Qué ven mis ojos

Todo encaja, pero sólo para los dueños del rompecabezas

“Si te llaman paranoico, deja que les responda Fernando Pessoa: la única inocencia es no pensar”.

La democracia consiste en que cada uno recoja lo que siembran otros

En la era del neoliberalismo todo encaja, pero sólo para los dueños del rompecabezas, que de tanto mover los hilos con tan poca oposición por nuestra parte, han acabado tratándonos como a marionetas. Que aquí los que mandan sean tan pocos y los obedientes seamos casi todos, indica que en este terreno las matemáticas son lo contrario de la realidad; deja claro que esto no es una derrota, sino una rendición; nos explica que los derechos se pierden, pero sobre todo se abandonan; nos debería hacer ver que esto no es un retroceso, sino un hundimiento. Y a la hora de hundirse, nadie cae tan bajo como quien cava su propia tumba.

Por ejemplo, llegan los periódicos con la noticia de otra mordida, saqueo, rejonazo o como prefiera llamarse, de las compañías telefónicas a sus clientes, igual que cada febrero. La historia se repite, tal vez porque empezó con un engaño que no quisieron sancionar los tribunales: Movistar, por citar a la más poderosa de las tres grandes compañías de telecomunicaciones en España, se hizo con gran parte del mercado al ofrecer una tarifa “para toda la vida” que duró un abrir y cerrar de ojos, y se ha ido incrementando, de manera obviamente unilateral, una y otra vez. El ardid en el que se basa el timo, consiste en aumentar la factura y justificarlo por un aumento paralelo del servicio: más megas, mejor conexión, más datos, más velocidad… El hecho de que los clientes ni reclamen, ni quieran, ni necesiten esas mejoras, no parece tener ningún peso legal, porque la estratagema les ha funcionado: los jueces no creen que una publicidad sea un contrato, que un anuncio obligue a cumplirlo a quien lo pone; o al menos, no si varía el servicio para mejorarlo; así les dieron la razón y, con ella, carta blanca para repetir hasta el infinito el sablazo. Algunos de los productos de la firma han subido veinte euros en los últimos cuatro años. Pero en ese tiempo sólo ha perdido diez mil usuarios. Sus dos máximos rivales, Vodafone y Orange, han hecho otro tanto y las ganancias conjuntas de los tres aumentaron seiscientos millones. Juegan contra nadie, marcan a puerta vacía. En cuanto al árbitro, la CNMC, “sigue la evolución de las tarifas” y “están analizando si los usuarios exigen realmente estas mejoras” con que se justifican.

Seguimos leyendo y en la página siguiente encontramos la información de que en Madrid va a construirse una quinta torre en la Castellana, en “el agujero”, así lo llama la gente, que quedó libre en la antigua ciudad deportiva del Real Madrid y donde se quiso construir un segundo sol, por si el del cielo no era suficiente, en tiempos de Alberto Ruiz Gallardón, hoy bastante apartado de la vida política, quien sabe si porque el éxito necesita un público y la derrota un teatro vacío, o debido a que nada nos hace tan infelices como recordar lo que pudimos ser, y él creía que iba para presidente del Gobierno. Las obras para realizar ese astro eléctrico de vidrio, cemento y luz, que albergaría un centro internacional de convenciones, iban a tener un coste aproximado de trescientos millones; pero cuando ya se habían gastado ochenta y tres, el proyecto se quedó en nada, y los trabajos fueron interrumpidos en 2010. Ahora, las hormigoneras vuelven a girar, y lo hacen en la dirección de siempre, porque una vez más la promotora es una filial del grupo Villar Mir, la inmobiliaria Espacio, en colaboración con la firma filipina Megaworld. Sí, eso es, el mismo constructor de siempre, el que está imputado junto con su yerno, Javier López Madrid, en la trama Púnica, por ser parte, según el auto de la magistratura, de una trama criminal dedicada a repartir comisiones ilegales a cambio de contratos públicos. Su nombre, claro, es uno de los que aparecen entre los “donantes” del PP en los papeles de Bárcenas. Su empresa, OHL, fue la más beneficiada de todas las que entraron en aquella rueda de corrupción entre los años 2002 y 2009: según cifras de la UDEF, obtuvieron 619 licencias por valor de 7.758,21 millones de euros; de ellas, doscientas quince fueron otorgadas por administraciones del partido de la calle Génova y le reportaron unas ganancias de 4.652,66 millones. Con eso, si la cosa se pone complicada, uno puede estar tranquilo, no habrá fianza que se le resista. Y si no, siempre estarán los amigos, para ofrecer su hombro y su consuelo. El marido de su hija fue recientemente uno de los compañeros de viaje del rey Felipe VI a Davos, durante la reunión del Foro Económico Mundial, y además es el famoso “compiyogui” de la reina Letizia, a quien ésta brindó su apoyo incondicional cuando las sospechas empezaron a caer sobre él. ¿Se dan cuenta? Ya lo decíamos al principio: todo encaja, pero sólo para los dueños del rompecabezas. Los demás, mientras tanto, nos entretenemos intentando armarlo. Y a veces, hasta creemos ser nosotros quienes le mueven las manos al tititirero.

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