¡Insostenible!

'Make Spain green again'

Pancarta con el lema 'Make Spain green again'.

Fernando Prieto

El futuro será sostenible o no será. Por ello, es obligatorio e ineludible imaginar bosques frondosos, ríos limpios, paisajes feraces, biodiversidad, láminas de agua, gente sana y saludable, pleno empleo, tiempo libre para dedicar a nuestras aficiones, a leer, a practicar deporte... existe otro futuro... mucho más fácil de imaginar, y quizás más probable... pero ese no nos interesa. Así que vamos a intentar por todos los medios que tenemos que hacer para llegar a ese futuro sostenible que es el único posible en un escenario ya evidente de cambio climático en el país, con temperaturas crecientes y aumento de episodios meteorológicos extremos como sequias, inundaciones y olas de calor como acaba de anunciarse con los últimos datos de la Aemet, y se predecía ya en la primavera con los bajos niveles de los embalses o las tendencias previstas.

Desde hace 30 años solo se ha avanzado en la concienciación, pero muy poco, o nada, en el tratamiento del problema. Y los científicos nos recuerdan que todo se determinará en los años venideros. El cambio de rumbo no es sencillo, ya que nuestro mundo moderno ha ido muy lejos en el exceso y se antoja complicado ese cambio en tan poco tiempo como disponemos.

Por todo ello, urge realizar el rescate ecológico de España, restaurar los bosques, las aguas limpias, la buena calidad del aire y la biodiversidad: es decir, ecosistemas sanos y diversos, aspectos que implicarán solucionar la despoblación de gran parte del interior de España. Por otra parte, es imprescindible buscar una economía productiva basada en una profunda descarbonización, en energías renovables, en nuevas tecnologías, apoyadas en la innovación, buscando no gastar excesiva energía en proceso inútiles de digitalización. Es decir, un doble objetivo: conseguir un medio ambiente sano que implique restaurar la antigua abundancia del país y una economía competitiva, que haga que España encuentre su lugar en el mundo y que tenga en su centro a las personas.

Vayamos por partes. Los bosques españoles presentan elevados riesgos que hacen que estén en una situación complicada. Los incendios forestales, dependiendo de la meteorología, hacen que afecten entre 200 mil hectáreas o 30 mil, dependiendo de los años... ¡aunque se han llegado a quemar 450.000 hectáreas anuales varias veces!... y el total de la superficie recorrida por el fuego ha sido de más de 8 millones de hectáreas, de un total de unas 27. Se confunden deliberadamente cultivos forestales (eucaliptos, pino radiata y en buena parte pinos pinaster) con bosques y no tienen nada que ver ni en biodiversidad, ni en relación con el agua, ni con la protección del suelo. Y aquí lo que necesitamos son ecosistemas que mantengan la biodiversidad, favorezcan el ciclo hidrológico y protejan nuestros suelos. Grandes extensiones de pastizales deben seguir siéndolos, con una ganadería extensiva que mantenga los recursos, y que contribuya a fijar población en la España vaciada: lo cual es muy importante para la protección y conservación de esos bosques, y por ello del ciclo hidrológico, del que todos dependemos. El agua, recurso escaso, sigue sin depurarse en miles de municipios y además deberá ser utilizado con extremo cuidado como corresponde a un territorio con escasas precipitaciones, en una zona especialmente vulnerable al cambio climático.

La agricultura y todo el importante sector agroalimentario que representa alrededor del 11% del PIB debe alinearse con la sostenibilidad, con la alimentación sana y por supuesto con el cambio climático. Es decir, menor utilización de fitosanitarios y fertilizantes, de cualquier tipo de emisiones (disminuyendo la magnitud de la ganadería industrial,) y por supuesto siendo clave para contribuir fijar población en los pueblos. Esta alimentación, por supuesto, deberá incluir menos carne.

La energía es otro sector clave. Se deberá buscar el autoconsumo y a la vez pivotar sobre renovables y abandonar totalmente las energías fósiles como el carbón o el gas. Es inaudito que todos los tejados del país del sol todavía no sean solares, que sea más barato traer gas o energía de otra parte de mundo (tenemos una dependencia energética del 75%) para algo tan sencillo como por ejemplo calentar agua o una casa. Las recientes reformas son un buen paso, aunque insuficientes en esta dirección. También es increíble que todavía España tenga la energía más cara de Europa, teniendo una gran cantidad de recursos renovables como hidráulicas ya amortizadas, eólica o solar a la vez que estamos con olas de calor que causan muertos y con elevadas tasas de población con pobreza energética. Otros sectores clave, tales como el automóvil, deberán encarar la movilidad sostenible buscando la electrificación del sector y soluciones para moverse por las ciudades y las conurbaciones especialmente contaminadas.

La economía deberá enfrentar estas transformaciones: no en vano son el único camino sostenible y que a la vez reduce los costos y la hace más competitiva. Hay que recordar que en 2017 el déficit energético de España se incrementó en 4.100 millones de euros, un 25% más que en el año anterior. De esta forma, el déficit energético del país superó los 20.700 millones. Las salidas de la economía española para energía son un fuerte deterioro de la balanza comercial que conviene vigilar de cerca para evitar un desequilibrio estructural de la economía española.

 

Evolución Temperaturas medias en 52 ciudades en España 1978-2018

Encarar estos retos –con la industria 4.0, buscando una digitalización y mecanización, con adecuadas tecnologías, donde se gestione la demanda y no el aumento de la oferta, donde se transformen los procesos de fabricación, en todos los sectores– nos puede llevar un futuro donde sobre el empleo se pueda pensar en una renta básica universal, como ya la están adoptando otros países y donde haya más tiempo libre.

La financiación de todas estas iniciativas englobándolas en un Gran Plan Verde, Nuevo Pacto Social Verde o Nuevo Pacto Verde, como le llaman los americanos, es compleja. Se ha avanzado que puede suponer un 2,5% del PIB, pero si estos sectores (agricultura sostenible, movilidad eléctrica, tejados solares, economía circular, etc..) o esta restauración de los ecosistemas (cinturón verde mediterráneo, adaptación al cambio climático) son el futuro, sencillamente no queda otra opción.

Grandes retos, que ya están sucediendo, se adivinan para los próximos años: las migraciones masivas debidas al cambio climático, la contaminación por plásticos, la mala calidad del aire en las ciudades, las macrogranjas con impactos fuera de todo crédito, la pérdida de biodiversidad, con la extinción de especies, etc... Y la solución a estos retos tiene que ver con la gestión inteligente de la energía, la agroalimentación, la sanidad, el transporte... y hará falta una coordinación y una voluntad compartidas. Ya no se trata de un ministerio más o menos concienciado, sino que se trata de una voluntad coordinada de toda una sociedad.

No hay que negar que existen grandes incertidumbres todavía en cómo actuar para crear un nuevo modelo que cree riqueza sin agotar los recursos, para llegar a fin de mes pero a la vez sin llegar al final del planeta, para unir la capacidad de decisión individual y la voluntad personal con un futuro sostenible y compatible con el planeta, etcétera... y aquí la creatividad, la innovación, la tecnología y el esfuerzo de todos es imprescindible. Hay una gran diversidad de situaciones pero los dos ejes, la igualdad (de económica, de género, de oportunidades) y la sostenibilidad son esenciales para coordinar este compleja realidad. Aquí las nuevas generaciones van a ser determinantes en la determinación de tendencias y por supuesto en la lucha contra el cambio climático, exigiendo soluciones ya, sin más explicaciones. Y sin duda los gobernantes que sean capaces de capitalizar un escenario de futuro con esperanza, una mayor calidad de vida y posibilitar un futuro más sostenible tendrán muchas más opciones que el resto.

Convertir España en una región más sostenible a corto plazo es la mejor inversión colectiva, porque construir una región con mejor calidad de vida la hace más atractiva y completa, y ofrece una oportunidad para conseguir que el cuidado del territorio sea una actividad rentable que cree mucho empleo y abra nuevas áreas de actividad e innovación.

'Proyecto Resccue' o cómo crear ciudades capaces de sobreponerse al cambio climático

'Proyecto Resccue' o cómo crear ciudades capaces de sobreponerse al cambio climático

Pero el estado actual es ya de tal riesgo, que es urgente declarar la emergencia climática. Estamos sufriendo aumento de temperaturas, incrementos del nivel del mar, más tormentas e inundaciones, más sequías e incendios... Este país está en una zona muy vulnerable y el cambio climático es algo muy serio. Varios países y también algunas ciudades ya la han declarado. Aquí, acaban de formarse 8.133 nuevos Gobiernos en Ayuntamientos y en las próximas semanas se formaran diez nuevos Gobiernos en comunidades autónomas. Ellos podrían declarar la emergencia climática explicando a los ciudadanos lo que pasa pero, sobre todo, tomando acciones reales como crear anillos verdes alrededor de las ciudades, aumentar los parques y jardines, crear azoteas verdes, alejarse de las costas, depurar todas las aguas, poner tejados solares, conservar los bosques para que no ardan, etcétera. El nuevo programa de Gobierno que se aplique deberá marcar el espacio para un nuevo tiempo, ilusionante, realista, alcanzable.

Después de tantas promesas gratuitas, nos merecemos que los ganadores de las elecciones solucionen los grandes retos que tenemos planteados. Uno de ellos, ignorado en la campaña, el cambio climático, exige ya una buena agenda de descarbonización y adaptación para sectores y ciudades en un territorio tan vulnerable. Otros temas clave: la desigualdad enorme; las altas tasas de abandono escolar; los trabajadores pobres; o la energía más cara de Europa, siendo como somos el país del sol. Tampoco es normal que nuestros mayores tengan pensiones indecentes, o que siga la pérdida de biodiversidad, o que la España vaciada no tenga acceso a servicios básicos como sanidad o Internet. O que esté en peligro una sanidad pública que es ejemplo mundial. Con solo solucionar estos temas, seguro que tendremos un futuro mejor y más sostenible para todo el mundo los próximos años.

Quedan muy pocos años para poder frenar el cambio climático, mientras la desigualdad sigue siendo un tema que afecta ya a toda a la sociedad. Todos miramos expectantes a nuestros gobernantes y empresas. Estamos todos en el mismo barco. Da igual el color de los diferentes gobiernos en los diferentes niveles... merecemos que se solucionen estos problemas. La realidad es que nuestra casa está ardiendo y no hay ningún interés en apagar el fuego.

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