Plaza Pública

Palos en las ruedas de un Gobierno de izquierdas

Manuel de la Rocha Rubí

Han transcurrido ya dos meses y medio desde las elecciones del 20-D y continúa la incertidumbre de si habrá Gobierno o se repetirán las elecciones. Sí parece clarificado que no gobernará el PP, con Rajoy o con otra candidatura, único punto de unanimidad en el Comité Federal del PSOE, aunque algunos de sus antiguos dirigentes sigan insistan en una vía de entendimiento directo o indirecto con el PP.

Pero son muchas las dificultades que se le plantean a Pedro Sánchez para poder alcanzar un acuerdo de Gobierno, llámese de izquierdas, de progreso o de cambio, que respondiendo a una mayoría social de izquierdas y bajo el liderazgo socialista, gire en torno al PSOE y Podemos, aunque necesite contar con IU, el PNV y quizás otros grupos parlamentarios.

Tres son los principales obstáculos que se le oponen. El primero, la dura campaña de la derecha política y económica, y sobre todo de los medios de comunicación escritos y televisivos –sólo La Sexta y algunos medios digitales apoyan una opción de izquierdas-. Nunca se había visto en democracia una actitud tan radical y persistente contra la posibilidad de cualquier tipo de pacto o entendimiento con una fuerza que tiene el 20% del electorado, como es Podemos. Hasta El País ha terminado de dar el bandazo a la derecha intentando imponer su agenda al PSOE y potenciando a los cuadros más reacios con la apuesta de P.Sánchez.

La última operación, ante la nueva oleada de corrupción en torno al PP, es que se vayan Rajoy y Sánchez y dirija el PSOE una persona más afín a su objetivo, que, reiteran todos, es un Gobierno estable. Pero ¿De qué estabilidad? ¿La del orden socio-económico establecido? ¿La de la austeridad para los de abajo que impone la UE, la de los recortes laborales y los desahucios, la que está vaciando la caja de las pensiones, la de la amnistía fiscal, la que incrementa la desigualdad entre ricos y pobres, la de la manipulación de las instituciones y la corrupción, la de la Ley Wert o la Ley Mordaza, la de la cadena perpetua aunque se llame revisable, la de la falta de diálogo territorial en España, …? Es precisamente contra ese modelo de “estabilidad” frente a la que debe actuar, con prudencia y realismo, un Gobierno de cambio que lidere Pedro Sánchez. El PSOE es un partido de Gobierno, pero no es un partido “de orden” en el sentido indicado, sino reformista y gradualista, que no puede ni debe hacer de muletilla de la derecha.

La segunda dificultad para acordar un Gobierno de izquierdas viene de los socios potenciales, que no cejan de imponer líneas rojas, en muchos casos cruzadas. Es el caso de Podemos, al menos de una parte de su cúpula, envuelta entre la mercadotecnica, el objetivo del “sorpasso” al PSOE, sus diferencias internas y la presión de sus bases para llegar a un acuerdo que dé un giro a las políticas sociales e impida que la derecha siga gobernando este país. Podemos debe dar un paso más hacia el realismo político, que no significa renunciar a nada, sino colaborar en las condiciones para el entendimiento: generar confianza con los socios potenciales y pactar un programa de gobierno. Lo demás, el aparente desprecio y el reparto de sillones es simplemente vieja política que dificulta, cuando no impide, el acuerdo.

Pero el obstáculo más importante con el que se enfrenta Pedro Sánchez está dentro de su propio partido, por la actitud de algunos dirigentes territoriales que a la vez que afirman estar en contra de un Gobierno del PP, no paran de imponer líneas rojas permanentes que dificultan cualquier salida: no hablar con quien defiende un referéndum de autodeterminación, no depender de la abstención de los independentistas –¿y por qué?–, no a Podemos –explícitamente o con la boca pequeña– y ya en algunos casos sí a pactar con Ciudadanos. En definitiva, ni quieren un acuerdo con Podemos ni quieren a Sánchez, al que muchos de ellos apoyaron en las primarias.

El problema viene de lejos, de la estructura política del PSOE, de la primacía de los territorios y sus dirigentes –las baronías– frente al debate de ideas, de actuar en muchos momentos más como federación de partidos que como partido federado. Hace años bajo el liderazgo de Gómez Llorente muchos intentamos que en el PSOE primara el debate ideológico entre las distintas corrientes o posiciones del socialismo, y no el territorial. Como ocurre en Francia, en que el debate en el Partido Socialista no lo protagonizan los dirigentes de las Regiones, sino los líderes de las distintas corrientes ideológicas. Recuérdese tras la deriva en las políticas de Hollande-Valls las críticas de los líderes del ala izquierda Martin Aubry, A.Montebourg, …

Porque bajo el paraguas de ser dirigentes autonómicos se encripta y oculta el debate ideológico. El PSOE, como en general el socialismo, es plural, hay un ala más social-liberal y otra que se inclina más por políticas de izquierdas, hay un alma más autonomista y otra más jacobina –aunque últimamente lo que está emergiendo es un sector simplemente españolista, a veces rancio–, y algunas posiciones intermedias.

La mayoría de los dirigentes territoriales que se levantan contra la opción de P.Sánchez de intentar un acuerdo en el que se incluya Podemos, sencillamente prefieren un pacto con la derecha, aunque sea con una más moderada como Ciudadanos. Ya hizo lo mismo F. González en 1993 cuando optó por pactar con Convergencia en lugar de con IU, aunque hay que reconocer que Anguita se lo puso fácil.

Por eso es de alabar la valentía e inteligencia de que sean los militantes los que voten el tipo de pactos de Gobierno que la dirección socialista alcance, dejando a los dirigentes de las federaciones en su sitio, en sus territorios.

Memoria histórica: por una comisión de la verdad

El PSOE debe ahora articular una propuesta de programa de Gobierno y ofrecerla a Podemos y otras fuerzas políticas, y ver si es posible pactar los consensos y, como decía Bobbio, también los disensos. Y si se alcanza ese consenso, constituir un Gobierno, si es necesario de coalición, para cambiar este país.

____________________________________

Manuel de la Rocha Rubí es abogado y exdiputado socialista

Más sobre este tema
stats