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La familia política bien, gracias

En todas las familias hay movidas, esto es así. Son tan comunes los conflictos en el seno familiar como la firmeza con la que sus miembros los niegan ante terceros: “¡Qué va, en casasomos de discutir porque nuestra familia es muy pasional, pero nos llevamos de cine!”, y lo apuntalan con una colleja cariñosa, de cuñao a cuñao.

En las familias políticas sucede lo mismo; si insinúas que tienen disputas, dirán que es invención tuya: “¡Qué va, en el partido somos de disentir porque nuestra formación es muy pluralen el partido , pero nos llevamos de cine!”, y lo subrayan con un intercambio de collejas cariñosas ante la prensa.

Desde que Pablo Iglesias destituyera a uno de los más cercanos colaboradores de Íñigo Errejón, en contra de la voluntad de este: “No comparto el cese de Sergio Pascual, pero Iglesias sigue siendo mi secretario general” (29 de marzo de 2016), hemos estado dándole vueltas a la albóndiga del pique entre ambos líderes. Albóndiga que, según sus protagonistas, solo existe en las cabezas malpensantes, un perverso wishful thinking de otros...

El proceso es siempre el mismo: cada cierto tiempo aparecen informaciones sobre el distanciamiento entre los dos, dicen que ya no quedan ni para cazar Pokémon. A continuación, los periodistas les preguntan y ellos niegan cualquier crisis familiar, están fenomenal, como cuando se conocieron en la facul, intactas la amistad y la ilusión para asaltar los cielos juntos... ♪ un día entre dos parece mucho más que un día ♪, y hasta la siguiente.

La semana pasada volvió al menú informativo la albóndiga del conflicto familiar entre pablistas y errejonistas. Rita Maestre y Tania Sánchez presentaron su candidatura para dirigir Podemos en Madrid, la plataforma Proceso Adelante. Cuando le preguntaron a Pablo por esta opción, dijo que habría muchas propuestas y algunas mejores que la anunciada... Tania y Rita soltaron en Telegram que la política no es un monopolio masculino y no necesitan que ningún hombre las lance o las conduzca... Íñigo, en la presentación de la universidad de verano, afirmó que no les compete a los portavoces manifestar cuáles son las mejores opciones...

Un cruce de declaraciones similar en casa de los Pajares, años atrás, habría sido una inequívoca señal de mal rollito entre Andrés, Andresito, Conchi y Chonchi, pero en Podemos no hay crisis interna, punto pelota.

Recuerdo mis veraneos infantiles en un pueblo de la sierra madrileña. Resultaba complicado esconder las broncas familiares en una urbanización tan silenciosa que, a la hora de la siesta, solo se oían el canto de los pájaros y los mugidos de las inquilinas de la vaquería vecina.

Pocas horas después del Sálvame Deluxe casero, que había traspasado los límites de la intimidad para colarse en el resto de los hogares, la familia en conflicto bajaba a la calle como si nada hubiera sucedido. Juntos, de la mano, arregladitos para el paseo vespertino, la madre con su vestidito de vichy, el padre con zapatos de rejilla y los niños, bocata de salchichón en mano, oliendo a Nenuco. La escena resultaba tranquilizadora, a la par que cómica y se repetía a lo largo del verano en casi todas las casas, solo cambiaban los personajes y el relleno de los bocatas.

Algunas familias sobrevivieron así hasta el final de los tiempos, otras se rompieron a base de divorcios o de cuñados, suegros y primos que dejaron de hablarse. Pero casi todas habían dicho alguna vez aquello de: “¡Qué va, en casa somos de discutir porque nuestra familia es muy pasional, pero nos llevamos de cine”.

En las familias políticas también hay movidas, esto es así. Pero siempre lo niegan y los ciudadanos de la urbanización España sonreímos, entre condescendientes y malévolos, poniendo cara de que nos lo creemos...

Nos cuentan que no hay movida ni guerra familiar, hombre por Dios, en el PP. A pesar de los gritos que se oyen en Génova 13 por la 'ocurrencia verdaderamente notable' –que diría Rajoy– de proponer al cuñao, José Manuel SoriacuñaoJosé Manuel Soria, para el Banco Mundial. No había otro.

Cerrar por vacaciones

Nos niegan que haya conflictos de familia en el PSOE, a pesar de las tensiones diarias, de la incomodidad que provoca cada visita de la prima de Andalucía y de los portazos y la bronca que se oyen en Ferraz 70: “¡Estoy de los barones hasta los...!”

Y nos aseguran desde Podemos que no hay problemas en el seno de la familia morada. La nueva política está muy por encima de esas tensiones tan vintage, tan de otra época como el vestidito vichy y los zapatos de rejilla.

Todos creen que les creemos. Así que tranquilos, salgan a las ruedas de prensa en familia, juntos, de la mano, recién peinaditos, y ofrézcannos de su bocata de salchichón a ver si mordemos... Pero échense bien de Nenuco, no vayamos a olernos que nos están contando una peli de Marisol.

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