Desde la tramoya

Dimisión ya

Que Cristina Cifuentes está amortizada es ya una verdad inapelable. No hizo el máster como debía. Punto. No hay excusa posible ya, ni posible vuelta atrás. No fue a clase, no hizo los exámenes, no hizo su trabajo final, inventó documentos, utilizó su posición para beneficiarse de favores personales de profesores y funcionarios que dependían en última instancia de ella. Las evasivas explicaciones del miércoles y las revelaciones de ayer no hicieron sino confirmar todas las sospechas.

Los dos escenarios que se abren ahora son para ella a cual peor. De aprobarse la iniciativa de Ciudadanos de una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid, el suplicio continuaría por meses, solapándose con las gestiones que está supuestamente haciendo la propia Universidad Rey Juan Carlos, con las pesquisas periodísticas y con las eventuales novedades judiciales.

Ciudadanos con toda seguridad aprovecharía la comisión para desmarcarse del Gobierno del PP, mostrando su perfil de partido aún inmaculado, en preparación de las elecciones de 2019, que podría ganar. Esa comisión, sin embargo, hoy por hoy no parece viable, porque Ciudadanos necesita el apoyo, que no tiene, del PSOE y de Podemos.

Los socialistas, con el apoyo de Podemos, prefieren una moción de censura, que ya han registrado, y que tampoco prosperará sin los votos de Ciudadanos. Cifuentes ya sobrevivió a una moción promovida por Podemos hace algo menos de un año, pero en aquel caso Podemos estuvo solo y Cifuentes salió viva porque se hablaba de asuntos – el caso Lezo – que no le afectaban personalmente. Ahora es ella la acusada, las pruebas son inapelables y tiene enfrente a toda la oposición. Ciudadanos podría tragar saliva y mantenerla en la Presidencia con su voto en contra, pero con ello acentuaría el peso de su sambenito: que no es sino la muleta de un PP podrido por la corrupción y las mentiras. Aunque salvara a Cifuentes en la Presidencia, el camino del PP hacia las elecciones autonómicas sería un calvario, porque el descrédito en el que ha caído es ya irreversible.

La opción más inteligente para Cifuentes, y para el PP, sería mirar a Murcia. Allí Ciudadanos concedió votar contra la censura del presidente popular, si dimitía Pedro Antonio Sánchez –imputado por corrupción– y se proponía a otro candidato. Así sucedió. Es posible que Ciudadanos y el PP estén dispuestos a negociar una salida similar para Cifuentes en Madrid, dándose ambos una tregua hasta las elecciones.

En cualquier caso, el asunto es tan grave, que Cristina Cifuentes ya solo puede dar un paso atrás, a menos que quiera arrastrar a sus compañeros de partido por el fango.

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