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Desde la tramoya

Por qué no había ninguna necesidad de amargarle a Carmena el roscón

Cometes tres errores ridículos e irrelevantes desde el punto de vista instrumental, pero jugosos desde el punto de vista comunicativo, y te conviertes en el hazmerreir del personal. Eso es lo que le está pasando a Manuela Carmena. Me explico:

Es seguro que la alcaldesa de Madrid no había supervisado cada una de las carrozas de cada una de las cabalgatas de los 17 distritos de Madrid. Que en la de Vallecas hubiera una carroza con un travesti y dos "reinas" más es irrelevante, a menos que alguien quiera darle relevancia. Las niñas y los niños que asisten al desfile no reparan en si el rey Baltasar está pintado con betún, si el traje que lleva Melchor es como el del mago Merlín o si Gaspar tiene barba hípster... Por dios bendito, basta revisar una fracción de los adefesios de cabalgatas y tronos que engendran las Navidades españolas para comprender que un crío se lo come todo con encantadora ingenuidad. Los niños vallecanos no se pondrán a llorar desconsolados porque una drag queen agite ahí arriba los brazos esta noche.

Por eso resulta estúpido, malintencionado, o ambas cosas, promover esa "carroza de la diversidad" en el cortejo de los Reyes Magos. Es estúpido porque, de no haberse organizado el escándalo, los niños no se habrían enterado de nada, y los mayores se limitarían a dudar si lo que ven es chico o chica y quizá a poner cara de sorpresa. Es estúpido por tanto tratar de adoctrinar sobre la tolerancia en una cabalgata de Reyes, momento que lo único que pretende es generar ilusión en los niños, pensando que los ultraconservadores no te van a reconvenir...

... O bien puede que sepas que te van a reconvenir y entonces eres muy malintencionado sacando a pasear a tu reina. Puede que esos concejales, sabiendo que los puristas y los que gustan de la bronca pondrán el grito en el cielo, hayan pensado en la drag como acicate. Francamente, si ese es el caso, hace falta ser más bien capullo para enrarecer el ambiente este viernes en esas calles de Vallecas, y para poner de paso en un aprieto a la pobre Manuela Carmena.

El perro ladra que ladra, la mujer ladrona es

No tengo el gusto de conocerla personalmente, pero sí tengo la seguridad, por casos previos, de que la alcaldesa no es amiga de estas controversias ridículas. Cuando en su primera cabalgata se criticaron los trajes postmodernos de los Reyes —en los que los niños no habrían reparado, por supuesto— ella pidió perdón y dijo que no volvería a ocurrir. Después de varias polémicas tontas de igual tenor, cesó a su concejala de Cultura, y cuando el Ayuntamiento se mete en líos de estos pequeños, solicita disculpas y punto.

A Carmena le está pasando que con la inoportuna innovación sobre los ropajes de los Reyes Magos madrileños o de su séquito vallecano, con no sé qué ocurrencia sobre la limpieza de las colillas en las calles, con la decisión de marcar el sentido único a los paseantes en la calle Preciados, o de someter cualquier decisión al voto de cuatro gatos, se está opacando el buen trabajo que el Ayuntamiento está haciendo en otras áreas, como en la lucha contra la contaminación o la devolución del centro a los ciudadanos de a pie. Se explica en la primera lección de comunicación: lo interesante predomina sobre lo importante.

Madrid, no cabe duda, es una ciudad más moderna y más abierta hoy que en la era de Ana Botella. Pero Carmena corre el peligro de pasar a la historia de la ciudad como la pintoresca alcaldesa de las tontunas, si sigue dejando que sus subordinados, por estupidez o con mala baba, le metan en los líos que ella no merece.

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