Desde la tramoya

Politiqueo fiscal

Los gobiernos fuertes, tanto de derechas como de izquierdas, incumplen sus promesas siete veces más que los gobiernos débiles. Los gobiernos en minoría acumulan el doble de deuda pública por Legislatura que los gobiernos en mayoría. En años electorales el déficit sube un 1% más que en años no electorales. Los gobiernos con muchos ministros acumulan un 80% más de deuda que los gabinetes pequeños. Aunque no importan aquí las ideologías, porque los progresistas hacen lo mismo que los conservadores, sí importan, sin embargo, en los detalles, que no son menores: cuando se trata de recuperar el dinero, en situaciones de crisis, la derecha tiende a subir más el IVA y la izquierda el impuesto de la renta, grabando más a los que más tienen.

Estas y otras muchas son las conclusiones del libro Fiscal Politics, que están presentado estos días los economistas del Fondo Monetario Internacional Carlos Mulas, Vitor Gaspar y Sanjeev Gupta.

En defensa de los taxistas

El inglés distingue entre “politics” (la política, el politiqueo, la politiquería), y “policy” (las políticas, las iniciativas, las medidas). El título del libro, por tanto, no es prioritariamente sobre el catálogo de medidas o normas fiscales que pueden aplicarse en un momento dado, sino sobre el “politiqueo fiscal”, la influencia de la situación política de un país en las cuentas públicas. Carlos Mulas y sus colegas llegan, después de analizar datos de 90 países y desde hace 50 años, a esas conclusiones que todos percibimos pero que estaban por demostrar. Que el Gobierno de Rajoy ahora, y otros antes del suyo, están dispuestos a bajarse los pantalones ante las exigencias de las minorías parlamentarias de cuyo voto dependen, comprometiendo en el presupuesto cantidades que de otro modo no cederían. Que durante los meses anteriores a las elecciones, se arreglan con especial generosidad las calles y las carreteras, y se inauguran más centros culturales y grandes infraestructuras. Que muchas de las promesas que nos hacen los gobernantes durante las elecciones se vuelven papel mojado cuando llegan al gobierno si ese gobierno tienen que compartirlo con otros partidos.

El libro estudia otro fenómeno sumamente interesante, denominado “ilusión fiscal”. Los seres humanos nos preocupamos más del corto plazo que del largo. Asumimos deudas pensando que las podremos pagar con más facilidad de la que luego tenemos. Aplazamos los sacrificios. Como los políticos lo saben, y su suerte depende precisamente del corto plazo, juegan con los impuestos para ofrecer beneficios a corto plazo: subvenciones, descuentos, trenes y puentes. Por supuesto, luego toca pagarlos, pero quizá sea otro ya quien tenga que afrontar la deuda.

En el mundo de la política, los protagonistas saben que trabajan con ilusiones y con trucos, y que, como los espectadores que asisten a un número de magia, la opinión pública está dispuesta a dejarse ilusionar. Uno de los autores del libro, Carlos Mulas, fue víctima propiciatoria, hace ya cuatro años, de esa politiquería del corto plazo. Decidió refugiarse en su trabajo como economista senior del Fondo Monetario Internacional en Washington. Y ha contribuido de manera magistral a demostrarnos con un plantel de analistas del máximo nivel, que el politiqueo incide de manera importante en la gestión de los bienes de todos. En esta época de recetas fáciles, promesas salvíficas y eslóganes de mercadillo, se agradece el estudio y la advertencia, similar a la que hace al final de sus espectáculos de mentalismo el peculiar Anthony Blake: “No le des más vueltas; todo lo que has visto ha sido producto de tu imaginación”.

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