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La ministra ausente

Jorge Bravo

Los ministros de Defensa que desde el año 1978 han tenido encomendada la dirección política de las Fuerzas Armadas para la defensa de España han encontrado en el militar siempre un aliado cómodo, leal y sumiso, que ha facilitado las labores encomendadas al Ministerio. Por un lado, la cúpula militar pocas veces ha sido un obstáculo (salvo en algún hecho puntual) para la acción del Gobierno, así como los ministros tampoco han sido obstáculo para el funcionamiento interno de los ejércitos. Por otro lado, un personal sometido a la degradación, limitación o prohibición de los derechos fundamentales hasta hace pocos años no ha sido tampoco un elemento de preocupación. Nunca han sido motivo de inquietud los problemas de los militares, en parte, porque tampoco éstos han tenido capacidad para hacerlos ver. Hablamos de uno de los ministerios que producen un mayor ámbito de confort para quienes ostentan la responsabilidad de dirigirlo.

María Dolores de Cospedal es la ministra de Defensa número catorce desde la promulgación de la Constitución. Su relación y conocimiento de las Fuerzas Armadas posiblemente ha consistido en poco más que las relaciones protocolarias mantenidas con los acuartelamientos sitos en Castilla La Mancha, mientras fue presidenta de dicha Comunidad, y lo que haya podido aprender de dichas actividades. Conocer lo que se va a tratar ha de ser un ejercicio obligado para poder ejercer una responsabilidad y para ello la ministra tiene a su disposición a todo el aparato ministerial, a los cuarteles generales y, para un conocimiento desde la base y más cercano a las personas, a las asociaciones profesionales y al Consejo de personal de las Fuerzas Armadas (COPERFAS). Tiene también una fuente de conocimiento crítica y objetiva en el Observatorio de la vida militar (OVM) que lleva ya más de tres años realizando informes meticulosos sobre el régimen de vida y los derechos de los militares.

Cuando surge una noticia o debate relacionado con el Ministerio de Defensa, se trata normalmente de temas como las misiones internacionales, el gasto de armamento, el control parlamentario de las misiones, los presupuestos o la valoración de los militares al hilo de intervenciones de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Poco o nada se habla de la situación del personal y de sus problemas. Si echamos un vistazo a la actividad de la ministra, vemos que efectivamente su actuación gira en torno a aquellos asuntos, siendo los del personal, prácticamente inexistentes.

Los ciudadanos militares tienen un ámbito de trabajo enmarcado en unas circunstancias muy especiales y se encuentran sometidos a una normativa que les restringe sus derechos fundamentales. Un ámbito de personal con una reducción de derechos tan grande necesariamente ha de suponer, en quien ostente la cartera del Ministerio, un gran empeño en velar por la situación de ese personal. No por poco o nada conocidos, los problemas de los militares resultan baladíes, pues un gremio de ciento veinte mil personas y sus familias resulta una población de proporciones considerables.

En este ámbito, el de personal, uno de los principales retos a los que se enfrenta la cúpula ministerial es el de solucionar la grave problemática de los militares relacionada con la temporalidad en las escalas de tropa y marinería, el régimen de carrera, el régimen de vida y sus retribuciones. Ámbitos donde el citado OVM ya ha evacuado informes que delatan la dejación del Ministerio, como el último presentado donde deja en evidencia la injusticia retributiva de los militares.

La ministra de Defensa cumplió un año en el cargo el 4 de noviembre. Desde esa fecha y según la agenda oficial que aparece en la página del Ministerio, ha acudido 47 veces a sede parlamentaria y 38 veces al Consejo de Ministros, ha realizado 17 viajes oficiales al extranjero, ha visitado unidades en 13 ocasiones (por sí sola o acompañando al rey), ha asistido a 25 actos protocolarios oficiales y a otros 34 actos sociales relacionados con las Fuerzas Armadas. También ha asistido a 29 actos sociales no relacionados directamente con las FAS (actos religiosos, conciertos, premios, etc.) y ha asistido una sola vez al Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas, haciéndolo sólo de forma protocolaria.

Cospedal, en su comparecencia en la Comisión de Defensa del 20 de diciembre de 2016, para informar sobre las líneas generales de la política de su departamento, sentenció que "el personal, sin duda, el elemento y el recurso más importante, con mucha diferencia sobre todos los demás, de nuestra organización". Poco consecuente ha sido su actuación con sus intenciones expresadas cuando asumió el cargo. Durante su primer año ha estado manifiestamente ausente de los ámbitos donde se dirimen problemas y soluciones de los militares.

El Consejo de Personal, del que es presidenta y donde se trata la problemática de personal, es el órgano creado para la participación de los militares —de todos los militares, no sólo de la cúpula militar— siendo el órgano de encuentro de estos trabajadores con la cúpula ministerial para tratar sus problemas, sus iniciativas, sus quejas y, en general, la normativa en materia de personal, retribuciones y derechos. Es por tanto un lugar que debería ser frecuentado por la ministra, no sólo por la importancia capital para el militar por los temas allí tratados, sino, por las propias intenciones expresadas por ella misma en sus primeras intervenciones en sede parlamentaria así como en la única vez que ha pisado el mencionado COPERFAS.

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En este año han continuado abandonando las Fuerzas Armadas, de forma obligada, militares con cuarenta y cinco años, con un grave incumplimiento por parte del Ministerio de Defensa de las medidas que se deberían haber adoptado para su reinserción al mundo laboral. También en este año se han seguido sumando los problemas por los procesos de promoción y ascenso, así como los de régimen de vida, movilidad geográfica y conciliación y, en el ámbito retributivo, cuando otros cuerpos como la Policía Nacional y la Guardia Civil reivindican mejoras salariales y consiguen una respuesta positiva por parte del Ministerio del Interior, la ministra de Defensa mira para otro lado, a pesar de estar peor retribuidos los militares que los miembros de dichos cuerpos y que el OVM así lo ha hecho ver.

Esta ministra sigue la senda de su predecesor, que menospreció al COPERFAS no acudiendo al mismo (sólo lo hizo en su puesta en marcha, de forma protocolaria) y dedicándose por entero a la política de la industria armamentística. La actividad de este primer año evidencia una gran falta de sensibilidad hacia los militares. Ha evitado entrar a fondo en la problemática de los militares y ha priorizado una cierta actividad de "relaciones públicas" dejando de lado un órgano imprescindible para entender y atender la problemática de personal como es el COPERFAS.

La política de personal en las Fuerzas Armadas que debe atender a ese "elemento y recurso más importante" merece no sólo una atención específica por quien ostente la cartera ministerial de Defensa, sino, además, una atención continuada. Esta ausencia, que se torna en menosprecio, no hace más que intensificar las reivindicaciones de los militares mediante nuevas herramientas que consigan una mejor atención, como pueden ser el uso del derecho de manifestación y algo que va más allá de la regulación actual, como es el derecho de sindicación, amparado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. La asociación profesional de militares AUME, mayoritaria en España, ya ha comenzado esta reivindicación en justa correspondencia con la inacción ministerial en materia de personal. La ministra tiene aún tiempo de rectificar, asumiendo ya los cambios que los propios militares, conquistando derechos, irán produciendo. ______________Jorge Bravo es secretario general de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME).

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