El Ojo Público

A Sánchez no le gustan las huelgas

Sánchez, como habrán supuesto, es José Antonio Sánchez, actual presidente de RTVE y también máximo directivo de la empresa en los inicios de este siglo. Este votante confeso del PP no parece muy partidario de las huelgas a tenor de su historial. Ya en el lejano 2002, y bajo Gobierno de Aznar, tuvo lugar una huelga general el 20 de junio. La cobertura de TVE provocó una demanda de CCOO por vulneración de "los derechos fundamentales de huelga y libertad sindical". Un año después, la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional falló a favor del sindicato y obligó a TVE a emitir un comunicado con el contenido esencial del fallo. Y ahí entró en escena Alfredo Urdaci, director de Informativos, y presentador del telediario de las nueve de la noche, que grabó dicha lectura con un inhabitual fondo negro y leyó, con rapidez inusitada, el fallo y se refirió al sindicato como ce, ce, o,o, ante el estupor, primero, y la indignación, después, del citado y de la práctica totalidad de las fuerzas de oposición política. Aún no satisfecho, José Antonio Sánchez interpuso recurso contra la sentencia, recurso que su sucesora, Carmen Caffarel, retiró a las 24 horas de tomar posesión.

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Genio y figura, el presidente de RTVE impuso para este jueves de huelga general feminista unos servicios mínimos que, en los Informativos, afectaban de una manera exagerada a las mujeres, según denuncia del sindicato CGT en la Corporación, que citaba secciones como Deportes, donde el número de mujeres significa un tercio escaso de la plantilla, y que afectó a más mujeres que hombres. En esa línea, fueron citadas a los obligatorios servicios mínimos presentadoras como la de La 2 Noticias, Mara Torres, o la del TD1, Pilar Garcia Muñiz, ambas –como otras afectadas– mostraron en sus cuentas personales de Twitter el apoyo a la huelga, aun cuando se vieron obligadas a acatar una instrucción cuyo incumplimiento puede acarrear hasta el despido. Ellas, junto al resto de las trabajadoras afectadas por la orden y otras periodistas en situación contractual más o menos precaria, aparecieron ante cámara en los respectivos informativos. TVE ofrecía –o al menos pretendía– la imagen habitual de un día cualquiera.

Torpe (por fallido) intento. A pesar de lo anterior, y de que la dirección se negara a incluir un rótulo en que se justificaran cambios en la programación por la "huelga feminista", la imagen que TVE ofreció durante toda la mañana fue cualquier cosa menos habitual. No se emitió el programa Las mañanas de La 1, tampoco Amigas y conocidas, e idéntica suerte corría el espacio Corazón. En total, la primera cadena de la empresa proyectó programas enlatados y fuera de actualidad entre las diez de la mañana y las tres de la tarde, algo que, sin duda, no habrá satisfecho al partido que Sánchez vota, y que le situó, frente al resto de las fuerzas políticas, por segunda vez en la cúpula de RTVE.

Por todo lo antedicho, el máximo responsable de ese medio público al servicio de la ciudadanía no parece muy partidario de las huelgas. La pena –para él– es que se trata de un derecho reconocido en la Constitución y amparado por los tribunales de justicia. Dos intentos de maniobrar frente al derecho de huelga, y dos fracasos. Espero que su imprescindible salida de RTVE no permita una tercera ocasión.

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