Muy fan de...

Bárcenas y sus nuevos apodos

El exceso de expectativas suele desembocar en un mar de decepción. No he visto La, La, Land y me temo que si postergo más el visionado de la película musical del año, cuando lo haga, pensaré que no era para tanto.

Nos ha sucedido a algunos con la cantata de Bárcenas ante el juez, aguardábamos con tal expectación ese momento, que nos dejó fríos, salvo por su puesta en escena, en eso Luis nunca decepciona. Muy fan.

Me subyugó su insistencia en desmarcarse del mote que le habían adjudicado. Bárcenas se empleó a fondo en negar una y otra vez que él fuera o fuese Luis, el cabrón. Al señor del abrigo Chesterfield le incomoda profundamente ese apodo y cantó en modo Mari Trini: ♪ “Yo no soy esa que tú te imaginas”♪.

Algunos sobrenombres son positivos, subrayan virtudes del apodado: El cuerpo de Raquel Welch, La voz de Frank Sinatra o La mano de Dios, ese golazo de Maradona a Inglaterra en el Mundial 86. Pero, la mayoría de las veces, los motes contienen grandes dosis de mala leche. Si, además, no te reconoces en el que te adjudican, te sabe peor.

En un intento por consolar a Luis del mal trago y basándome en diferentes momentos de su declaración ante el tribunal del caso Gürtel, he encontrado otros apodos quizás más adecuados para él:

LUIS EL TERTULIANO

Yo nunca he recibido nada, absolutamente nada. Y no he recibido absolutamente nada del señor Correa ni para mí, ni para el Partido Popular”, respondió Bárcenas a la fiscal Concepción Sabadell.

Pero no se limitó a negar la mayor –cual tertuliano que se precie–, él fue mucho más lejos: “Niego la mayor, la menor y la intermedia”.

LUIS EL EXTRACONTABLE

Después de haberle oído hablar en numerosas ocasiones de la caja B, con una claridad pasmosa: “La caja B... es que es la caja del Partido Popular”; con una contundencia que rozaba la indignación: “¡Pero cómo no va a conocer la contabilidad del Partido Popular el señor Rajoy, si recibía un sobre que le entregaba don Álvaro Lapuerta directamente en su despacho, mientras estuvo en Génova. Y se lo llevaba al ministerio cuando era ministro!”; va Luis y se descuelga con un concepto que ha pasado a formar parte del diccionario de términos cachondos del español de España: “contabilidad extracontable”.

Hay que decir que no lo ha inventado él, el concepto “extracontable” existe, en español y en inglés, noaccounting: “posición con consecuencias financieras potenciales que no aparecen ni en el activo ni en el pasivo de un balance” ¿ni en el activo ni en el pasivo? ¿Y en Hacienda? ¿Y la europea?

LUIS EL INOCUO

Dijo Luis que esa supercaligrafilisticoespialidosa contabilidad extracontable era inocua. Los que donaban dinero, lo hacían a cambio de nada, por abrirse una puerta, eso que hace todo hijo de vecino, según él...

Claro. ¿Quién de ustedes no ha hecho una donación con el fin de abrir una puerta? Bah, confiesen. ¿El perejil que le ponen a San Pancracio, no es una manera de decirle “SanPa, tío, enróllate y búscame un curro guapo, que estoy achuchao.”? Pues lo mismito.

LUIS EL PENSIONISTA

Afirmó Bárcenas que guardaba la pasta en Suiza como fondo de pensiones.

Pero, pero, pero ¿acaso desconfía Luis, el pensionista, de llegar a cobrar su pensión cuando alcance la edad dorada? ¡Como le oiga Fátima Báñez, le manda a rezar a la virgen del Rocío!

LUIS EL AMNISTIADO

Dijo Luis que había regularizado con Montoro. El montañero se apuntó a la amnistía fiscal de Cristóbal en 2012 .

¡A ver, Luis, o sea, de amnistía fiscal nada, porque aquí no ha habido amnistía fiscal, que lo ha explicado Montoro quinientas veces: “Lo que ha habido en España es una declaración tributaria extraordinaria en unas condiciones diferentes, eso sí, de lo que hubiera sido una regularización ordinaria”. A ver si nos entendemos.

LUIS, EL CHURRERO

Luis se refirió así a su declaración de Hacienda: “Cuando recogía los impresos, ya revisados por el asesor fiscal, pues firmaba la declaración y hacía un churro con la firma de mi mujer y la presentaba yo en el banco”.

Y aquí churro y después gloria.

LUIS, LA VIEJA EL VISILLO

Preguntado por las sociedades interpuestas, dijo él, en estado puro de barcenismo: “No hubo ocultamiento, no es como afirma la fiscalía y creo que la Abogacía del Estado, una sociedad pantalla ni nada por el estilo, en todo caso una sociedad visillo, porque se me veía a mí perfectamente, el beneficial owner soy yo”.

¡La vieja el visillo, tol día asomá!

Hay muchísimas posibilidades, como ven, de apodar a Luis con clase y estilo, sin caer en aquello tan feo de El cabrón.

El musical 'La La Black'

No valdría Luis, el quinto levanta porque lo de tirar de la manta... Pero, a cambio podríamos añadir dos más, Luis, the Onubenseman, el hombre que subió una montaña y bajó rodando hasta el fango y Luis, el fuerte porque lo ha sido.

Y otro muy interesante sería Luis, el allá tú por si algún día decide abrir esas 30 cajas de documentos que mencionó en el juicio. Aquello sonó como si tararease una versión de la cabecera de aquel concurso de la tele:

“Docus, docus, dubidú, si no me ayudas allá tú...”

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