Muy fan de...

Trump y el hijo de Potus

Los padres tienen superpoderes, es un hecho. Un padre es capaz de detectar el melón pepino con dos golpecitos, sin ser él agricultor ni nada de eso, de organizar el maletero del coche como un campeón del Tetrix, de ver la televisión mientras duerme. Prueba a apagar la tele mientras tu padre ronca en el sofá y oirás: “¡Por qué la quitas, la estaba viendo!”.

Si estamos de acuerdo en que estos superpoderes son inherentes a la paternidad, damos por hecho que el presidente de los EEUU, progenitor de cinco hijos, los posee. Muy fan del superpadre Donald.

SuperTrump –no confundir con Supertramp, el grupo británico hizo The logical song y unir Trump con lógico sería un oxímoron– suma al gran poder de presidir la comunidad de vecinos del tío Sam, el superpoder de ser padre y jamás separa lo uno de lo otro.

Hace unos días, Trump dejó a su hija Ivanka sentada en la mesa del G20 en Hamburgo mientras él asistía a otras reuniones bilaterales, un gesto muy propio de padre: Se queda mi hija despachando en la tienda de ultramarinos, que tengo que ir a la ferretería”.

Cuando volvió a la mesa, SuperTrump se mostró muy orgulloso de lo bien que se le da a la mediana despachar y bromeó: “Si no fuera mi hija, sería mucho más fácil para ella. Puede ser que tenerme como padre sea la única cosa mala que tiene”. Que no es poco...

Tanto se le caía la baba a Donald con su Ivanka, que solo le faltó arrancarse por Manolo Escobar:

“Capullito que has nacido para alegrar mi jardín”

Ya, ya, lo de capullito le pega más a él, pero la canción está dedicada a una hija, se siente.

Donald es un padrazo, de esos que siempre sacan la cara por sus retoños, incluso cuando estos la pifian/cagan. Si un padrazo considera que te has equivocado, quizás te eche una buena bronca en casa, bajo su techo, pero que no se le ocurra a un tercero criticarte porque él te defenderá a capa –de superhéroe– y espada –de samurái–. Esto Trump lo borda.

La semana pasada salieron a la luz los correos sobre la cita de Donald junior con una presunta abogada del gobierno ruso. Rob Goldstone, agente musical al que Jr había conocido en un certamen de Miss Universo organizado por papi –es todo como de guión muy loco–, era el interlocutor de esos mails en los que ofrecía información explosiva sobre la candidata Clinton. Una versión sofisticada de la vieja del visillo.

El hijo de POTUS decidió difundirlos en Twitter cuando The New York Times publicó que los tenía en su poder, no por adelantarse a lo inevitable, no, lo hizo por ser “transparente” cual medusita de mar.

La noticia incendió las redes por enésima vez, esta familia tiene ya más trending topics que dorados en la torre Trump, y comenzó a sonar la palabra traición. Fue el término que utilizó el senador demócrata Tim Kaine al comentar ese First Dates entre Donaldín y la jurista del Kremlin, una cita con cuñado y exespía ruso incluidos. Supera eso, Sobera.

¿Y qué dice el padre de esa criatura, que suele cazar elefantes y posa sonriente con la cola de un paquidermo en una mano y un cuchillo en la otra? Pues nada, que su hijo es “abierto, transparente e inocente”, algo así como “mi hijo de bueno es tonto”.

Esta defensa paterna de la “transparencia” de Donald junior –como la del muro que quiere construir, para que no te caigan sacos de droga en la cabeza– la hizo Trumpadre en Twitter, su tribuna para derrochar talento, tras la entrevista de Jr en Fox News Channel.

El protagonista del momento dijo en la Fox que la reunión con la abogada fue “la nada”, para añadir después la habría olvidado si no fuera por todo esto. Fueron 20 minutos literalmente perdidos”. Esto en el programa de Sobera equivale a “No tendría una segunda cita con ella ni de coña. Ni en tu embajada ni en la mía”.

Donald defendió a su hijo en público y, llámenme loca, pero no creo que en privado le echara la bronca. Me lo imagino, en su estilo, dándole a junior un par de palmaditas en la espalda y haciéndole bromitas: “¿Qué abogada? la que tengo aquí...”

¡Cómo tranquiliza saber que este padre entregado lleva el maletín nuclear en el maletero del coche, al lado de la rueda de repuesto y el juego de bombillas, eh!

SuperTrump está tan encantado de haberse conocido como de haberse multiplicado. Y en el caso del hijo de POTUS, por lo que ya sabíamos y lo que vamos conociendo, podemos afirmar que el muchacho ha salido a su imagen y semejanza. Aquí no hace falta prueba de paternidad en plan Dalí, el primogénito de Trump es un Mini Yo de ÉL.

Sumamos a las listas de superhéroes a SuperTrump, *blonde bangs ¿Llevará leotardos debajo del traje? ¿por qué hago preguntas de las que no quiero conocer la respuesta?

NOTAS DE LA AUTORA:

La política de hartura

1.- Perdónenme los padres aludidos, esos que son superhéroes de verdad. La columna de hoy se la dedico a uno al que adoro, un segundo padre.

2.- Si, a pesar de todo, quieren saber de Trump, sigan los hilos informativos de @DoriToribio en Twitter sobre esta familia tan original. Impagables.

*Trad. Blonde bangs: flequillo rubio.

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