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Las siete claves del discurso de Susana Díaz

La confirmación de que Susana Díaz va a optar al liderazgo del PSOE abre una nueva etapa de la política española. El día 26 de marzo la intervención de la presidenta de Andalucía va a servir de punto de arranque de su campaña frente a Pedro Sánchez y Patxi López. Visto desde fuera es bastante difícil entender las motivaciones que han llevado a Susana Díaz y a su significativo equipo de impulsores a retrasar tanto la salida a la competición. Argumentan que la carrera de primarias es larga y que precipitarse no ayudaba en nada. Además, había una serie de procedimientos que había que respetar antes de embarcarse hacia la batalla.

Lo que nadie discute es que se ha provocado una extraña coyuntura política. Salvo alguno de sus enemigos directos, nadie dudaba de que tenía más que asumido desde hace tiempo pelear a muerte por hacerse con el control del socialismo español. El día que el Comité Federal propició la dimisión de Pedro Sánchez, la decisión estaba ya tomada. Desde entonces, hace ya casi seis meses, la vida política española no se ha detenido y la sombra de Susana Díaz siempre ha estado presente. Pero esa situación de espera, lejos de librarla del desgaste que toda guerra conlleva, ha servido para que sus numerosos críticos y competidores hayan aprovechado su prolongado silencio para castigar su imagen pública.

Hasta hace un año, la presidenta de Andalucía tenía un problema que, en realidad, también era una gran ventaja. El hecho de ser una desconocida para la mayor parte de los ciudadanos le podía permitir la posibilidad de darse a conocer y, con ello, fijar una imagen renovadora y diferenciada en el mapa político español. Hoy, esa alternativa no existe. Lo llamativo en este caso es que ella sigue sin darse a conocer para la mayor parte de los electores, pero su voluntario posicionamiento fuera del foco mediático ha sido aprovechado por sus detractores para fijar en la opinión pública una serie de rasgos destinados a desacreditar su reputación.

Habrá que esperar al día 26 para conocer las líneas básicas de su argumentario de campaña de primarias, pero da la impresión de que parece ser consciente de cuáles son sus actuales debilidades y de la imperiosa necesidad de hacerles frente. No hay mucho material donde analizar su estrategia, debido a su buscado exilio mediático, pero sí que hemos podido descubrir algunas de sus intenciones. Las hizo públicas hace unas semanas en su única aparición masiva, destinada a su difusión por los medios de comunicación, en el acto organizado por ayuntamientos socialistas que apoyaban su candidatura.

El discurso de Susana Díaz, de poco más de 30 minutos, estaba lleno, como es habitual en la política actual, de mensajes efectistas y emotivos en busca del aplauso fácil. A ella, particularmente, le cuesta construir frases redondas en sus intervenciones que reflejen su pensamiento. Domina el tono mitinero y maneja bien su música, pero la letra suele adolecer de mensajes claros y directos. Cuando analizas la intervención con cierto detalle, se pueden entresacar las principales ideas que quería trasladar, casi todas ellas destinadas a contrarrestar las principales líneas de ataque que sus rivales han ido asentando en el imaginario colectivo. En esta única intervención, previa a su anunciada salida a la luz pública investida como candidata oficial, pudimos encontrar hasta siete claves que resumen en buena medida lo que será parte de su estrategia de campaña:

1/ Quiero dejar claro que no hay alianza con Rajoy: El “No es no” de Pedro Sánchez, más la machacona insistencia de Unidos Podemos en recordar los acuerdos PP-PSOE pesan como una losa en la figura de Susana Díaz, a la que todo el mundo ha situado como la promotora y principal hacedora de esa política de pactos con Rajoy. Por eso, en sus intervenciones públicas se esfuerza en incluir ataques directos al presidente del Gobierno que hagan frente a la extendida imagen de concordia y entreguismo de la que se le acusa.

2/ Digan lo que digan, yo no soy conservadora. Para muchos ciudadanos, Susana Díaz representa el ala más a la derecha del Partido Socialista. Es difícil encontrar pruebas reales que lo confirmen, pero esa catalogación se ha repetido hasta la saciedad en contraste con el hueco usurpado por Pedro Sánchez en el ala izquierda de la formación. De nuevo, la coincidencia en ese juicio por parte de los dirigentes de Unidos Podemos ha podido contribuir entre los votantes de izquierda a extender esa imagen.

3/ Nada de apoyar al Ibex 35, estoy con los trabajadores. La ubicación en el espectro más conservador dentro del PSOE se acentúa además con la reiteración de quienes insisten en situarla como la candidata preferida por el Ibex 35. Para alguien que aspira a convertirse en máxima dirigente de la izquierda en España es una carga difícil de sostener. Está obligada a demostrar con contundencia que en esa eterna batalla entre el poder económico y la clase trabajadora su posición es indudable y que está dispuesta a enfrentarse a los más favorecidos.

4/ Podemos es una fuerza política ineficaz, dedicada solo a promover la indignación. Uno de los valores más firmes que acompañan a Susana Díaz es el de haber sido capaz de ganar ampliamente a Podemos en el territorio andaluz. Allí ha conseguido en estos últimos años asentar una idea que intentará ahora trasladar al resto del territorio español. Se trata de intentar presentar a la formación morada como un grupo de agitación social, centrado en la propaganda y en la crítica permanente, pero de absoluta ineficacia en la gestión de la política real.

5/ No es que pacte con el PP, es que el PSOE soluciona los problemas de los ciudadanos. Es evidente que después de facilitar la investidura de Rajoy, el PSOE está intentando sustentar su posición política en su papel como solucionador de los grandes problemas reales de los ciudadanos. La clave de la estrategia es que las decisiones políticas adoptadas superen en peso y reconocimiento social a la criticada coincidencia en el voto con el PP. Hasta ahora, el PSOE ha tenido un gran inconveniente. El objetivo buscado ha sido el de presentarse como el único partido capacitado para negociar con el Gobierno y conseguir efectivos avances programáticos de calado. El problema ha sido el de no haber contado estos meses con un líder que haya podido sacar rentabilidad de imagen a esa estrategia. Corren el peligro de haber dilapidado un esfuerzo de riesgo considerable.

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6/ Entre el populismo de derechas y el populismo de izquierdas está el PSOE. Curiosamente se trata de un argumento que también suele utilizar Rajoy en sus últimas intervenciones. Parece claro que esta ubicación en el centro del abanico ideológico va a ser el principal frente de batalla entre el PP y Susana Díaz, si consigue hacerse con el mando del Partido Socialista. Es también indiscutible que hablamos del territorio que acumula mayor número de votos y el que seguramente decidirá el futuro electoral en España. El problema de Susana Díaz es que necesita conciliar la lucha por ese espacio con la reconquista de sus tradicionales electores de izquierda, ahora en abierta disputa con Unidos Podemos y sus confluencias.

7/ Soy una ganadora… y no como otros. Este es sin duda el atributo de más peso que nadie puede negarle. En los últimos tiempos, el PSOE subsiste en buena medida gracias a la capacidad de resistencia del partido en Andalucía. Susana Díaz se ha asentado como líder absoluta en esa comunidad autónoma. Sus dos rivales en el proceso que ahora se abre, Sánchez y López, arrastran resultados que ponen en duda su capacidad para aportar garantías de victoria. Díaz y sus seguidores se encargarán de recordarlo siempre que puedan.

De cara al día 26, Díaz y su equipo se presentarán a buen seguro con un discurso de mayor calado. A lo largo de la campaña de primarias necesitará contar con un argumentario significativamente más completo. Además de los aquí citados, tienen diferentes retos pendientes a los que dar una alternativa. En principio, se considera que es la favorita en este proceso, aunque la peculiaridad de un censo de votantes tan limitado, como difícil de analizar en sus reacciones, formado por la militancia socialista, abre un evidente espacio de incertidumbre.

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