Desde la tramoya

Dos escenarios imposibles para que no gobierne el PP

Si se cumplen los pronósticos, el PP ganará las elecciones, pero tendrá que buscar el apoyo de Ciudadanos (que parece que veta una posible presidencia de Rajoy) y de algunos parlamentarios más de grupos más pequeños. Por la izquierda, Unidos Podemos y el PSOE podrían estar en circunstancias parecidas. El escenario, parece ya bastante claro, será parecido al de diciembre, aunque ni las ciudadanas y ciudadanos consentiríamos de buena gana un segundo bloqueo, ni las fuerzas políticas saldrán indemnes de los resultados que logren en la noche del domingo. A partir de ahí, algunas cosas podrían suceder en una suerte de utopía en la que los líderes de los cuatro partidos nacionales se transformaran de manera tal que no se parecieran en casi nada a quienes son ahora.

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Si el PSOE queda tercero

Primer escenario imposible: el PSOE sigue como segunda fuerza parlamentaria y Pedro Sánchez, de ese modo, sin contestación interna relevante, vuelve a plantear lo que ya ofreció a principios de año. Un Gobierno “de las fuerzas del cambio”. Es decir, presidido por los socialistas, con apoyo de Podemos y de Ciudadanos, sobre la base de medidas de Gobierno concretas. Se sientan entonces los tres líderes – Rivera, Iglesias y Sánchez –, ceden cada uno un poco y logran poner en marcha un Gobierno de coalición. Sólo existen “pequeños” obstáculos: Podemos y Ciudadanos se vetan mutuamente y Podemos ya no puede renunciar sin ofender a sus filial catalana, a su comprometido “derecho a decidir”, que ni el PSOE ni Ciudadanos aceptan. Es muy probable, además, que Pablo Iglesias no tenga ninguna prisa en que gobierne Sánchez, al que más bien quisiera ver fuera de juego, aunque tenga que esperar algún tiempo más.

Segundo escenario imposible: se produce el sorpasso y Podemos se convierte en líder de la oposición, de modo que los socialistas asumen deportivamente la derrota y prestan apoyo a Iglesias para que sea investido presidente del Gobierno, con algunos votos más de fuerzas políticas menores. Claro que, para que esto sucediera, sería necesario que el PSOE estuviera unánime o mayoritariamente de acuerdo, cosa más que dudosa, porque los socialistas, en general, no tragan a Podemos, y menos aún a Pablo Iglesias. Y porque pasar a ser tercera fuerza política para el PSOE es un trago tan malo que es imposible pensar en un apoyo a Podemos sin un duro debate interno previo.

Las posiciones de esas tres “fuerzas del cambio” que son el PSOE, Podemos y Ciudadanos, parecen tan irreconciliables –en resumen– que mucho deberían cambiar las cosas o los personajes para que hubiera puntos de encuentro que permitieran la formación de un Gobierno. Esto quiere decir que, aunque en la política pueden pasar cosas tan extrañas como que Puigdemont sea president de la Generalitat, lo más probable es que el PP gane las elecciones y, de un modo u otro, siga gobernando España. A menos, claro, que los electores den la sorpresa el domingo, dejando a los encuestadores en el ridículo. Que todo puede pasar.

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