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Las exorcistas hicieron huelga el 8M

En la colección de datos que se han publicado sobre el seguimiento de la huelga y las movilizaciones del 8M, he echado de menos uno, voy a aportarlo yo: las exorcistas secundaron masivamente la huelga de 24 horas. Si no, no se explica que el demonio feminista campara a sus anchas por las calles de España. El obispo Munilla tiene que estar endiablado... Muy fan.

Me habría gustado que monseñor y algunos otros y otras que desprecian y atacan al feminismo, los que se empeñan en despojarlo de su significado real –por ignorancia o por vileza–, los que no tienen ningún respeto por los miles de mujeres y hombres que defienden activamente la igualdad, hubieran estado allí donde yo estuve, caminando junto a miles de mujeres de todas las edades. Mujeres valientes, orgullosas, hartas, emocionadas, ilusionadas y decididas a alcanzar una meta común: un futuro justo e igualitario. Muy loquer del coñer todas.

Recordemos que Munilla, en su último e hilarante sketch, había asegurado: “el feminismo se ha hecho el harakiri” y, claro, como el demonio tiene una fuerza sobrenatural, salimos a la calle con el harakiri recién hecho y nos pusimos a caminar durante horasharakiri. Y aún nos sobraba energía para charlar, para abrazarnos al reencontrarnos con amigas y compañeras de la vida y de la profesión, para cantar, para hacer fotos que grabaran para la posteridad ese momento emocionante que estábamos compartiendo, para mover las manos hacia el cielo, para silbar y para echarnos unas risas. Una jornada más de multitarea, nada nuevo para la mayoría de las mujeres...

El pasado día 7, en la víspera del Día de la Mujer, la embajada británica en España celebró el centenario del voto femenino en el Reino Unido. Cien años, ¿no hace tanto, verdad? Pues en España hace menos tiempo aún, en las generales del 1933 las mujeres pudieron, por primera vez, introducir su opinión en una urna, hasta ese momento se veían obligadas a introducirse sus opiniones en... bueno, ya saben dónde.

En España, la alegría del sufragio universal duró poco, cuando llegó Paco con la rebaja, decidió que aquí no votaban ni el tato ni la tata. Hay que reconocer que en ese asunto el generalisísimo fue paritario a topegeneralisísimo.

Supongo que inspirada por la noticia del evento conmemorativo que se celebró en Madrid, he ido encadenando pensamientos hasta llegar a uno de mis términos favoritos del idioma inglés, que se usa para definir manifestación: demonstration. Siempre me ha gustado ese término porque, a pesar de la sinonimia, “demostrar” llega un poco más lejos que “manifestar”. La demostración contiene una dosis de empirismo que dota al concepto de una fuerza mayor.

Y eso es lo que tuvo lugar el pasado 8-M en las calles de España, una demostración múltiple:

– La demostración del hartazgo y el inconformismo con una realidad injusta desde su origen que se prolonga demasiado.

– La demostración de que hay ganas y voluntad de unir voces y energía para enfilar un camino decidido hacia la igualdad real.

– La demostración de que, cuanto más se emperren algunos en ningunear o ridiculizar a miles de mujeres, cuanto más se empecinen algunos en aleccionarnos sobre cuándo, cómo y de qué manera tenemos que luchar por nuestros derechos, más fuerza tendrá la ola.

Qué habría sido del voto femenino si las sufragistas no hubieran avanzado a pesar del empeño obstinado en frenarlas. Cuánto les debemos a Pankhurts, a Clara Campoamor y al resto de las loquer del coñer de la época...

El pasado fin de semana, en la ceremonia de los Oscars, el discurso de Frances McDormand fue una metáfora maravillosa e inspiradora de lo ya que no debe parar. McDormand puso a las mujeres en pie y así hemos de continuar, en pie, con decisión, con valentía y con ilusión. Sigamos caminando, aunque algunos se empeñen en tildar lo histórico de histérico... ¿quién dijo que cambiar el mundo fuera fácil?

En el apartado de agradecimientos: gracias, desde lo más profundo del interior endemoniado, a los que trataron, tratan y tratarán de reducir al absurdo una reivindicación tan seria y tan profunda, cuánto más se burlan del feminismo, más músculo y autoestima gana.

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Mi columna de la semana pasada se titulaba: “Calladitas estáis más guapas. Pues va a ser que no”. Y fue que no, cuánta belleza en unas calles repletas de mujeres dirigiéndose juntas hacia el futuro... Que nos quiten lo bailao pero que no nos quiten lo caminao. Gracias a todas, fue un orgullo caminar junto a vosotras.

 

Pancarta de la manifestación en Madrid el 8M [Foto: Raquel Martos].

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