiste en situación de emergencia, en una pertinaz insuficiencia alimentaria, en condiciones de estricta subsistencia, y lo que es aún peor, atenazados por la permisividad de la comunidad internacional que asiente, cuando no alienta, la ocupación y el saqueo ilegal del territorio del Sahara Occidental.

Los Amigos y Amigas del Sahara intentamos conseguir con nuestro trabajo solidario, que no se olvide que el pueblo saharaui está ahí, contando lo que está ocurriendo en el Sahara Occidental, la antigua provincia 53 de España, el continuo acoso a los saharauis, crímenes constantes, el muro de la vergüenza que divide el territorio y a sus habitantes, el saqueo de las riquezas naturales...en definitiva el sufrimiento y la situación de injusticia que padecen.

Si existen razones para ser solidarios con todos los pueblos que sufren la violación de los derechos humanos, y que padecen situaciones similares o peores actualmente en muchas partes del mundo, en el caso del Sahara Occidental existe más razones para preocuparnos por lo que está pasando; fue España quien, incumplió todas las promesas hechas a la población saharaui de respetar su Derecho a decidir libremente su futuro...de la noche a la mañana, Yo fui testigo sobre el terreno, les abandonó, les traicionó, y les entregó atados de pies y manos a la invasión marroquí. Más tarde una guerra, miles de muertos, el exilio, la represión mas brutal dentro del territorio ocupado por el ejercito marroquí...pero con todo han demostrado al mundo su determinación y unidad de seguir resistiendo, y se han sabido sobreponer y luchar por su identidad nacional.

El prestigio de España como nación y sus obligaciones internacionales con el pueblo saharaui, el único del mundo árabe que tiene como lengua oficial el español, no pueden ser utilizadas como moneda de cambio en las relaciones entre Marruecos y España. No se puede aceptar que las relaciones con nuestro vecino del sur –cuya importancia estratégica para España debe valorarse y subrayarse, en cuanto que es una de nuestras prioridades de nuestra política exterior– se usen como pretexto para encubrir y silenciar una situación y unos hechos que desafían y conculcan los mas elementales derechos humanos y las normas básicas del Derecho internacional.

No es admisible que se esgrima la defensa de los intereses españoles en Marruecos –que sin duda es necesario defender– como excusa o pretexto para adoptar un silencio cómplice ante las graves violaciones de los derechos humanos que se están produciendo diariamente en el Sahara Occidental. Menos aún se puede aceptar que se contrapongan intereses y derechos, y no sólo porque eso es algo inmoral, sino también porque es una muy seria equivocación política y no sirve para defender los auténticos intereses de España; renunciar a defender los valores democráticos no sólo no nos fortalece sino que nos debilita y perjudica seriamente, haciéndonos perder credibilidad internacional.

Actualmente sigue presente la deuda que el Estado español contrajo con el pueblo saharaui, y creemos que es una asignatura pendiente de nuestro país. Ningún gobierno de la democracia ha asumido la responsabilidad que todos tenemos hacia ese pueblo, y ha completado la descolonización que dejamos sin concluir; siendo responsables, en parte importante, de su dolor y sufrimiento durante todos estos años.

Además de esta responsabilidad histórica, moral y política con el pueblo saharaui, tiene una responsabilidad jurídica por su consideración en Naciones Unidas como potencia administradora de iure, de un territorio no autónomo pendiente de descolonizar. Además nuestro país es firmante de la Convención de Ginebra sobre el estatuto de los refugiados, y del Protocolo de Nueva York, que nos obliga doblemente

Abogados de activistas saharauis exigen a España que asuma su responsabilidad con ellos

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Por el contrario ¿qué es lo que se ha hecho en estos años? Mirar hacia otro lado ante la violación de los derechos humanos; participar en el saqueo de la riquezas naturales del Sahara Occidental sin beneficiar a los saharauis; negar el asilo político cuando se lo reclaman ante la persecución por parte de Marruecos, y el derecho a la nacionalidad; recortes en la cooperación al desarrollo hacia un pueblo que depende en gran medida para subsistir en el refugio de la ayuda internacional, evitar la las ayudas descentralizadas para evitar el contacto de otras Instituciones y personas con esta injusta realidad.

El drama del Sahara Occidental es "cosa" nuestra, es nuestra responsabilidad, como españoles directamente y también como europeos, y es algo que no podemos decir, que lo solucionen ellos, el conflicto del Sahara Occidental encontrará una vía de solución si desde aquí, no desde allí, que hacen ya todo lo que pueden, desde España, desde la Europa democrática, se cambia el rumbo de la política respecto a Marruecos, la forma de actuar ante la intransigencia de Marruecos en la búsqueda de una solución justa y definitiva. Sin presionarle para que respete los derechos humanos, y no se antepongan los intereses económicos políticos ante la justicia y el derecho internacional, no habrá solución, y existirá cada vez un mayor peligro de desestabilización en la región.

José Taboada Valdés es presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara

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