Desde la tramoya

El chalé

Lo que me sorprende de Pablo Iglesias y de Irene Montero y lo que me suscita desconfianza no es el mero hecho de que se compren un chalé en Galapagar por 600.000 euros. Para una pareja privilegiada de profesionales de la política en su edad, no es una inversión desmedida. Para la inmensa mayoría de los españoles, sí, pero para ellos no. Al aceptar sus salarios como diputados (parcialmente donados a su partido) y la compatibilidad de éstos con las actividades privadas –programas de televisión y derechos de autor– entran en la élite social del 1 por ciento más rico de España. Legalmente, limpiamente, incluso merecidamente.

Lo que me sorprende es que un especialista en la simbología del poder como Pablo Iglesias, y su pareja y número dos de Podemos, hayan tomado la decisión de dar la nota en uno de los momentos cruciales de la política española.

Yo vi cómo Carme Chacón decidió renunciar a irse de vacaciones a la casa que su esposo había comprado en la República Dominicana, y que los medios de derechas habían enmarcado como “la mansión de Chacón en el Caribe”. Un adosado en la playa dominicana de 200.000 dólares se convierte con facilidad en una mansión caribeña. Ellos decidieron venderla para que no hubiera duda alguna, cuando ella pensaba presentar su candidatura a las primarias del PSOE.

Yo he visto cómo una señora mayor emperifollada y enfundada en un abrigo de piel se encaraba con Cándido Méndez, que a las 10.30 de la mañana salía del Círculo de Bellas Artes en Madrid: “¿Qué... a desayunar, ehhh?!!”, le dijo. Parece que un líder sindical no debe estar a esa hora en una cafetería de la calle Alcalá, sino picando piedra o encabezando una manifestación. He visto cómo Méndez tenía que dejar en un cajón un Rolex (o algo parecido a un Rolex), con algún significado histórico, que le había regalado no sé qué partido comunista.

He visto el otro día a un político socialista que iba en turista aunque sus millas de la tarjeta de Iberia le habrían permitido ir gratuitamente en business. He visto a otros evitar reuniones en los hoteles lujosos del centro de Madrid, o negarse a conducir un coche caro, aunque fuera ajeno o pagado de su bolsillo.

Me sorprende que Pablo e Irene tomen esa decisión, porque saben lo que hacen y lo que significan con ello. El poder se ejerce también –yo me atrevo a decir que sobre todo– a través de los símbolos. Comprarse una casa en Galapagar con jardín, piscina y habitación de invitados es situarse en el campo simbólico de la elite. Es abandonar el barrio popular de siempre, Vallecas o Rivas, para convertirse en casta –castita al menos– ya sin matices ni complejos.

Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero han tirado del argumentario arcaico para justificar, más el segundo que el primero, la decisión de sus camaradas: cada cual puede hacer con su dinero lo que quiera, lo importante no es el dinero de uno o una sino el dinero público, y ser de izquierdas no significa vivir debajo de un puente... Esos argumentos son en efecto los habituales en estos casos.

Iglesias y Montero actualizan sus declaraciones de bienes del Congreso incluyendo la compra de su chalé: consúltalas aquí

Iglesias y Montero actualizan sus declaraciones de bienes del Congreso incluyendo la compra de su chalé: consúltalas aquí

Pero ser honrado significa predicar con tu propio ejemplo y ser coherente con tu prédica. Y si has dedicado media vida a simplificar la política como una lucha entre el pueblo virtuoso y la élite privilegiada, si has criticado a de Guindos por gastarse el mismísimo dinero que tú en un piso, si has paseado ostentosamente tu extracción obrera y descorbatada, y has hecho de ella tu propia razón de ser, entonces permitir que la gente te imagine en bermudas al borde de tu piscina privada tomando una cervecita, es un error de neófito, que lo dudo, o una constatación de que, al final, no eres trigo limpio.

Lo del chalé es una muestra evidente de lo fácil que es liderar al proletariado de boquilla y lo fea que es la incoherencia entre lo que dices y lo que haces. Es un hito más, unido al asistente sin seguridad social, al pisito de protección oficial comprado y vendido con jugosa plusvalía en el municipio en el que gobernaba papá, a la beca generosa del departamento universitario amigo... Un hito más en el descubrimiento de quiénes son realmente los líderes de Podemos, los mismos que se anunciaban como el Mesías de la nueva política: políticos al uso, más bien normalitos, con las mismas prosaicas debilidades que los demás. Pero mucho más farisaicos y engañosos porque gritan como profetas, condenan a los demás como sumos sacerdotes y proclaman ser los guardianes de la ética pública.

Por lo demás, que disfruten cuanto antes del sol que acaba de llegar, y de su prometedor “proyecto familiar”. Bienvenidos a la casta, pareja.

Más sobre este tema
stats