¡A la escucha!

Informe Implantes

No llevo prótesis pero estuve muy cerca. Hace justo 10 años tuve que tomar una de las decisiones más complicadas para mí. Estaba muerta de miedo, había que operarme, había que quitarme los dos discos de las cervicales que me estaban machacando desde hacía un tiempo y que en el último mes me habían dejado prácticamente en cama. Y había que hacerlo cuanto antes porque las últimas pruebas decían que empezaba a tener pérdida neuronal en la mano izquierda y ése era el punto de no retorno para tomar la cirugía como la única solución posible. Pero una vez decidido que me iba a operar, cada médico me ofrecía una solución: una fijación, extraer un trozo de mi cadera para sustituirlo por el disco o unas prótesis voladas, una nueva técnica que llevaba unos 10 años realizándose y que era una cirugía menos agresiva y que me daría más movilidad. Cuando no sabes de nada y de lo que te están hablando es de tu salud y de cómo será tu movilidad y tu calidad de vida, yo no sé ustedes, pero yo quiero saberlo todo. Así que antes de decidirme me dediqué a preguntar, a pedir segundas, terceras opiniones y cuartas y quintas. Hubo muchísima gente que me ayudó a resolver mis dudas, que me abrió sus puertas para atenderme, que me explicó con infinita paciencia los pros y los contras de una y otra cirugía. Conocí a mucha gente durante todo aquel proceso y llegué hasta mi cirujano recomendada por el laboratorio que me iba a fabricar mis prótesis. Él estudió mi caso, revisó todas las pruebas que me habían hecho, las electromiografías que me habían realizado, las resonancias. Lo miró todo con infinita paciencia y, a pesar de que era el laboratorio el que me había llevado hasta él, me comunicó que no me iba a poner esas prótesis. Funcionaban bien, eran lo último en cirugía cervical, pero no creía que por mi edad y mi situación fuera la mejor solución. No había evidencia clínica de cómo se comportaban esas prótesis pasados unos años y él quería que la cirugía que me hiciera entonces fuera la última, al menos en el cuello. En aquel momento me quedé desconcertada. Para mí fue como volver casi al punto de partida, tenía que decidir qué iba a hacer y si me iba a operar con él.

Estos días me he acordado mucho de aquellas semanas. La operación fue un éxito, pude hacer vida normal prácticamente desde el primer mes. No he tenido más problemas, al menos en esa parte de mi espalda y, desde luego, la decisión del médico fue valiente. Y por encima de todo profesional. En mi caso no había ningún problema con esas prótesis, siguen colocándose de hecho, funcionan bien, no han dado problemas. Pero viendo todo lo que está saliendo estos días con ese escándalo mundial del coladero que han supuesto todo este tipo de dispositivos médicos, hay que dar gracias, una vez más, por tener los profesionales que tenemos.

El problema del sello de calidad de las prótesis no es tanto por los problemas que están dando aquí, que los están dando, sino por lo que supone para miles de enfermos de fuera de Europa que confían en que un sello CE, un sello de la Unión Europea, es una garantía de calidad. Y ya hemos visto que no. Que hay organismos que validan nuevos dispositivos con informes técnicos falseados, en los que se especifica que esa prótesis puede provocar graves problemas a un alto porcentaje de pacientes, pero que nadie se molesta en leer. Todo este escándalo surgió tras la investigación de una periodista holandesa. Hizo pasar una malla de mandarina como una nueva malla vaginal. Simplemente la pintó de blanco, redactó un informe técnico lleno de terminología médica y, voilà, sello CE para esa malla… de mandarina.

Podríamos reírnos a carcajadas de la ineptitud de quienes están al frente de esos organismos, de quienes no supieron o quisieron hacer bien su trabajo. Pero estos días estamos viendo que este coladero ha costado vidas: que ha habido pacientes que han muerto porque nadie alertó o avisó a través de los canales correctos que ese anticonceptivo o esa prótesis de cadera estaba fallando. Si ese registro se hubiera recibido y rebotado a todos los centros médicos, muchos profesionales habrían descartado ese dispositivo habiendo tantísimos en el mercado para sustituirlos. Y le habrían ahorrado sufrimiento, dolor y mucha indignación a toda esa gente que ahora asiste pasmada a las informaciones sobre este Informe Implantes. Lo peor es que me temo que esto no ha terminado.

Más sobre este tema
stats