Muros sin Fronteras

Sanders empieza fuerte, Trump está desnudo

Las pre-primarias en EEUU –es decir, todo lo que hemos vivido antes del 1 de febrero– son por lo general una pasarela de egos más o menos millonarios (o con amigos millonarios) que tratan de llamar la atención del país y colocarse en el mapa. A los medios de comunicación les viene bien este ajetreo porque llena espacio sin demasiados costes y asegura cierta bronca-share ante las audiencias.

Las pre-primarias igualan a todos: favoritos, outsiders y payasotes. Es la política especulación; a falta de hechos todo es suposición y aventurismo.

Y el lunes llegó Iowa, el primer peldaño real de una larga carrera de primarias y caucus que concluirá en verano, con las convenciones partidarias, para dar paso a la carrera de verdad, la que conduce a la Casa Blanca. La elección será “el primer martes después del primer lunes de noviembre”, es decir el 8.

El caucus de Iowa no determina el ganador en cada partido, pero ofrece pistas de quiénes podrían ser los primeros en caerse del tiovivo electoral.

El mundo de los donantes analiza al detalle los resultados, que apuntan algunas tendencias, aún poco significativas, para decidir dónde poner su dinero. La política se ha convertido en un émulo de la Bolsa, y esta en un remedo del casino donde priman la inversión y la apuesta. Tanto en el casino como en los mercados de valores se aspira a recuperar rápido lo invertido y con ganancias. En política también, pero en forma de leyes favorables para los intereses del donante.

A Iowa le sumaremos el 9 de febrero las primarias de New Hampshire, un Estado de más peso e influencia en la creación de percepciones sobre quién va bien y quién va mal. La siguiente fecha determinante será el 1 de marzo, el llamado supermartes. Aclarará el panorama en cada partido. Será el momento de empezar a manejar hechos.

¿Qué necesitan ganar los favoritos para seguir en la brecha? Lo explica The New York Times.

De las primarias republicanas, más abiertas que las demócratas, podemos sacar algunas conclusiones provisionales. La principal es que Donald Trump no es invencible. El ganador de Iowa, Ted Cruz, ha pinchado la burbuja trumpiana: el rey está desnudo. Descubrir que el gran agitador de las primarias en EEUU es vulnerable espoleará a sus rivales y meterá la duda en el cuerpo al millonario faltón. Veremos si esta derrota es el principio de su declive o le ayudará a resurgir con más fuerza. EEUU ama a los luchadores que se levantan de la lona. Una derrota de Trump en New Hampshire sería precatastrófica.

The Washington Post publicó una infografía en la que demuestra que los candidatos outsiders sacaron más votos que los del sistema.

Por si no saben quién es el ultracristiano Ted Cruz les dejo un vídeo.

Cruz representa la extrema derecha de un irreconocible Partido Republicano. No parece un candidato con posibilidades de ganar la nominación. El tercero en Iowa fue Marco Rubio, el joven senador de origen cubano, que algunos estudios demoscópicos sitúan como el único que podría hacer daño a Hillary Clinton. No solo ha quedado tercero, ha quedado muy cerca de los dos primeros.

El dinero que apostaba por Jeb Bush, el ex favorito, se va a ir con Rubio. Pese a su conservadurismo es el único (además de Bush III) que se acerca a los valores del viejo partido. Los demás son una pandilla de neoconservadores que compiten a ver quién dice la mayor barbaridad sobre inmigración, sirios, Irán o lo que sea.

El tiempo de Rubio puede empezar en el supermartes del 1 de marzo. Después de ese día veremos las retiradas entre los republicanos de los que no tienen ni posibilidades ni fondos y tratan de vender su apoyo a cambio de algo. Nunca lo entendí: si no tienen votos ¿qué pueden ofrecer?

En el campo demócrata las cosas están más claras: el ex gobernador de Maryland, Martin O'Malley con un 0,57% en Iowa, ya está fuera; la carrera es entre la favoritísima Hillary Clinton y el ascendente Bernie Sanders. Ganó Clinton por un pírrico 0,29% que deja más dudas que certezas. Hace ocho años, Hillary quedó tercera. Aquella victoria de Obama fue el comienzo del tsunami que le llevó a la Casa Blanca.

Esta vez, en 2016, Clinton ha ganado, pero con un margen que casi puede considerarse derrota. ¿Es Sanders el nuevo Obama?

En el caso demócrata, New Hampshire no disipará dudas: va a ganar Sanders que procede del vecino Estado de Vermont. Como se diría en la jerga futbolística: juega en casa. La verdadera prueba será en el Supermartes. En él llegan algunos estados sureños (con permiso de Carolina del Sur, que vota el 27 de febrero). Los expertos sostienen que el votante de Sanders se concentra entre los jóvenes urbanos de raza blanca. Será el momento de comprobar cómo se comporta en zonas de voto negro o hispano, en teoría favorables a Clinton.

Los mercados no tienen sentimientos, pero sí miedo

Sanders se ha convertido en una especie de Podemos estadounidense para el establishment, que se movilizó en su contra para salvar a Hillary en Iowa, estado en el que hace un mes disfrutaba de una ventaja de nueve puntos en los sondeos. Es el caso del ex asesor de Obama en 2008, David Plouffe. Sanders es un viejo socialdemócrata (de los de antes) con una amplia trayectoria política y de activismo. No todos están de acuerdo en compararle con el británico Jeremy Corbyn.

Sobre Hillary pende el asunto de los mails. Sanders tiene en contra la edad, por eso bromea tanto con Ronald Reagan, y a favor su empatía: ha conectado con el movimiento del Occupy Wall Street (el 15-M estadounidense).

Es impensable que pueda ganar la candidatura a la presidencia por parte del Partido Demócrata, pero la política está llena de hechos impensables que una vez ocurridos parecen naturales, incluso positivos, como la llegada de Churchill al puesto de primer ministro del Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial, o en España, la llegada de Adolfo Suárez a una jefatura de Gobierno que tenía por misión iniciar una transición política. Ahora se cocina un nuevo impensable; que Pedro Sánchez forme Gobierno y entierre a Rajoy.

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